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Ilustrado por: Paulo Cañón

Ixkozauki Hermosillo y Paulo A. Cañón Clavijo

Un suceso

Es cosa de un par de minutos, pero da la impresión de que fuese una eternidad. De nuevo, luego de un año de espera, las puertas de la Academia Sueca se abren, un hombre lánguido sale por ellas con una carpeta negra y anuncia que han llegado a un acuerdo: ya eligieron al ganador del Premio Nobel de Literatura de 2023. Luego del discurso en sueco —que casi nadie entiende— hay que esperar al que se hace en inglés, donde se confirma el hecho. El ganador es Jon Fosse, un escritor noruego.

Ahorrémonos lo que ya nos han dicho todos los medios: es reconocido por su faceta como dramaturgo, aunque hace más de diez años no escribe teatro, y actualmente tiene un gran trabajo como novelista; escribe en nynorsk (una de las dos formas que componen el idioma noruego); tuvo un pasado alcohólico, pero ahora es un católico converso; y es tan bueno en lo que hace que el rey de Noruega le concedió una residencia de honor en su palacio de Oslo.

Pero, ¿qué más hay detrás de todo esto? Pues bien, puede decirse que este premio era esperado. A pesar de que la mayoría del mundo lector desconocía la obra de Fosse, él ya llevaba más de diez años en las listas de apuestas por el premio. Su nombre resonaba una y otra vez en la especulación, al punto de que, en una de sus primeras entrevistas como ganador, admitió que cada año se sentía nervioso durante la concesión del premio, preparándose en caso de que fuese su turno de recibirlo.

 Y claro, hay que esperar el comentario que dirá que la academia europea de nuevo ha elegido a un autor europeo para recibir su premio. A lo que debemos decir que sí, que tiene razón. Otra vez nos quedamos esperando a alguien de Asia, Latinoamérica o, incluso, de algún idioma subrepresentado o desconocido en el galardón.  Aunque también es importante aclarar que Fosse es el cuarto escritor noruego en ser premiado, luego de Bjørnstjerne Bjørnson, Knut Hamsun y Sigrid Undset (la más reciente de la lista, y quien recibió el Nobel en 1928, lo que crea una brecha de 95 años entre ella y Fosse).

Jon Fosse

Nació en 1959 en Haugesund, en la costa oeste de Noruega. Su trabajo consiste en una gran cantidad de obras de teatro, novelas, colecciones de poesía, ensayos, libros infantiles y traducciones. Es, quizá, uno de los dramaturgos más representados en el mundo, sin embargo, aunque su fama provenga inicialmente del teatro, talento que le ha valido la comparación con Samuel Beckett o Henrik Ibsen, ha comenzado a ser reconocido por su gran talento narrativo.

Jon Fosse es un escritor en el sentido completo de la palabra. No valdría rotularlo únicamente como dramaturgo o como novelista, pues también posee trabajos en cuentos, poesía, ensayo y literatura infantil.  Su obra se caracteriza por un trabajo esencialista, donde la prosa es continua y fluida, sencilla pero no simple, pues el autor rehúye al uso de puntos, creando un ritmo único que nos recuerda a obras como las de James Joyce, Virgina Woolf, José Saramago o Faulkner.

Una de las críticas que más se escucharon luego del anuncio fue que Fosse hacía literatura católica debido a su reciente conversión a esta religión, pero nada más lejos de la verdad. Si bien en la obra del autor noruego existe un simbolismo místico que bien pudiera acercarse a lo bíblico, pero poco o nada hay de su fe dentro de su obra.

En sus obras, nos encontramos con palabras o actos que parecen incompletos, una falta de resolución que nos mantiene en vigilia. La tensión de lo cotidiano cuando convive con las más desgarradoras pasiones del ser humano es lo que convierte a Fosse en un autor delicioso, su inmersión en la angustia común, las ansiedades, las incertidumbres, las preguntas que nos llevan a tomar decisiones día con día se vuelven el centro del Universo en la obra del nuevo Nobel.

Sus temas son preocupaciones que desde el principio de la historia se pueden encontrar en la ficción, mas es importante recalcar que el estilo del autor presenta un panóptico de voces interiores que nos remiten, como mencionamos antes, a Woolf, a Joyce o a Saramago. Sobre todo, hay una similitud con este último, el tema de la puntuación parece ser una barrera enorme al adentrarse a su obra. El uso prolongado de frases cortas, repetitivas, la ausencia de puntos, la abundancia de comas, recrean un flujo de conciencia exquisito. En un estilo sumamente único, aunque podamos distinguir ciertas influencias o paridades con otros autores de otras latitudes, en Fosse se vuelve un caso excepcional por elegir contar historias comunes, esto le ha llevado a distinguir su forma como «minimalismo de Fosse».

El noruego recurre a los silencios y las alusiones de una forma particular, narrando aspectos de la vida común que valen para reflejar las complejidades de la misma en sus aristas. Para decirlo en términos sencillos: nos habla de las personas, pero lo importante no es aquello que dice, sino lo que consigue sobreentenderse durante la narración. Entonces hay que hacer énfasis en que lleva un gran trabajo sobre el lenguaje, jugando con sus formas, y trabajando el ritmo como si se tratase de un pensamiento continuo que varía de sujetos, sin salirse de la trama.

En términos generales, su obra es poco conocida en Latinoamérica, pues se restringe a menos de diez libros publicados en editoriales independientes (Nordica, De Conatus, Colihue Teatro). Sin embargo, con la noticia del Premio Nobel, también llega el anuncio de que su obra —inédita en español en su mayoría—, estará a cargo de Penguin Random House. Lo que augura que, en cosa de meses, el nombre de Fosse inundará las librerías de la región.

