Las posibilidades son infinitas, los nombres provenientes de todas partes del mundo engrosan los foros de internet, los portales de prensa especializada y, sobre todo, nuestras listas de libros pendientes por leer. En cada uno de estos sitios pueden encontrarse autores con méritos absolutos para alcanzar el Premio Nobel de Literatura; un centenar de voces de los más diversos tonos dejan pocas dudas de su calidad y siembran cuestionamientos sobre el veredicto anual del premio.
No es de extrañar que, luego de cada anuncio, nos quede la desazón por no ver a nuestro autor favorito pues —en nuestra opinión— parecía tenerlo todo para ganar. Jamás será posible que la persona premiada sea del agrado de la mayoría, pero ahí radica la magia de esta contienda, en los gustos. A pesar de las controversias y los debates, el premio nos da la oportunidad de adentrarnos a un nuevo mundo hasta ese momento desconocido.
Nuestro objetivo con esta sección, De camino al Nobel, es tratar de anotar más nombres en la lista de lecturas pendientes de quienes hacemos la revista y, sobre todo, de quienes nos leen. Cada escritor o escritora a quien le dedicamos un artículo lo tiene porque queremos exponer todas las razones que nos condujeron a admirarlos, el Nobel es solo una excusa para seguir hablando de literatura, porque, quizá, así conseguiremos que alguien más pueda descubrir sus obras y disfrutarlas tanto como nosotros lo hemos hecho.
Casi podemos asegurar que adivinar al ganador es imposible, sin embargo, tenemos la inmensa certeza de divertirnos en este camino comentando tantas obras y nombres como nos sea posible.
Que esta sección sea una puerta abierta a un esfuerzo por representar la literatura de todos los rincones del mundo y de todas las lenguas, pero, sobre todo, una puerta abierta al descubrimiento. Ojalá puedan descubrir algo en estos textos, así como nosotros lo descubrimos al escribirlos.
