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Ilustración: Arturo Cervantes

Simple — Ondearía una bandera arcoíris y marcharía en el desfile

Por Michael Coren

Traducción de Arturo Cervantes

No hace mucho, las letras WWJD parecían estar estampadas por doquier — en la parte trasera de autos, en eventos deportivos, en banderas y playeras. Representaban “What Would Jesus Do?” (¿Qué haría Jesús?). En realidad, no es mi estilo, pero durante el mes del Orgullo vale la pena hacer esa pregunta.

¿Qué haría Jesucristo? Simple. Ondearía la bandera de arcoíris y marcharía en el desfile.

Lo digo como un clérigo cristiano ordenado, heterosexual, casado, de 62 años de edad; uno que hasta hace cerca de ocho años se oponía al matrimonio igualitario y era considerado un opositor de la comunidad LGBTQ. Pero la gente cambia, gracias a Dios. Literalmente en mi caso, gracias a Dios.

Si la estudiamos, la teología es completamente clara, lo cual puede sorprender a algunas personas. Jesús no hace referencia a lo que hoy definimos como homosexualidad (una palabra que no fue acuñada sino hasta el siglo XIX) y el lesbianismo nunca es mencionado en el Antiguo Testamento. Cuando San Pablo escribe sobre el tema, condena a los hombres heterosexuales que usaban niños para el sexo — usualmente en rituales de iniciación paganos — y no en personas del mismo género en relaciones amorosas.

En cuanto a la historia de Sodoma y Gomorra, no fue conectada a la homosexualidad sino hasta el periodo medieval. Si dudan de mí, lean la Biblia. Ezequiel: “¿Cuál fue el pecado de tu hermana Sodoma? Era orgullosa, comía bien y vivía sin preocupaciones, ella y sus hijas no hicieron nada por el pobre y el desgraciado. Se volvieron arrogantes, hicieron lo que me desagrada, por eso las hice desaparecer como tú lo has visto.”

Las pocas prohibiciones que sí existen en las Escrituras Hebreas son parte de una guía antigua para un pueblo antiguo y también restringían ciertas combinaciones de tela y el consumo de varios alimentos— todos esto considerado irrelevante en el cristianismo moderno. También justifican, por cierto, vender a los propios hijos a la esclavitud. Si tomamos a la Biblia en serio, cosa que yo ciertamente hago, no siempre podemos tomarla literalmente. Dios es demasiado inteligente para eso.

Hay una historia en los evangelios, en cambio, que podría tener relevancia. A Jesús se le acerca un centurión; el romano le explica que su esclavo, a quien ama sinceramente, está muriendo. ¿Querría Jesús curarlo? Lo hace y elogia la devoción del hombre. Basándonos en las palabras griegas específicas usadas y en la actitud de mofa que los judíos del primer siglo tenían en relación a la sexualidad de sus opresores, es muy probable que quienes lo presenciaron y quienes leyeron sobre eso en la iglesia temprana, hubieran asumido que esos hombres estaban en una relación del mismo sexo.

¿No es interesante lo que sucede cuando entendemos el contexto y la historia de las escrituras y las leemos sin prejuicios?

Pero hay más, más de por qué Jesús estaría entre aquellos que celebran el Orgullo y no entre los que se oponen y protestan. Él apoyaba a los oprimidos, los rechazados y los marginados. Él criticaba a los legalistas, los moralistas y los pedantes que distorsionaban la santidad en odio. Él predicaba un nuevo y brillante mensaje de amor, justicia, tolerancia y cambio. Esa es la quintaesencia eufórica de la canción de Jesús, la melodía del Evangelio.

Llegará el día en el que el cristianismo organizado mire su propia homofobia con pena, tal como mira el racismo como una mancha sucia y, a veces, como una herida abierta. Muchas Iglesias ya han progresado, se han disculpado y ahora trabajan para reparar el daño que causaron. Pero, trágicamente, no las suficientes.

Es importante porque demasiada gente ha sufrido durante demasiado tiempo y todavía se enfrentan a una persecución y violencia horrenda en gran parte del mundo. Esta obsesión indignante deshonra al cristianismo. Nosotros como cristianos no Podemos hablar de amor revolucionario si aceptamos la intolerancia reaccionaria, incluso ahora hay muchos en la iglesia — algunos con influencia política incluso en Canadá — que creen que las personas pueden ser “convertidas”, cambiando quién o qué son, como si hubiera algo malo en ellas. ¡Que Dios perdone tal malicia!

WWJD — ¿Qué Haría Jesús? Nos recordaría que debemos esforzarnos en ser más como él, no intentar hacerlo a él más como nosotros. Diría que no es a quién, sino el hecho de que amemos lo que importa y que la fe auténtica es sobre la aceptación, no la exclusión. El Orgullo debería recordarnos a los cristianos eso, si estamos dispuestos a observar, escuchar y aprender.


Rev. Michael Coren es un escritor y columnista contribuyente de la sección de Opinión del Star de Toronto y de iPolitics. Pueden seguirlo en Twitter: @michaelcoren

Originalmente publicado en The Toronto Star el 21 de junio del 2021.

Arturo Cervantes

Arturo Cervantes

Ilustrador

Una oscura noche de verano, el abismo abrió su boca infernal, dejando escapar un ser etéreo y terrible, que devoraría todo a su paso con su furia. Eternamente manchado de acuarelas y las almas de los incautos que obtienen lo que desean, se mueve por el mundo deslizándose por entre las cerraduras. También me gustan los gatitos y el té.

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