Ixkozauki Hermosillo
Le pregunté a mi mejor amiga si me daría la oportunidad de comenzar una relación sentimental con ella. Al parecer la planta que está sobre mi escritorio no apareció ahí por casualidad, la habitación es oscura y no hablo de una planta de interior, esta planta necesita sol, lluvia, intemperie. GGM me dijo una vez que no tener un tema puede ser el tema central de una nota periodística; en un principio, estos apuntes tenían la intención de conciliar una inseguridad o, tal vez, ser un compromiso con el ejercicio de escribir: un párrafo al día, solamente. Intento convencerme de que no tener un tema es el tema de estos apuntes, pero la lista de asuntos por tratar es interminable. Me habría gustado estar viviendo el drama de mi vida, poder contar la situación que me acongoja, pero mi cansancio vulgar sólo alcanza a ser material para un mensaje por WhatsApp. V me envía fotos de vestidos, telas finamente confeccionadas que no tendría reparo en utilizar de no ser porque aún hay mucha distancia entre Mishima y yo. También es verdad que Mishima era un homosexual declarado y yo solamente soy un fan declarado de los vestidos. Puede ser que la planta sobre el escritorio se parezca a mí: encerrada entre muros que se calientan con el sol de la tarde y la deshidratan durante la noche para que al día siguiente lo único que anhele sea romper la ventana y que, a la buena de dios, ese día llueva tan horridamente que el diluvio universal se reduzca a una llovizna de año nuevo. Melibea cayó sola de la torre, Calixto no estaba ahí, quizá mi mejor amiga no esté ahí para mí cuando yo caiga; su respuesta a mi pregunta fue nunca digas nunca, lo dijo porque todo esto se trata de no tener un tema y comienzo a ser paranoico reinterpretando palabras que no quería escuchar, aunque luego viniera una especie de apología pregonando mi calidad de mejor amigo para toda la vida. Eso no es lo que quería escuchar, quería romper la ventana y caer de la torre. Quizá deba nombrar a la planta Melibea: al final ambas mueren y yo quedo solo, sin planta, sin torre, sin tema para un texto. Usar un vestido bonito no es la solución, salir a beber té con V, tampoco. Hace mucho A me regaló un cuenco de barro con algunas cactáceas llenas de vida, sabía que darles agua una vez por semana era suficiente, la tierra comienza a crear una especie de velo de polvo y es en ese momento cuando necesitan del agua para sobrevivir. La cactácea que un amor me regaló un catorce de febrero murió a la semana, no es que no me importara, pero ahora puedo ver que quizá ese regalo era Melibea cayendo de la torre y Calixto no estaba ahí. Ahora lo veo, puede que haya abierto la ventana para que entren todas las plantas, mas la planta que está sobre mi escritorio sigue ahí, acumulando polvo y sed. Entiendo también que estos apuntes no traten sobre la planta sino sobre declararse a uno mismo lo que quiere ser y lo que siente al respecto. Usar un vestido azul con motas blancas en un día de verano, bailar en las calles y sentirse libre de escribir sobre no tener un tema a escribir.
Ixkozauki Hermosillo
Director de Edición
(Guadalajara, 1996)
Experto en garabatos, poeta, aventurero, ladrón de momentos, fotógrafo aficionado, músico en paro y cocinero de ocasión. Ganador del concurso Creadores literarios FIL Joven 2012 y coautor de la antología La voz de los pasos (Mano Armada, 2018).
Sofía Olago
Ilustradora
Mi nombre es Diana Sofía Olago Vera, para abreviar prefiero ser llamada Sofía Olago. Tengo 19 años y nací en Lebrija, un pequeño municipio del autoproclamado país del Sagrado Corazón de Jesús: Colombia. Sin embargo, desde pequeña he vivido dentro del área metropolitana de Bucaramanga, capital del departamento de las hormigas culonas.
Soy una aficionada del diseño que nutre su estilo y conocimientos a base de tutoriales y cacharrear softwares de edición. Actualmente, soy estudiante de Comunicación Organizacional, carrera que me dio la mano para mejorar mi autoconfianza y mis habilidades comunicativas.