Cuatro decesos

En el camino se nos fueron algunos de nuestros candidatos más fuertes para ganara el premio. Con dos años consecutivos atinando al ganador dentro de una pequeña lista de no más de 15 nombres de candidatos dentro del Círculo de lectura de la revista, se ha vuelto costumbre también que alguno de los autores fallezca cuando más entusiasmados nos encontramos por verlos galardonados. El año pasado, 2022, perdimos a Javier Marías. Este año, me atrevo a mencionar cuatro nombres: Dubravka Ugrešić, Cormac McCarthy, Ama Ata Aidoo y Milan Kundera.

Me parece pertinente hacerles una pequeña mención por considerarlos merecedores del Nobel, en la misma medida en que Jon Fosse lo ha merecido y por ello se lo han concedido este año, de no haber sido él, seguro que pudo haber sido cualquiera de estos cuatro autores.

Ugrešić, la escritora croata, se distinguió por su exploración de la identidad cultural en un contexto marcado por la disidencia. En sus obras, se aborda la compleja temática de la desintegración de Yugoslavia y la experiencia de la diáspora, cuestiones que resuenan profundamente en su propia historia de exilio. Sus novelas y ensayos destacan por su análisis de la pérdida de identidad en un mundo que está en constante evolución. En su estilo que hábilmente fusiona la sátira con la crítica social, Ugrešić desafía las convenciones narrativas tradicionales, invitando al lector a una reflexión crítica sobre la sociedad contemporánea.

Cormac McCarthy se erige como un virtuoso de la exploración de las profundidades de la condición humana, adentrándose valientemente en sus aspectos más oscuros. Sus novelas, caracterizadas por una prosa cruda y al mismo tiempo poética, despliegan paisajes desolados y personajes inmersos en un abismo de violencia y alienación. McCarthy aborda con maestría temas universales como la moralidad, la supervivencia y la redención, tejiendo narrativas sombrías pero impregnadas de una humanidad profunda. Su estilo literario singular, que ocasionalmente roza lo poético, le permite desvelar la belleza incluso en las circunstancias más sombrías.

Ama Ata Aidoo, la renombrada escritora de Ghana, se alzó como una figura destacada en el ámbito de la literatura africana y global. Su obra ha sido ampliamente aclamada gracias a su habilidad para adentrarse en la complejidad de las relaciones humanas y explorar las cuestiones de género arraigadas en el contexto africano. Aidoo se erigió como una ferviente defensora del feminismo, y sus obras, desafían audazmente las normas de género y la opresión que las mujeres enfrentan en la sociedad africana. Su escritura sirve como un testamento conmovedor de cómo la literatura puede constituir una herramienta poderosa tanto para la reflexión profunda como para el cambio social significativo.

Milan Kundera, el autor checo, se distinguió por su estilo profundamente filosófico y sus exploraciones subyacentes de la existencia humana. Sus novelas constituyen un viaje intelectual que desvela temas tales como la identidad, la libertad y la liviandad del ser. Kundera se consolidó como un maestro en la meticulosa exploración de la psicología de sus personajes, dotándolos de una profundidad psicológica que invita al lector a una reflexión filosófica. Su escritura ejemplifica la capacidad única de la literatura para convertirse en una plataforma que aborda las cuestiones existenciales más fundamentales y explora la rica complejidad de la experiencia humana.

Para terminar, nos resta decir que, al igual que el año pasado con Annie Ernaux, quien fue abordada en el club de Lectura de la revista, desde Katabasis esperábamos algo similar. Aunque las casas de apuestas se inclinaban por la escritora china Can Xue, o el australiano Gerald Murnane, nosotros decidimos incluir a Jon Fosse, con su novela Trilogía, en nuestro club de lectura «De Camino al Nobel» en su edición 2023.

No se trata de que seamos adivinos o tengamos algún contacto en Suecia, filtrándonos información confidencial. Más bien vale decir que somos un grupo atento, pues al seguir el premio durante más de cuatro años, conocemos un puñado de nombres que valdrían para el foco usual de la academia. Y lo que podía intuirse era un premio cercano a la gran generación de escritores nórdicos que incluyen a Jon Fosse junto a nombres como el de Karl Ove Knausgård, Dag Solstad, Sofi Oksanen o Sjón. 

Para el año entrante, quizá, el foco debería alejarse de Europa, apuntando a países como China, Japón, Corea del Sur, India o Medio Oriente. Por lo que nos atreveríamos a sugerir los siguientes nombres como posibilidades de un premio en 2024: Yoko Ogawa, Yoko Tawada, Hwang Sok-Yong, Yan Lianke, Yu Hua, Bei Dao, David Grossman, Anita Desai, Rohinton Mistry, Salman Rushdie, entre otros…

Ixkozauki Hermosillo

Ixkozauki Hermosillo

Director de Edición

(Guadalajara, 1996)
Experto en garabatos, poeta, aventurero, ladrón de momentos, fotógrafo aficionado, músico en paro y cocinero de ocasión. Ganador del concurso Creadores literarios FIL Joven 2012 y coautor de la antología La voz de los pasos (Mano Armada, 2018).

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Redactor

Colombiano, periodista y lector de tiempo completo. Escribo para encontrarme. Apasionado del fútbol, la música, los elefantes, las mandarinas y los asados.

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