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Ilustración: Caro Poe

Ilse R. Castillo Dávalos

Una mujer en tacones puede correr y coincidir con un hombre que guarda sin dar explicaciones latas de piña a punto de caducar. Y esto también puede coincidir con una carta sin abrir y con una chica cuidando un acuario que no es suyo.

¿Cuál es el punto que unirá estos cuatro elementos? La intersección entre el secreto y la espera.

Won Kar Wai es el director de la película Chungking express (1995). En ella vemos dos tramas (un total de cuatro elementos) que se cruzan. Así será como la historia de un joven policía y una narcotraficante se cruzará con la de otro policía con el corazón roto y una peculiar empleada en un local de comida rápida. Podrá parecer descabellado e incongruente, pero hay cosas que simplemente encuentran un punto común. La cercanía de los hechos (temporal y geográfica) así lo dispuso, y no hay nada que hacer al respecto.

Sin embargo, tampoco se dirá que esta convergencia es mero incidente a merced del escritor del guion. Ambas historias, sin punto de conexión aparente, se verán unidas por dos características de los personajes y sus circunstancias.
La primera será el secreto. Todos los personajes guardan un secreto, y son movidos por él. Tal vez el caso más evidente es el de la mujer que puede correr en tacones. Su personalidad misma está basada en el secreto. Sus lentes oscuros, gabardina y cabello teñido de un rubio artificial ocultan todo su ser, en realidad. Su ocupación de narcotraficante se lo exige. Es un secreto andante.

Por otra parte, el joven policía recoge latas de piña que están por caducar, sin explicar ni contar a nadie (excepto al espectador) el por qué lo hace. La cosecha de latas a punto de vencer es en realidad un simbolismo del verdadero secreto (un secreto oculto, un doble secreto): la espera de alguien que no va a volver. Su novia aparentemente lo ha dejado: la única esperanza de que ella vuelva es que lo llame el día en que las latas de piña caduquen. El día que esas piñas caduquen, pasará lo mismo con su relación.

Así pues, mantendrá oculta su verdadera motivación, y es precisamente este secreto lo que lo llevará a reunirse con la narcotraficante de manera involuntaria (que tal vez no incidental).

Ambos personajes se encontrarán para después separarse, no sin antes haber dejado algo de sí en el otro. Lo curioso de este arco argumental no se trata tanto de cómo se separaron o de cómo fue que las cosas ocurrieron entre ellos, sino de cómo se encontraron y cuál fue el resultado de este encuentro.
Las dos historias están unidas argumentalmente por el detalle de un avión. El avión servirá como vehículo de transición entre una historia y otra, pero también para simbolizar la huida del secreto de dos de nuestros personajes (ambas mujeres, por cierto).

En el otro arco argumental tenemos a otro policía con un secreto muy doloroso: su novia, una aeromoza, lo ha dejado sin grandes explicaciones, dándole un boleto «de vuelta». Con cierto celo, guarda este pequeño secreto. Lo que no toma en cuenta es que nuestro cuarto personaje sería lo suficientemente curiosa (y él demasiado descuidado) para dejarlo al descubierto.

Nuestro cuarto personaje se mueve muy bien en el secreto. Una chica que atiende el local de comida frecuentado por este policía, quien tiene la errática costumbre de tocar «California Dreamin» demasiado alto, terminará interceptando una nota de la aeromoza, así como las llaves que ella le entrega al policía y, por curiosidad o por sentimiento reprimido, atreviéndose a más, allanará el cuartito que el policía solía compartir con su novia ahora ausente.
Esta chica ocultará con símbolos algo más evidentes su secreto: su amor por el policía. Ella, como un pequeño duende de la limpieza, se encargará de arreglar camisas, limpiar pisos, ordenar alacenas y mantener peces que no son suyos. Y todo esto por simple amor.

Hasta que ambos descubran sus respectivos secretos, la historia seguirá este transcurso, en el que ambos, por intentar protegerse y guardar un secreto, no podrán en realidad darse cuenta de lo que uno y otro quieren en verdad. Tanto en literatura como en cine, un personaje sin propósito en realidad no existe. Por lo que ambos, al darse cuenta del verdadero propósito del otro, podrán ver que el otro existe (y a su vez, que uno existe para el otro).

Serán, entonces, los secretos y la espera uno de los elementos que conjuntará a los cuatro personajes de esta historia.

La mujer que puede correr con tacones vivía en la espera (y la mejor parte es que ella no se daba cuenta) de una oportunidad para aspirar a una vida diferente. Hasta el final de su aventura con el policía que coleccionaba latas a punto de caducar, se da cuenta de qué cosa era lo que estaba esperando. Y finalmente logra visualizar qué estaba esperando (o no-esperando) para poder soltar su secreto y huir.

El hombre de las latas caducas vive preso por la espera. Es el personaje con una espera más marcada. Su vida se reduce a esperar algo que no vendrá, pero tiene la esperanza de equivocarse y que sí lo haga. No importa tanto si la respuesta es sí o no, lo que importa es que esas respuestas no existen cuando uno está esperando.

El segundo policía se verá atormentado por una espera que él sabe que es vana, pero aún así decide sufrirla. A diferencia del primero, no tiene ya ni una pizca de esperanza, lo que lo hace hundirse aún más en la incertidumbre (es por eso que no puede darse cuenta de la intrusión en su casa).

Y nuestro cuarto personaje también vive la no-esperando con cara de espera. Su verdadero propósito, sin estar peleado con el propósito secundario relacionado con el sentimiento de amor hacia el policía, era el de la libertad en California.

Se podrá observar que la espera está más presente en los personajes masculinos de la historia, mientras que el secreto estará en los femeninos. Así pues, la historia se entrelaza como un maridaje entre estos elementos masculinos y femeninos, cada uno complementándose a su vez.

Los personajes masculinos se verán presos por la espera en secreto, y los femeninos por el secreto de la no-espera. Y para librarse de ella, necesitaban cruzar sus caminos.

Referencias:

Yi-Kan, Ch. (productor) y Kar Wai, W. (director) (1994) Chungking express. Jet Tone Production, Hong Kong.

Autora

Ilse R. Castillo Dávalos

Ilse R. Castillo Dávalos

Ilustradora

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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