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Ilustrado por: Berenice Tapia

Ixkozauki Hermosillo

La Ciudad de México, como una de las metrópolis más grandes y vibrantes del mundo, ha sido un escenario y sujeto recurrente en la literatura. A través de las páginas de diversos autores, tanto mexicanos como extranjeros, la ciudad se ha convertido en un personaje en sí misma, con su caos, sus contrastes, su riqueza cultural y cada uno de sus microcosmos.

Desde tiempos prehispánicos, la Ciudad de México ha sido un lugar de relevancia histórica y cultural. Las crónicas de la época colonial relataban la grandeza de la antigua Tenochtitlan y su transformación tras la llegada de los conquistadores españoles. Estas crónicas sentaron las bases de la literatura mexicana y marcaron el inicio de la representación literaria de la ciudad.

Las relaciones y crónicas de los conquistadores españoles dejan claro que, lo que en aquél entonces se llamaba México-Tenochtitlan, estaba repleta de belleza y asuntos impresionantes. Es innegable que las reconstrucciones imaginativas y hasta arqueológicas de lo que era la Ciudad de México es gracias a las descripciones detalladas de los cronistas. El portento de la ciudad se desborda de cada relación, desde Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Fernando de Alva Ixtlilxochitl hasta Motolinia y Bernardino de Sahagún.

Durante la Colonia, textos como la Grandeza Mexicana de Bernardo de Balbuena, son el mejor ejemplo del esplendor de la ciudad. Un segundo esplendor, si así se quiere, ya era la Ciudad de México, pero aún no conseguía su propia identidad. La Nueva España la cobijaba, sin embargo, la Colonia no fue un periodo totalmente desamparado, aunque en algún momento el pasado indígena se vio enterrado bajo los nuevos edificios que constituían la vida moderna y este nuevo esplendor, la ciudad no dejaba de ser una urbe moderna. Todo lo que se pudo haber escrito sobre la ciudad llegaba como noticias de una modernidad insuperable a Europa, Francisco de Terrazas, Balbuena, Rafael Landívar, la mismísima Sor Juana y Juan Ruíz de Alarcón engrandecieron los nuevos portentos de una nación que tardaría poco más en nacer.

En la literatura del siglo XIX, la Ciudad de México se convirtió en un reflejo de la identidad nacional y de los cambios sociopolíticos. Autores como Ignacio Manuel Altamirano y José Joaquín Fernández de Lizardi retrataron los contrastes entre la aristocracia y la clase trabajadora, así como las luchas y tensiones de la época. Dos grandes hitos ocuparon este siglo: el fin de la Colonia y el Porfirismo. Un siglo agitado por guerras y cuartelazos. En la literatura vino a encontrar cierta calma, intentando escudriñar en el pasado y plantear una identidad nacional para una nación que apenas se vislumbraba.

La ciudad cambia de nombre. Distrito Federal. Los relatos costumbres llegan a la urbe y se convierten en el arma de toda una población que busca un nombre, una identidad. Guillermo Prieto, Juan Díaz Covarrubias retratan las memorias de una capital que parece no tener memoria.

En el siglo XX, la Ciudad de México fue testigo de importantes movimientos artísticos y literarios. El grupo de los «Contemporáneos», encabezado por Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, exploró la vida urbana y los dilemas existenciales en la metrópolis. La obra de Octavio Paz analizó la psicología de los mexicanos y reflexionó sobre la identidad en el contexto urbano.

En la literatura contemporánea, la Ciudad de México sigue siendo una fuente inagotable de inspiración. Autores como Carlos Fuentes, Elena Poniatowska y Juan Villoro han retratado la complejidad de la vida urbana, desde la violencia y la marginalidad hasta la riqueza cultural y la vitalidad de sus habitantes. La ciudad se convierte en un escenario donde convergen historias de amor, desigualdad, lucha política y búsqueda de identidad.

La literatura sobre la Ciudad de México no solo representa la realidad social y cultural de la capital del país, sino que también se convierte en una forma de crítica y reflexión sobre sus problemas y desafíos. La violencia, la desigualdad, la corrupción y la pérdida de identidad son temas recurrentes en estas obras, que invitan al lector a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de la ciudad.

Ixkozauki Hermosillo

Ixkozauki Hermosillo

Director de Edición

(Guadalajara, 1996)
Experto en garabatos, poeta, aventurero, ladrón de momentos, fotógrafo aficionado, músico en paro y cocinero de ocasión. Ganador del concurso Creadores literarios FIL Joven 2012 y coautor de la antología La voz de los pasos (Mano Armada, 2018).

Berenice Tapia

Berenice Tapia

Ilustradora

Demasiado perezosa para pensar en algo decente. Me gusta dormir y mi sueño más grande es poder vivir de hacer monitos. Las dos cosas más importantes que me ha enseñado la vida, son:
1) Estudiar arquitectura no vuelve rica a la gente.
2) El mundo no se detiene nunca, ni aunque estés llorando hecha bolita porque borraste accidentalmente un capítulo de tu tesis.

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