contacto@katabasisrevista.com

Ilustrado por: Deivy

Paola Rodríguez

Sentada en la oscuridad de mi habitación, donde los lamentos se han vuelto mi compañía, decido tomar uno de los libros de mi biblioteca. Busco consuelo entre las letras de una diosa cuya vida fue arrebatada, sin la chance de una segunda ronda, en este juego llamado «vida».

Este primer libro, y tal vez el más querido, es el poemario de Delmira Agustini. Recuerdo como si fuera ayer el momento en que leí los primeros versos de su autoría.

El Intruso

Amor, la noche estaba trágica y sollozante

cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;

luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,

tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;

bebieron en mi copa tus labios de frescura;

y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;

me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;

y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!

¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;

y tiemblo si tu mano toca la cerradura;

y bendigo la noche sollozante y oscura

que floreció en mi vida tu boca tempranera!

Sin embargo, lo dejo en su lugar y tomo el de su biografía, «Delmira», escrito por Omar Prego Gadea, quien supo plasmar su historia en un danzar de emociones en 300 páginas.

Delmira desafió a la sociedad uruguaya con sus versos llenos de erotismo. A sus 16 años, publicó en el periódico «La Alborada». Su poesía se caracterizó por un estilo modernista, ya que abordó temas que eran considerados tabú, como el deseo y el erotismo. Entre sus obras más destacadas están «Los cálices vacíos» (1913) y «Cantos de la mañana» (1910). Delmira Agustini tiró abajo la visión patriarcal de la sexualidad al demostrar que las mujeres tienen derecho a expresar y explorar sus deseos.

El 14 de agosto de 1913, la poetisa se casó con Enrique Job Reyes, pero el matrimonio solo duraría dos meses. A pesar de haberse divorciado, solían tener encuentros en la habitación de la calle Andes 1206. Fue en ese mismo lugar que, el 6 de julio de 1914, la poesía cayó en desgracia. En uno de dichos encuentros apasionados, el exmarido asesinó a Delmira Agustini, para después cobardemente acabar con su propia vida.

Duele saber que su vida se detuvo con solo 27 años. ¿Qué derecho tenía él de arrebatarle la vida, como si fuera dueño de su cuerpo, su alma y sus letras?

Cierro su libro con fuerza y lo devuelvo a su sitio… Siguen pasando los años, solo quedan sus poemas y un vestido en el museo, y a mí aún me molesta. ¡Cuánto talento destruido por el «serás mía o de nadie»!

Mi mirada es captada por mi última adquisición, hacía años que buscaba un libro sobre ella, adecuado a mi bolsillo de escritora perdida entre hojas en blanco y con una computadora llena de proyectos.

El libro de Margaretha Geertruida Zelle, también conocida como Mata Hari, por fin es mío. En un mundo gobernado por hombres, que asumían que eran poseedores de una inteligencia superior, ella fue una bailarina exótica que supo cómo ponerlos a sus pies.

Se casó muy joven con un hombre que la golpeaba y violaba a su antojo. Sin embargo, agotada de la vida que llevaba en Holanda, decidió marcharse para alejarse de su cruel marido. Se trasladó a París en 1905 para abandonar todo, incluso su nombre. Desde ese momento, murió Margaretha y nació Mata Hari, que significa «ojo del día» en malayo.

Mata Hari se convirtió en una celebridad admirada, envidiada y deseada. Sus presentaciones consistían en movimientos sensuales combinados con danza del vientre y atuendos extravagantes. Fue una exitosa cortesana, y entre sus varios amantes hubo políticos, militares y empresarios.

No obstante, el 13 de febrero de 1917 fue arrestada por agentes franceses. Estos alegaron que la artista había transmitido información importante a los alemanes y fue acusada como doble agente. En realidad, en otros momentos, las pruebas que tenían sobre ella no hubieran sido suficientes para condenarla, pero en plena guerra mundial fue utilizada como chivo expiatorio al condenarla a muerte, enviando así un mensaje a todo aquel que quisiese traicionar a la patria.

Fue una mañana fría, aquel 15 de octubre de 1917. El otoño pasó por Francia a despedir a la bailarina de gran belleza y figura exuberante. Mata Hari se detuvo frente a su público y pidió que no le vendaran los ojos, quería ver los rostros de sus verdugos. El pelotón de fusilamiento esperó la orden y abrió fuego ante una mujer cuya única culpa fue la del libre pensamiento.

Cerré mi libro y lo guardé junto a las otras biografías de reinas, condesas y estrellas de cine que desafiaron al mundo con su sola presencia.

———————————————-

https://www.bbc.com/mundo/noticias-41627141

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/mata-hari-historia-tragica-mujer-no-tan-fatal_17 293

La Espía: La Vida de Mata Hari-Pablo Coelho

Delmira- Omar Prego Gadea

Delmiria Agustini, poesia completa-Alejandro Cáceres

Paola Rodríguez

Paola Rodríguez

Autora

Estudiante de psicología, 37 años de edad, resido en la ciudad de Montevideo,
autora del poemario letras del destino, y la novela Lara Glasgow el comienzo.
Empece a escribir a los diez años pequeños relatos, pero en la adolescencia descubrí a poetas como Julio Herrera y Reissig, Delmira Agustini e Idea Vilariño, y me enamore de la poesía, empezando mis primeros poemas a los dieciséis años.

Deivy

Deivy

Ilustrador

Me llamo Deivy Castellano. Pintor aficionado, intento que mi trabajo hable por mí mismo. Trabajo para ser un polímata, en mi tiempo libre soy un misántropo auto exiliado en Marte.

Total Page Visits: 214 - Today Page Visits: 2
Share This