Editorial
Amigos Cool-tos
¿Cuánto se puede aprender en un año? ¿Cuántos problemas se pueden enfrentar en su paso por lo desconocido? ¿Cuántas caídas y miedos se pueden superar en ese tiempo? ¿Cómo saber si es momento de parar o seguir en el camino? Los números, las estadísticas ahí están en las redes sociales, en las visitas a la página web, en los videos en las distintas plataformas, en las publicaciones de los colaboradores externos. Katabasis tiene un año de descender al mundo de la cultura literaria y compartir los descubrimientos con los lectores y seguidores.
Sin embargo, a pesar de que en ocasiones los integrantes de la revista estamos a punto de caer hay algo que nos impulsa a seguir: los comentarios y cada uno de los mensajes de nuestros lectores y seguidores, así como de los mismos integrantes del equipo. Por eso, en esta ocasión dejaré el espacio para algunos fragmentos de un texto de Eréndira Cuevas, directora de Investigación Cultural, donde narra cómo este proyecto le ha dado la energía que mencioné en la Editorial del Número 1, hace un año. La energía que nos hace seguir en Katabasis:
De desencuentros y rencuentros profesionales
Por Eréndira Cuevas
Los proyectos que uno suele trazar para su propia vida pocas veces salen bien y todavía menos frecuente es que en la infancia uno sepa claramente qué quiere hacer con todos los años que vienen por delante, aunque parezcan lejanos e infinitos. Pero, ocasionalmente ambas posibilidades se juntan y nos hacen creer que somos dueños de nuestra existencia y que no hay nada en el mundo que pueda contravenir nuestros perfectos planes.
Y así pueden pasar muchos años mientras creemos que hemos descubierto el secreto para salirnos con la nuestra en este juego. Hasta que de pronto la vida se fastidia de darnos ventajas y nos recuerda quiénes somos realmente, haciéndonos perder cada una de las apuestas que hemos hecho.
Cuando era niña enmudecía cada que me preguntaban qué quería ser de grande, a diferencia de muchos niños que sueñan con toda clase de profesiones durante la infancia. Y es que me parecía demasiado extraño que desde entonces tuviera que saberlo, así que me limitaba a copiar al resto de los niños o a decir simplemente que no tenía idea.
Así sucedió hasta los 12 años, cuando francamente empezaba a preocuparme no tener vocación para nada. Un día, mientras veía las noticias con mi abuelo supe que yo quería hacer eso toda la vida: ser periodista. Parecía el empleo perfecto: estar presente y enterarse de todo antes que los demás, contarle cosas importantes a la gente, poder hablar como veía que esa gente lo hacía y muchísimas cosas más que a partir de entonces imaginé que sería el periodismo.
A lo único que quiero llegar con todo esto es a tratar de explicar lo importante que llegó a ser para mí mi carrera y la posibilidad que tuve de ejercerla durante diez años en los que aprendí y me divertí demasiado.
Un día dejé de trabajar en medios y encontrar un lugar en ellos de nueva cuenta empezó a parecer imposible. Para entonces ya estaba dedicándome a algo más, pero lo cierto es que estaba profundamente deprimida porque no concebía otra manera de pasar mis días pues había sido lo suficientemente necia como para dejar de lado todos los demás aspectos de mi vida, con tal de conseguir mi propósito de vivir por, para y del periodismo. Así que sentía que había perdido el rumbo y sentido de mi existencia.
Katabasis llegó cuando pensaba que mi vida había estaba en un punto muerto y en el plano profesional, me sentía completamente derrotada. Gracias a este proyecto he conocido personas maravillosas a quienes hoy tengo el privilegio de contar entre mis amigos, pero también me recordó de qué soy capaz y me regresó la confianza en mis capacidades y experiencia profesional. Ojalá que sigamos conmemorando todavía muchos aniversarios juntos.1
Así como Eréndira en este texto, hay otros colaboradores que me han expresado su agradecimiento por iniciar el proyecto. Pero no solo hay mensajes internos, también nuestros seguidores nos han dicho que les gusta la revista, los artículos, los memes, las distintas publicaciones en las redes sociales. Pues bien, esto nos da más fuerza que las estadísticas de Facebook y Google. Poco a poco, en cada descenso, estamos construyendo una comunidad que siente la misma pasión por la literatura que nosotros, los Katabásicos. Ahora, la mejor forma de nombrar al cuarto equipo, a nuestros seguidores, es el de nuestros amigos Cool-tos. A todos ustedes, los invito a seguir descendiendo al mundo de la cultura literaria. Pasen, esta es su casa, ¡bienvenidos al Número 7 en nuestro primer aniversario!
1 El texto completo lo encontrarán el siguiente mes en Ícaro 7.
Índice
Dédalo
- La capacidad narrativa de la música popular | Eréndira Cuevas
- Mariana Enríquez y el fantasma del Boom | Santiago Clemente
- Gracias a vos, Eduardo | Paulo Augusto Cañón Clavijo
- Eterno resplandor: una intertextualidad | María Alejandra Luna
- Miguel de Unamuno y la aproximación al humor | Alejandro Zaga
- Gótico, estrafalario y melancólico carácter: Edgar Allan Poe | René Medina
- Bolaño, el prestigio del tedio | Santiago Clemente
- Julio es la poesía que se levanta del libro y se hace humana | María Alejandra Luna
- Huxley y yo | Daniela Morales Soler
- Donde los secretos y la espera se juntan | Ilse R. Castillo Dávalos
- Las Batallas | Marthadeth
Ícaro
- Break | Angélica Villalba Cárdenas
- Maldita | María Alejandra Luna
- Tres gallos | Alejandro Zaga
- Curriculum vitae | Ixkozauki Hermosillo
- Corazón crudo | Karla Hernández
- Aspirantes a lectores | Alejandro Zaga
- De desecuentros y rencuentros profesionales | Eréndira Cuevas
- Hora equivocada | Angel Acecam Cloneoser
- A vuelta de rueda | Alejandro Zaga
- Los nudistas (II) – Departamento 7 o la pintura | María Alejandra Luna
- El umbral | Mariano Diani
- Beta | J. R. Espinoza
- Arquera | Krizia Tovar Hernández
- Mis queridos padres | Ronnie Camacho
- Cirugía plástica (primera parte) | Catalina Fernández – Segunda parte aquí