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Ilustrado por: Paulo Cañon

Paulo Augusto Cañón Clavijo

 

 

 

Escribir un libro y publicar un libro a veces son dos esfuerzos muy diferentes entre sí. Para pasar de la idea al manuscrito, diría que hace falta constancia, fe en la obra y también paciencia. Las palabras son caprichosas: exigen tiempo, disciplina y una intimidad que sólo puede conseguirse en el silencio. Pero la tarea no acaba cuando se pone el punto final en la última página. De hecho, podría decirse que allí comienza una segunda labor, tanto o más ardua que la primera. Quien escribe debe alejarse de las páginas en blanco para empezar a valerse de llamadas, mensajes y de cualquier instrumento que le ayude a convertir aquel manuscrito en algo impreso, pulido y emancipado. Y, de esta forma, llegar a personas que lo lean.

Sofía Solórzano es una joven poeta colombiana, quien no sólo se enfrentó a estos esfuerzos que menciono, sino que lo hizo casi todo por su cuenta, optando por la autopublicación de su poemario: «Volar también implica lanzarse al vacío». Desde Katabasis, conversamos con ella de su obra, sus fuentes de inspiración y, por supuesto, de todo el proceso por el que pasó para convertir aquellos poemas, que alguna vez fueron bocetos, en un poemario ambicioso y profundamente íntimo.

 

  1. Hace poco publicaste tu primer poemario «Volar también implica lanzarse al vacío». ¿Qué te motivó a compartir tu poesía con el mundo?

Desde pequeña disfrutaba mucho escribir y leer, pero ese primer acercamiento a compartir mis letras inició con un blog que inicialmente se llamaba «Un poeta de la luna». Allí posteaba poemas, frases mías y de otros autores que disfrutaba, y algunos relatos y era muy especial ver que a otras personas les gustaba lo que escribía, que se sentían identificadas. Ya más adelante en la universidad decidí ponerle una cara a esos escritos y el proyecto tomó el nombre de « Sofía en Letras» @sofiaenletras en Instagram y TikTok para que me sigan.

Luego, además de estar estudiando periodismo, empecé a hacer cursos de escrituras creativas y tuve el privilegio de tener compañeras mayores, señoras de 60 años en adelante que estaban publicando sus libros, autopublicados, y que nos animaban a todas a hacerlo también. Entonces ese sueño de tener mi propio libro empezó a hacerse cada vez más fuerte y por primera vez lo vi como algo muy tangible. Pensaba qué maravilloso sería poder empezar a compartir lo que escribo con una herramienta tan poderosa y significativa como un libro.

  1. ¿Cómo describirías tu proceso creativo? ¿Qué ocurre desde que tienes una idea hasta que la conviertes en un poema?

Bueno, creo que hay varios tipos de procesos creativos. Yo suelo ser muy observadora, me gusta hacer y hacerme preguntas, además de que suelo sobrepensar una que otra cosa. Y siento que mi profesión como periodista, y ahora que estoy terminando la maestría en Filosofía, también ayudan a ese ser consciente del mundo. Entonces por un lado están esos poemas que responden preguntas: ¿cómo sería sí?, ¿cómo se sentirá esto?, ¿qué pasa cuando?, estos son más procesos de observación, de mi relación con el mundo, de la otredad. En el último caso siento que el proceso puede ser más lento, yo mastico la idea, porque tiene una inspiración externa, y entonces puedo escribirlos en varios momentos. Incluso hay unos que dejo por ahí en el celular o en una agenda y termino haciendo meses o años después con ese disparador inicial.

Pero también hay otros que son los viscerales y que quizá, quienes escriben pueden dar fe. Esos que sí o sí hay que escribir, que salen casi por su cuenta, que las palabras se escupen solas y te hablan de todo eso que está adentro. Es más un proceso de autoconocimiento, un acercamiento a sí mismo, a sentimientos que quizá no se perciben si no es porque se escriben. Entonces diría que estos no vienen de una idea específica, sino más de esa necesidad de volverse poema.

