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Collage: Caro Poe

Tomás Emilio Sánchez Valdes

Si alguna vez me ven por la calle y les cuento en lo que estoy trabajando o que estoy estudiando ingeniería eviten hacer comentarios tales como “uh, nada que ver con las letras” o “¿Y cómo, también sos escritor? ¿Eso se puede?”.

Entiendo que es prioridad sacar tema de conversación cuando uno habla con otro, pero mejor pregúntenme qué he comido, suelo comer cosas muy interesantes, a decir verdad; aunque recibiré vuestra pregunta con una sonrisa, sin objetar, mientras enmascaro mi “sí, la concha de tu madre.”, con un “sí, hay muchísimos casos de escritores que…”.

A continuación, una lista para que (con todo el amor del mundo) no me pregunten más si soy de ciencias o de arte.

Fiódor Dostoyevski

Fiódor escribió obras que deshuesan la mente humana en un choque de palabras que, hasta el día de hoy no ha podido hacerse cliché. Su estilo es tan único y desafiante que penetra el alma humana como un ariete; cuando por primera vez leí Noches Blancas, tuve la impresión de estar leyendo un infinito poema que nunca se iba a terminar y en efecto, sigue sin terminarse.

Además de esto… Dostoyevsky llegó a ser alférez ingeniero de campo, luego de estudiar en la Escuela de Ingenieros Militares de San Petersburgo. Durante sus estudios desarrolló esa apasionante relación con la literatura que originó los frutos de los que hoy gozamos.

Jorge Luis Borges

Borges no era científico, ni nada, pero tampoco tuvo estudios universitarios especializados, más bien, él enseñaba en universidades. Los cuentos y poemas de Borges no dejan de sorprendernos con su juguito de referencias.

J.L. Borges tenía conocimientos muy informados sobre álgebra y geometría, sin contar sus múltiples alusiones a conceptos matemáticos sobre las posibilidades, la diferencia entre un instante y otro y el viejo y confiable infinito.

Y por último vale dejar este fragmento del prólogo escrito por Borges del libro Matemáticas e Imaginación.

La línea, por breve que sea, consta de un número infinito de puntos; el plano, por breve que sea, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos. La geometría tetradimensional ha estudiado la condición de los hipervolúmenes. La hiperesfera consta de un número infinito de esferas: el hipercubo, de un número infinito de cubos. No se sabe si existen, pero se conocen sus leyes.

Ernesto Sábato, autor de El Túnel y Sobre héroes y tumbas

Sábato es muy conocido, no sólo por sus obras de ficción, sino también por múltiples artículos y ensayos sobre una amplia cantidad de temas: Apologías y Rechazos, Heterodoxia.

Alguien, por favor, regáleme una copia de El Túnel, lo leí en mi juventud y me hizo muy feliz, su lectura fue bella y sencilla, tan bella y sencilla como lo que trabajó en el libro; fue reescrito una y otra vez hasta que al final se decidió a que esa era la versión definitiva, un loco una vez me dijo que incluso fue originalmente escrito en tercera persona.

Fuentes:

La literatura de Ernesto Sótano vino acompañada de una vida de estudios dedicados a la ciencia.

En 1929 ingresó a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de La Plata. En 1937 obtuvo el Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas.

Yo trabajé en observatorios astronómicos… están llenos de neuróticos. Contra lo que bien puede pensar la gente de la calle, el astrónomo no es un hombre en paz. Un hombre que mira a las estrellas porque la Tierra no le sirve. En general es un evadido, generalmente son neuróticos y a veces hasta psicóticos. Son solitarios, son desajustados con el mundo los astrónomos, en general, puede haber excepciones. Si algún astrónomo me oye que no enoje demasiado, yo no estoy seguro a esta altura de mi vida de casi nada, pero son en general así. Son incluso misántropos, y uno busca lo que no tiene, yo no tenía orden y busqué el orden porque no lo tenía, y el orden por excelencia es el orden de las matemáticas.

Ernesto Sábato

Podría continuar con una laaaaarga lista, en especial citando químicos (que es lo que estoy estudiando), Primo Levi, Albert Espinosa; sin embargo, ese par de nombres se los dejo de tarea para el lector, prefiero cerrar con alguien que conocen absolutamente todos, aunque sea de manera indirecta.

Lewis Carroll

El autor de la conocidísima Alicia en el País de las Maravillas tuvo una vida que hasta el día de hoy es un trabajo a descifrar para los biógrafos. Su principal fuente de conocimiento fue su propio hogar, las lecturas que gozó en casa lo formaron ampliamente en múltiples aspectos, entre ellos, matemáticas.

Es por esto que puedo decir que Lewis Carroll, además de ser Lewis Carroll, era Charles Lutwidge Dodgson (su verdadero nombre), bajo el cual publicó una amplia gama de textos sobre matemática:

– El juego de la lógica y Euclides y sus rivales modernos.

– An Elementary Theory of Determinants.

(El 2do da las condiciones por las cuales un sistema de ecuaciones tiene soluciones no triviales. El determinante es una función que se aplica en matrices cuadradas, y soluciones no triviales son la soluciones en las que no todo vale “0”, esto es un tema base de álgebra lineal)

Lewis Carroll, por medio de sus libros sobre matemáticas, trató de darle un giro lúdico y recreacional a las matemáticas, algo muy distante de la forma de ver los números por parte de la mayoría de la gente.

Por todo esto, querido lector, es que si mañana usted y yo nos cruzamos en alguna calle, algún bar y me pregunta: “¿Sos de ciencias o de arte?” le juro que lo golpearé en la nuca.

Tomás Emilio Sánchez Valdes

Tomás Emilio Sánchez Valdes

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