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Ilustración: Caro Poe

Majenda Aliaga

A finales de los años noventa leí el libro «Los detectives salvajes», escrito por Roberto Bolaño. Un gran amigo que tenía en esos años me lo prestó; era una primera edición en Panorama de narrativas de Anagrama. Por aquel tiempo él y yo teníamos algo así como un grupo literario y me comentó que la historia de Arturo Belano y sus amigos por las calles de México en busca de Los Infrarrealistas le había fascinado sobremanera.

Nos solíamos reunir a conversar sobre libros y ver películas. Me dio el libro gris con la fotografía de tres tipos con traje y sombrero en la portada; sí, parecían unos detectives. Apenas subí al carro, me sumergí en la historia de los jóvenes poetas y la terminé un par de días después.

Cuando nos volvimos a ver se la devolví y tuve que admitir que Los detectives salvajes es de esos libros que no dejan ilesos a nadie tras su lectura; aunque le hice hincapié en que me gustó —y aún me gusta más la primera parte de la historia que la segunda, donde sentí que se ven reflejadas más las aventuras librescas de los protagonistas—, uno de los episodios que me resulta inolvidable es el de la lectura en la ducha, la misma que Roberto comentó años después estaba basada en algo que solía hacer su amigo Mario Santiago Papasquiaro.

Pasados unos años tuve oportunidad, tras la muerte del autor y la popularidad que ganó, de encontrar casi todos los libros del chileno en las ediciones de Anagrama, ya sean Compactos y Panorama de Narrativas; aquellas portadas coloridas se podían encontrar en casi cualquier librería del mundo hispano. Pude disfrutar de «Putas asesinas» y «Llamadas Telefónicas» ambas en la edición Compactos, y creí que podía leer otros libros del autor en la misma editorial.

Todo cambio en 2016, cuando se dio el lanzamiento de un nuevo libro aún inédito del autor «El espíritu de la ciencia ficción» en editorial Alfaguara. La nueva publicación causó extrañeza en entre los lectores, y la sorpresa fue mayor cuando se anunció que para diciembre, en todas las librerías del mundo, se iba a realizar el retiro de todos los libros existentes del autor en Anagrama.

Los cambios de casas editoriales en los autores son algo que suele pasar: contratos mejor pagados, diferencias con el editor o el ofrecimiento de una mejor edición pueden ser la causa, pero lo que no es común es el retiro tan abrupto de todos los libros existentes en la anterior editorial.

Algo había pasado y se tejieron muchas hipótesis: algunas indicaban un contrato muy jugoso con mejores beneficios que los que ofrecía la que había sido la antigua casa editorial para sus deudos. Pero esto no explicaba el retiro que incluso llevó a algunas librerías a colocar anuncios con la fecha límite para la venta de los libros en Anagrama hasta el 30 de diciembre de 2016.

En octubre de ese año, en la Feria del Libro de Guadalajara, Jorge Herralde, el exdueño y aún presidente de Anagrama, anunció que no entendía bien lo que había pasado; los representantes de su editorial se habían reunido con Carolina López, la viuda de Bolaño, para cerrar un acuerdo comercial por las obras del autor, y López, ese mismo día en la tarde, vendió los derechos del legado por más de 500.000 euros a Alfaguara.  Herralde aseguró que no le dejaron pujar y que «los herederos no nos han retirado sus títulos por una cuestión de dinero, sino porque formábamos parte de aquellos amigos íntimos a quienes nos había presentado a Carmen como su novia, con la que yo mantenía un trato esporádico y cordial».

En noviembre de ese año el crítico literario y amigo de Bolaño, Ignacio Echevarría, confirmó que todo ese cambio editorial y el retiro habrían sido causados por un nombre: Carmen Pérez. Ella habría sido la última novia del autor, algo que Jorge e Ignacio no sólo conocían, sino que apoyaban, y que, al parecer habrían mantenido contacto con ella incluso tras la muerte de Bolaño. Debido a esto, Carolina López la albacea y viuda del escritor, apenas pudo firmó con Alfaguara, —hoy Penguin Random House Mondadori—, llevándose al autor más vendido de Anagrama como una manera de desvincularse del círculo que era cercano a Carmen.

A pesar de esto, hay algo que siembra la duda a esta hipótesis y es que, Claudio López Lamadrid, actual jefe editorial de PRHM, era amigo del autor e incluso fue invitado a su último cumpleaños. En aquella reunión, departió con Juan Villoro, Ignacio Echevarría, Rodrigo Fresán y Carmen Pérez. Lo que sí parece innegable, es el afán de borrar toda referencia a Carmen, incluyendo la dedicatoria que había tenido uno de los cuentos, del que fue su esposo.

bolaño

Por cierto, Roberto Bolaño y Carolina estaban separados, pero no se habrían divorciado, y el autor quiso asegurar el futuro de sus hijos dejando como albacea a la madre de estos.

Tras esto, los lectores nos quedamos sin unas ediciones que —seamos sinceros— no son preciosas, pero que sí nos resultan más que entrañables, y con el pequeñísimo consuelo de que, con mucha suerte, en algunas librerías físicas y en digital, aún pueden conseguirse, tal vez escondidos entre libros viejos y revistas mal leídas, aquellos volúmenes coloridos de Anagrama, la editorial que ayudó a crear la inmensa figura de Roberto Bolaño.


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Majenda Aliaga

Majenda Aliaga

Redactora

He publicado poemas en plaquetas en Lima, Perú. Trabajé en librerías limeñas y actualmente escribo en la revista Katabasis y en mi página de Facebook: Lecciones de vértigo. Estoy preparando un libro de cuentos que espero publicar y una novela.

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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