Ilustrado por: Maricielo
Noelia Martín
Decías que, si se ama, todo se perdona.
Decías que todo se perdona porque había que aguantar.
Decías que había que aguantar porque era lo que merecía.
Decías que era lo que merecía porque no valía nada.
Decías que no valía nada mientras tú te crecías.
Tú te crecías y yo callaba
Gritos, silencio.
Humillar, golpear, escupir puñales, poner clavos en el camino donde me intentaban dar la mano, las manos desaparecieron…
Pero las tuyas no, y ya no acariciaban…
Chantaje, maltrato, silencio.
Abismo, oscuridad, huracanes en mi cabeza;
No vales nada.
Caos… De nuevo silencio.
Barro, lodo en los ojos, llanto, desconsuelo, ¡PARA!
Fuego, todo son escombros…
Cuando nada se tiene, nada se pierde.
Solo queda levantarse.
Las manos y las rodillas sangran, el camino está borroso, deforme.
Aparta,
ahora me toca hablar a mí, no quiero escuchar los cantos de sirena.
El mar no es tuyo.
Avanza, respira, resurge… Despacio.
Si vales, lo vales todo.
Ave fénix.
Lo más bonito puede llevarte al mismo infierno y aquello que no vemos nos puede llenar de la paz más absoluta.
Lo monstruoso deja de serlo cuando te sientas a su lado.
… Y será entonces cuando recobre las bellas formas.
Noelia Martín
Autora
Psicóloga de profesión, amante de las letras, la filosofía, el pensamiento y la mente. Pienso que los poemas son lazos que unen a las personas y crean puentes invisibles entre almas conectadas de manera intangible. Que no forjan momentos, sino que lo son. Este pequeño caos de origen andaluz forma parte de mi libro «Caos deforme de bellas formas».