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Foto: Alejandra Villela

Seth Zaragoza

Empezamos a rumiar nuestros hastíos, nos los confiamos porque después de hacer el amor ni modo de guardarse rencores para una intimidad que desde luego ahora es compartida. Empiezo por decir pavadas, como que siempre me saca caspa la fe desmedida de los ateos, y que como siempre, me encabronan inconsecuentes argumentos, en todo caso, hay que ser un creyente empedernido para tener tanta fe en el azar.

Y bueno tú asientes y concuerdas, una buena mujer, ahí estás y me apoyas, aunque poco te importe la evolución y el creacionismo, en ese momento hasta Borges te pasa por la cabeza y recuerdas unas líneas que te leí de la biblioteca. Total, y yo me siento mesurado, te estoy estrujando las piernas desnudas contra mi cansada virilidad, y tú hablas entonces de la infidelidad, y yo me quedo pensando que me has tomado el pelo, que no estás tan de acuerdo, pero no has querido disentir, has ido directo a tu interés, y quién no lo hace, me digo y te dejo seguir.

Yacemos en un lecho acalorado, trémulos, heridos, cansados de una entrega casi mórbida, y henos aquí, después de esa conquista el uno del otro, de esa tácita promesa de perpetuidad que regalados en besos a nuestra piel firmaron nuestros labios, henos hablando de la infidelidad. Inflexiones de voz cada vez más inflamadas, para esta plática necesito un cigarro o dos, y tú esperas alguna respuesta conciliadora de mi parte, no la hay.

Te conocí por una infidelidad, lo pienso, pero no lo digo, no hay ánimo para recibir bofetadas a las tres de la mañana, así que pienso, te digo ya en plan sincero, que la fidelidad no existe, hasta el hombre más fiel si viviera lo suficiente acabaría por ser infiel, también cualquier mujer. Me quitas la mano de tu muslo y haces una mueca de desánimo, te giras para darme la espalda y pienso que con ese cuerpo que tienes jamás te sería infiel, o al menos muy poco.

Tú silencio es tan absoluto como tu desnudez, tal vez hubiera preferido la bofetada. En el celular suena Tom Waits con All the World is Green: I fell into the ocean When you became my wife I risked it all against the sea To have a better life Marie you’re the wide blue sky. Marie…

Pasa una hora hasta que vuelves a mí, he pensado, me dices, que cualquiera me diría que me sería siempre fiel, el hecho de que tú me digas lo contrario me hace creer que has pensado más en el amor, y eso creo, es porque el amor te lo tomas más en serio. Entonces te beso y te vuelvo a hacer el amor, te miro bajo mi cuerpo, te abarco y contemplo tus ojos entornados, tus labios que muerdes porque te apena hacer ruido, tus puños toman con fuerza las sábanas y luego tus uñas se entierran más abajo de mi espalda, me besas con desenfrenada violencia y entonces tú intimidad se anega y el rocío de tu cielo riega esta tierra que es mi cuerpo que es la tierra que te ama, y pienso respirando el vaho de tu aliento: Podría quedarme así para siempre, podría serte fiel.

Seth Zaragoza

Seth Zaragoza

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