Era Yo

Gustavo Arranjus

Era reciproco, cuando daba, eran abrazos, eran besos, era añoranza con un corto tiempo, golpeando en el pecho, la ausencia de algunas horas de la existencia de sus besos, eran sus risas con la tarde cayendo, antes de amanecer.

Era su aroma en mi almohada, era su cabeza en mi pecho encostada, eran tus charlas contándome cosas del pasado, enseñándome cuan dura fue tu vida, y cuan dura continúa siendo la mía.

Era un juego aquello del texto, eran proyectos pensados y no hechos, era vida bailando, mientras tanto la muerte sentada leyendo y a veces era lo contrario.

Era mi cuerpo ébano en su cuerpo blando, éramos versos entre líneas, poesías que brotan, eras tú mirándome, estamos huyendo de la élite como Bertolt Brecht, en sus escritos.

Era domingo y el café, era la leche hirviendo y ensuciando la rejilla de la hornalla, en la secuencia era pastel de feria y el jugo de caña, era almuerzo.

Era pasar el día con vos en el parque, colocar nuestros nombres en un árbol, era pasión y hojas cayendo.

Era yo en el asilo de estar solo en mi esencia soñando de ser plural, queriendo cerrar la ventana del alma y despertar en un nuevo susurro de vida en mi cama, éramos dos sentados en el balcón en nuestras sillas.

Era el fin del libro Crimen y Castigo de Dostoievski, era intentar entender a Capitu y el celoso Bentinho en Dom Casmurro, es el permiso poético en mis construcciones.

Era lágrima escurriendo en el borde de la boca, y una sonrisa sincera de un niño.

En fin, era amor, pero cuando me miré a mí mismo.

¡Era amor de verdad!