Editorial

Un cuarto de siglo, para nosotros han sido poco más de cuatro años de trabajo. Katabasis ya es un adulto, ya viaja sola, declara impuestos, se endeuda, tiene discusiones en sus relaciones personales, tiene dudas, tiene miedo, tiene sueños y esperanzas. Katabasis tiene lectores.

En el Corán son nombrados veinticinco profetas, en Katabasis somos treinta los que logramos veinticinco ediciones. Predicar con la palabra, nunca mejor dicho. Seguimos las instrucciones al pie de la letra, el capricho es de la sintaxis y la gramática es nuestra figura sagrada. Nada se salva de la palabra. El verbo fue primero, Dios se puso a trabajar, nosotros también. Hemos creado lectores que se mantienen sobre los puntos suspensivos en los que camina Katabasis.

A todos ustedes les damos las gracias por no quitar el dedo del renglón, por usar vuestros índices y dar clic en nuestros enlaces y por usar nuestros índices.

Ustedes, lectores, son el manganeso de este proyecto. Son ese mineral necesario para que el organismo se mantenga sano. Esta relación, como el mineral, es un metal muy duro y a la vez frágil, somos nuestro propio ecosistema. ¿Por qué el manganeso? Se preguntarán. Porque su número atómico es el veinticinco al igual que este nuevo número de vuestra revista literaria favorita.

No se detengan en esta divagación editorial y entren, la lectura es a la carta.

Gracias por seguir leyéndonos. Por veinticinco números más.