Andrei Velit
El caos del mundo o el de tu propio mundo.
¿Cuál de ellos te aniquilará primero?
Como un insecto a su entomólogo,
sigues sometido a las sensaciones.
Como un niño consentido a su madre,
sigues subordinándote al sistema.
Ahora lo sabes;
Eres el nimio engranaje que solamente opera
con el beneplácito de los dueños.
La saliva de una bestia deshumanizada y famélica,
el embrollo que el hombre nunca pudo resolver.
Miras con ojos obnubilados
al desconcierto
que crece como la deforestación en el Amazonas,
que se arraiga como la estupidez en la humanidad.
Y tus limitaciones solo te permiten entender
una miserable porción en la geografía de tus deseos.
Irrumpen las predicciones más aciagas
donde el cuerpo y la mente ya no responden finalmente
a eso que todos llaman libre albedrío.
Y cubres tu cielo con un techo de vidrio,
que cada noche cae trizado al igual que tu cordura.
Quieres odiar…
Indignarte con las injusticias que follan frente a ti.
Pero los sentimientos que se engendran
en tu alterado ser ya ni eso pueden hacer.
¡Felicidades!
Pagaron unas monedas por tu alma sin que lo sepas
y ahora eres uno de los suyos.
Se automatizarán tus emociones
Y repetirás una y otra vez que la economía no debe parar.
Fingirás endurecer la piel.
Embadurnarás tu cuerpo de frialdad.
Obtendrás el don del desprecio hacia los demás…
Pero esa dureza, frialdad y desprecio
ya lo tuvo el mundo contra los tuyos
y contra el ser que,
en algunas noches de extrema soledad,
añorarás vehementemente.
Busca tu nueva imagen en las gacetas económicas,
en esa fábula llamada biblia,
en los comerciales de tv,
en las felicitaciones al empleado del mes
o en esa orgullosa lista de “personas de bien”.
Eres el futuro apocalíptico que predijeron.
Eres la mano que ningún animal se acercará a lamer.
¿La muerte es el camino más sensato?
Tuviste que transmutarte en algo ruin
para entender esa obviedad…
Andrei Velit
Autor
Lizeth Proaño
Ilustradora