  1. Tus poemas se caracterizan por la conexión con lo cotidiano. ¿Cuáles son las cosas que te inspiran a escribir?

La inspiración viene de muchas partes en realidad, como digo, hay algunos poemas que vienen desde lo personal, desde los sentimientos, lo propio y otros que se enfocan a preguntas que me gusta hacer en la cotidianidad. También a la observación de lo cotidiano, cosas que nos pueden pasar a todos o a lo que podemos estar constantemente expuestos: la familia, el amor, la fe, el duelo, las crisis, y hasta la economía. En todo podemos encontrar una historia y, por tanto un poema. 

  1. El amor es uno de los temas principales en tu poemario. ¿Qué papel desempeña dentro de tu propia vida y en tu proceso creativo?

Creo que el amor es ese sentimiento al que estamos más expuestos y al que más tenemos acceso a lo largo de nuestra vida, va desde el amor de nuestros padres; nuestra familia, nuestra pareja; nuestros amigos, y se extiende al amor por lo que hacemos, lo que vemos y escuchamos. En este sentido, pese a que no es un poemario sobre el amor romántico exclusivamente, sí podemos encontrar elementos sobre el amor en todas sus variables y cómo es un sentimiento que está presente en todas las etapas de nuestra vida.

  1. ¿Cómo realizaste la curaduría de los poemas que ibas a incluir en el libro? ¿Qué quedó por fuera de él?

Inicialmente, hice una selección propia de los poemas que me gustaban y, para ello tuve en cuenta un parámetro muy importante que a veces olvidamos: hay poemas escritos para uno mismo y los demás diseñados para compartirse. Una vez tenía claro qué deseaba que otros leyeran, conté con el apoyo de un editor, con quien hicimos esa corrección y curaduría final.

En «Volar también implica lanzarse al vacío» hay un total de 52 poemas y 2 caligramas que fueron escritos digamos que entre 2013 y 2023. En ese entonces debía realizar la selección de una década de escritos, anotaciones, vivencias, preguntas y diferentes versiones de mi misma que tenían que caber en esas páginas y que, en parte, tenían que ser coherentes con lo que soy hoy en día y lo que quiero reflejar con mis letras. Quedaron algunos poemas para el recuerdo y otros que están esperando ansiosos la venida de algún otro compilado en el futuro.

  1. ¿Tus poemas siguen un hilo conductor dentro del libro? ¿Cuentan una historia en conjunto, o los contemplas más cómo piezas individuales?

Son, en gran parte, piezas individuales. Como dije, se trata de un compilado con poemas escritos en más o menos 10 años, así que puede ver más como un recuento de todo lo que puede cuestionarse una persona, de todo lo que puede sentir, vivir, querer. Creo que el hilo conductor podría ser lo cotidiano, visto desde el interior, pero también desde el contacto con el mundo. Desde cuestionar lo injusto y abrazar las bendiciones.

  1. Tu poemario se titula «Volar también implica lanzarse al vacío», ¿qué saltos al vacío tuviste que realizar para publicarlo?

Al ser un poemario autopublicado, el salto al vacío vino desde el principio, desde esa decisión, de decir «bueno, le llegó el momento a estos poemas y este año sale porque sale el poemario»; de meterse la mano al bolsillo, y de seguir adelante pese a cualquier inconveniente o duda que hubiese. Confiar en lo hecho e irse con ello hasta el final. Y ahora que ya está disponible, el salto al vacío, o ya puede decirse ese vuelo, ha consistido en aletear y no detenerse, aprender y saber sortear el tiempo. Ofrecerlo en redes sociales, con amigos, en librerías, buscar participar en charlas, en conversatorios, en ferias del libro, en entrevistas, darlo a conocer y que las personas se sientan cautivadas a leerlo ha sido lo más retador, pero también lo más significativo.

  1. Haz complementado la publicación y la promoción de tu libro con un trabajo fuerte en redes sociales. ¿Qué papel crees que tienen en la difusión de la poesía hoy en día?

