Tomás Emilio Sánchez Valdés
Quemas mi piel y mi pecho,
me reduces a tierra mojada
y mis manos se hacen ceniza,
manchan tu cuerpo de gris,
hollín tizna tus pies
y las brasas te encienden tu cuerpo.
¿No quisieras que el fuego se lo llevase todo?
¿O quisieras que el fuego me tragara entero?
Me marcas con odio y tierra.
El jaguar de tu suela me come,
mientras yo lucho comiéndolo a él;
él me sabe a rica tierra,
tal como vos y yo,
que vamos tragándonos al otro.
¡Cómo quisiera perderme en tu tierra que yo amo!
¿Pero cómo hacerlo si ya soy parte de ella…?