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Ilustrado por: Caro Poe

Eréndira Cuevas

Desde hace casi 20 años, el Gran Remate de libros llegó a la Ciudad de México como parte de su actividad cultural y con el paso del tiempo se convirtió en uno de los eventos más esperados por los lectores capitalinos y algunos turistas por su realización, convenientemente, en Semana Santa.

Y es que durante más de una década se convirtió en el espacio ideal para adquirir ejemplares a bajo costo que si bien no eran novedades o títulos populares, en muchas ocasiones resultaban en verdaderos hallazgos para quienes esperaban con ansía la fecha del evento, que hasta 2018 tuvo sede en el Auditorio Nacional.

Un año después, la Secretaría de Cultura local se encargaría de informarnos que saldría de ahí, debido a una reducción de espacio en el recinto, para ser trasladado a Los Pinos, como parte de los eventos con los que Presidencia dejaba en claro que no era más un complejo residencial, sino cultural. Sin embargo, este y otros cambios que ha ido experimentando en los siguientes años, parecieran haber quedado lejos de beneficiar al Gran Remate.

Si bien la dependencia encargada del fomento cultural en la capital ha argumentado que la elección de sedes (primero Los Pinos y después el Monumento a la Revolución) ha sido en favor de facilitar el acceso a un mayor público, quienes estábamos habituados a la distribución del Auditorio Nacional, hemos encontrado la organización de estos espacios un tanto caótica, haciendo que sea menos sencillo realizar un recorrido por los diferentes stands.

Que el recorrido te tome más tiempo, o sea más desorganizado, es el menor de los inconvenientes. Lo verdaderamente lamentable es que pareciera que con cada edición la oferta editorial se ve cada vez más mermada porque a pesar de que este año hubo más participantes y que se incluyeron discos y películas, la oferta editorial se vio empobrecida de forma bastante notoria.

Mientras que en ediciones pasadas era evidente la participación de grandes editoriales, en la última quienes más destacaron fueron libreros de viejo que ofrecían sus ejemplares rezagados, en algunos casos, a los precios de costumbre por lo que no representaba ningún atractivo para quienes acudimos en busca de encontrar algún título que nos sorprenda.

Aunque hubo excepciones por parte de algunas editoriales, el resto eran mesas con los mismos ejemplares que se ofertan en los otros eventos libreros que se realizan a lo largo del año y cuyo objetivo sí es presentar un tianguis de libros.

Pero no me malentiendan, no estoy diciendo que esté mal que esas librerías tengan un espacio para ofrecer los ejemplares que llevan años cumulando polvo en sus estantes, lo que, a título personal, resulta desconcertante es que se siga anunciando como una venta de bodega de grandes editoriales, cuando cada vez se percibe más la ausencia de ellas.

Por no hablar de otra de las grandes ausencias que aparecieron con la salida del Gran Remate de su antigua sede: los eventos culturales, la participación de escritores y promotores.

Parece que lo único que nos queda es esperar a que sucedan dos cosas con el evento que está por cumplir dos décadas de existencia: que recupere su espíritu original, o que lentamente se convierta en uno más de los ya muchos tianguis de libros que se realizan a lo largo del año. Dejémoslo al tiempo.

Eréndira Cuevas

Eréndira Cuevas

Directora de Investigación Cultural

Originaria de la tierra madre del caos y la inseguridad, mejor conocida como Ciudad de México. Cursó la carrera de Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la UNAM. Es periodista por vocación, y también por necedad, y está convencida de que el arte es una herramienta poderosa contra muchos de los males del hombre.

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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