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Editorial

¡Cumplimos seis años! 


Sin embargo, el último año ha sido difícil mantener nuestra actividad. En este Número regresamos con más ánimo para que el proyecto siga creciendo. 

Podrán leer solo sus colaboraciones que nos hicieron llegar por medio de las convocatorias abiertas y permanentes. 

Antes de presentarles el índice, les compartimos las palabras de algunos integrantes de la revista:

«No estaba muerto. Andaba de parranda». 

 

Hay abismos en la vida de los que tenemos que salir. A veces son sin sentido alguno y en otros, muy merecido. Nos resistimos al cambio y somos aplastados por las olas del tiempo. Eventualmente salimos a flote reforjados porque la adversidad nos moldeó.

- L. Enrique S. Amaya (aka Totoro)

¡Nikniuuan!

Fieles a nuestras inspiraciones y al camino que nos enseñó Perséfone, hemos regresado. ¡Por fin!

Tras un largo viaje por los inframundos, retornamos con la primavera: los tinteros están listos para compartir nuevas historias y mundos.

Con la tripulación reunida y las velas preparadas, los invitamos a ser parte de este nuevo capítulo en la aventura de recolectar, compartir y multiplicar la literatura desde las almas, los sesos y las entrañas de voces dispersas en cientos de rincones del mundo.

Agradecemos profundamente su compañía en estos años y nos emociona retomar juntos la travesía, con todo el amor que ustedes nos han dado hasta el día de hoy y que tanto atesoramos. 

Dicho esto, con el corazón en la mano: 

¡Descendamos juntos al mundo de la literatura! 

-Dano

— Ah, ¿ya volvieron? El tío Katabasis estaba esperándolos para leer su poemas de cigarros ¡Qué emoción! 

-Tío Katabasis

Porque sabemos que hay mil maneras de seguir, celebramos a todos aquellos que están esforzándose por volver a intentarlo, Katabasis es y seguirá siendo el refugio no sólo de quienes aman la literatura, sino de aquellos que reconocen el esfuerzo en lo cotidiano, en los regresos y en los avances pequeños que se vuelven grandes. ¡Sigamos intentándolo juntos!

-Cynthia Burgos

No desaparecimos, solo hemos estado aprendiendo individualmente, combatiendo desde nuestras trincheras esa epidemia de tristeza que seguro escucharon. Retirada táctica y reagrupación. 

Lo he dicho antes y lo repito porque no me cansa: Katabasis es el más capacitado grupo de jóvenes promesas truncas que haya visto y, el tiempo fuera, como a todo veterano, le viene bien para mirar con la perspectiva que unos ojos más experimentados brinda ¿Nos darán la bienvenida cuando volvamos a abrir esa puerta?

-Alejandro Zaga

¿Han visto casos de tristeza colectiva? 

En ocasiones, las emociones hacen que a algunos les cueste tender su cama, organizar los platos, ir a hacer la compra, o simplemente salir a la calle. A otros, en cambio, les puede ocurrir que, en medio de un año brumoso, tengan dificultades para teclear un artículo, diseñar una portada o revisar alguno de los cuentos o poemas que llegan en la convocatoria por email. 

Quizá lo hayan notado. Pero, en caso de que no, queremos contarles que tuvimos un extraño caso de tristeza colectiva en Katabasis. De un momento a otro, y casi sin darnos cuenta, todos nosotros empezamos a sentir dificultades para adelantar las tareas que realizábamos para mantener la revista en circulación. 

Redactar y revisar los artículos empezó a sentirse como un esfuerzo inmenso. Las ideas parecían escaparse antes de que las agarráramos. Caso parecido al de nuestras redes sociales, donde parecía imposible que reuniéramos el humor para subir algún meme o para recordarles una fecha importante. Y así, terminamos por sumergirnos en un silencio común, donde ninguno pudo explicarles a los demás los síntomas de su dificultad. Síntomas que, además, compartíamos sin saberlo. 

A pesar de eso, y luego de varias conversaciones que involucraron risas, vulnerabilidad y ataques de enorme franqueza, terminamos por admitir que, como equipo, nos habíamos estancado.

Por fortuna, 2025 ha sido un año más generoso para nuestras emociones. Poco a poco nos dimos cuenta de que la revista y todas las personas que nos leían -y leen-, han sido fundamentales para querer retomar el trabajo. Este proyecto, que empezó siendo un sueño colectivo, ya se ha convertido en un estímulo que ha valido para que cada persona que colabora en él encuentre una respuesta para sus dificultades personales. Y, si no, al menos un consuelo, un propósito. Katabasis se ha vuelto un espacio íntimo para conectar con partes de nuestras vidas que la tristeza terminó por opacar. 

Volvemos para escribir y para leerles. Abrimos nuestras bandejas de correo y nuestras páginas de word, ahora con fuerza y ánimo renovado para volver a compartir con ustedes. No quisiéramos negar que aún tenemos una sombra de aquella tristeza conjunta que pudo estancarnos, pero, quizá, hemos aprendido a dialogar con ella para entenderla y evitar que nos paralice.

Abrazamos a cada persona que nos lee. Sin su apoyo, es probable que hubiéramos tenido una razón menos para escribir. Y eso, tener a quien nos lea, a alguien que espere que publiquemos sus cuentos, o sus artículos, si se nos permite la honestidad, es una fortuna que no podemos medir. 

Con cariño

-Paulo A.

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