Nadia Arce
Que la pasarela de cadáveres en las noticias, termine
Que la lista expuesta o no por tantos robos, se acabe
Que los atentados y la frialdad de la sangre, se muera
Que los ciudadanos sin ciudadanía, ni patria, se rediman
Que la indiferencia
Que la matanza
Que la falta de educación
Que la pobreza extrema hasta la médula
Que las violaciones cada tantos minutos en mi país
Que la trata de personas y los niños a la venta
Y los niños a la cacería
Y los niños al abuso
Y los niños sin sus órganos
Y los niños raptados
Y los niños que mueren
Que se incendie
Que se extermine
Que se irrumpa
Que las mujeres golpeadas
Que los hombres furibundos
Que las madres que crían a los machos
Que Latinoamérica en el centro, en el norte, en el sur: se una más
Que se acabe este dolor masivo, extenso, por lo menos un tanto por día
Que tenga por favor desenlace
que tenga pronto fin,
que se erradique,
que urge a las masacres un final.
Pésimo texto que en ningún momento puede ser comparado con un poema. Una retahíla de sentimientos cursis, un lugar común en sí mismo y un tufo de moralina que no conducen a nada. Es lamentable que, dadas las condiciones inherentes a la propia poesía, cualquiera crea que puede escribir un poema… En fin, estos ejercicios pueriles deben dejarse en el cajón y nunca volverlos a visitar.
Saludos, Joaco. Respecto de tu comentario tengo dos observaciones nada más:
En primer lugar, creo que tu valoración es una completa ofensa envestida del hermoso traje de la “libre opinión”. Interpretando el sintagma que ocupás: “condiciones inherentes a la propia poesía”, alcanzo a visualizar una concepción desviada del fenómeno creativo ¿Por qué razones?: hay muchas condiciones inherentes al acto creativo, pero no son excusas para arremeter violentamente contra el creador: el fin último de la poesía no es cristalizar ningún ideal de belleza, consiste más bien en la purificación de las emociones, eso que Aristóteles llamó “catarsis”. La estética orientada a la valoración poética, mi estimado, es una invención del siglo XVIII; ojo, con esto no planteo que no exista una relación plausible o coincidente entre ambas, pretendo nada más establecer la falencia histórica cuando asumimos discursos sin ningún tipo de criterio, porque más que emitir valoraciones envenenadas sobre lo bello, lo hermoso, lo malo y lo bueno, lo amoral, inmoral y moral de la poesía, esta se critica apelando a las ideas objetivadas formalmente en los materiales poéticos; es decir, se construye un discurso interpretativo a partir de la historia de las ideas: una forma más de hacer filosofía. Además, utilizás la frase para menoscabar la composición ajena dentro de un espacio que no busca destruir ni coartar la expresión; por el contrario, este lugar existe para posibilitar la convivencia armónica y pacífica de la comunidad Humana, que al final de cuentas, se desarrolla a través de la cultura: creando nuevos valores e interpretándolos. Hay, pues, una evidente contradicción, en suma irreconciliable, en tu discurso “crítico”.
Finalmente, (esta es mi subjetividad más pura manifestándose) me encachimba —esta es una forma coloquial en el español de mi país que refiere al acto de molestia o rabia más alto— la manera inhumana de expresar tu subjetividad. El hecho que seamos libres de acomodar comentarios donde sea en este espacio virtual, no es pretexto para vehicular ofensas de muy mal gusto. Entendería una subjetividad modesta, afable, condescendiente y preocupada por las necesidades del otro si esta se desplayase si miramientos y sin sentido, después de todo, no guarda malas intenciones. Pero una ofensa, amigo, peor parecida a la tuya, me genera descontento; más todavía, cuando se hace con pretensiones de contar con suma pericia al hacerlo. Joaco, no contás con los conocimientos técnicos sobre teoría literaria ni con la sensibilidad del crítico (del verdadero crítico, no de los bocazas) para emitir juicios que merezcan una minucia de atención.