Lo bueno de las redes sociales es que permiten que la poesía le llegue a cualquier persona: a las que les gusta, leen y saben; a las que la ven como un mundo lejano que nada tiene que ver, y las que no estaban muy en el cuento pero terminan disfrutando. Por lo tanto, hay esa posibilidad de encontrar diferentes públicos y de esa masividad, de lo viral, que un poema puedan leerlo no sé cuántos millones de personas es algo que si solo se hiciera en espacios y formatos físicos sería mucho más difícil y menos posible para autores independientes y emergentes. Así que creo que puede tener un papel muy importante en cuanto a difusión y acceso. Es posible que no leas un libro completo de poesía, pero creería que hoy en día son muy pocas las personas no han estado expuestas a un poema en sus redes sociales y eso es maravilloso.

  1. ¿Qué le dirías a los jóvenes que sienten pasión por la poesía pero temen compartir su trabajo con los demás?

Les diría que no aplacen los anhelos de su corazón a cuenta del temor. Si está entre sus objetivos compartir lo que escriben, pero les da pena, que empiecen por compartir pequeños fragmentos o compartir algunos poemas con personas cercanas, con sus círculos de apoyo, para que les den una primera opinión, verán que esas reacciones de las personas son muy especiales y los van a terminar animando. Y otra cosa, que pese a que todos les digan que sus textos son espectaculares hay que tener dos cosas en cuenta: siempre se puede aprender, aprender nuevas técnicas, nuevas formas de narrar e incluso nuevas formas de ver el mundo que pueden influir en nuestra poesía; y que es inevitable que el algún momento del camino nos encontremos con comentarios negativos, así que hay que estar preparados y saber que eso no invalida nuestro proyecto, no lo reduce, ni le quita valor, simplemente hay diferentes opiniones en el mundo y debemos estar abiertos a eso. Al final la satisfacción de compartir lo que se hace y causar así sea un impacto pequeñito tendrá más peso que cualquier otra cosa.

  1. Uno de los aspectos más importantes de tu libro es que lo realizaste mediante autopublicación. En este proceso, ¿qué aspectos te resultaron más desafiantes y cómo los superaste?. Y, ¿Qué herramientas o recursos te fueron especialmente útiles para llevar a cabo la autopublicación de tu poemario?

Tener que armar el rompecabezas sola, a qué me refiero: buscar a un editor, un diagramador, un diseñador, la imprenta, todos estos profesionales que son necesarios para ese producto final. Confiarle mi proyecto a todas estas personas y al final, ser la única responsable de que saliera o no el poemario. Eso es un reto, pero también una ventaja, ¿no? Organizarme muy bien, informarme y también estar segura de que publicar era lo que quería hacer fueron elementos clave para que se pasara del simple anhelo al libro físico.

Sin embargo, no voy a mentir en que el proceso es arduo, incluso tuve algunos problemillas por unas primeras versiones del libro que no salieron bien en cuanto a impresión o la misma portada y tuve que buscar alternativas, fue desgastante, sí, pero al final todo salió bien. Hoy en día y partiendo de esta experiencia, ayudo a otros autores que quieren autopublicarse a encontrar todo en un solo lugar, con En Letras Servicios Editoriales @enletrasedicion les ayudo desde la corrección de estilo hasta la diagramación e impresión con ayuda de otros profesionales, entonces estar al otro lado de la moneda también es invaluable.

  1. Qué consejos le darías a un poeta que está considerando autopublicar su primer libro, pero no tiene experiencia en este ámbito?

Informarse muy bien para que se dé cuenta de que es algo completamente viable, posible y asequible. Que ahorre y tenga muy clara su meta. Hoy en día existen varios proyectos como el mío, En Letras, que ofrecen servicios editoriales: edición, corrección de estilo, diagramación, ilustración, impresión, que facilitarán un 95% la experiencia y el proceso de autopublicación. Además ayuda a reducir el estrés, el tiempo y garantizan resultados conforme a lo que se quiere. También les diría que no dejen de soñar ni de luchar por esos sueños, si el sueño es tener su libro, no descansen hasta conseguirlo. Afuera siempre habrá lectores agradecidos.

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Redactor

Colombiano, periodista y lector de tiempo completo. Escribo para encontrarme. Apasionado del fútbol, la música, los elefantes, las mandarinas y los asados.

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