Nicolás Gómez
En medio de un campamento, en el que el ruido se apodera de todo, sentados en un camión, llega un grupo de personas. Se bajan del vehículo sin decir una sola palabra; están cansados, sucios y hambrientos. Las ojeras les dan un aspecto sombrío, lo que contrasta con el silencio cómplice que hay entre ellos.
El silencio se rompe por el ajetreo que hay por todo el campamento, una locura en toda regla, pero estas personas se limitan a caminar sin hacer más ruido y reciben su dotación de comida. El menú de hoy es galletas con jalea, pollo en una bolsa y agua.
Todos se reúnen de nuevo para comer en medio de una carpa, donde les sea posible estar en silencio y digerir el día y la noche anterior en completa paz. De un momento a otro, la quietud en el aire se corta por el rápido hablar de un peculiar hombre, que viene acompañado de personas con pesados equipos y con una perturbadora sonrisa de oreja a oreja. Entra con plumas en la cabeza, varios collares en su cuello y una bolsa llena de frascos y cajas pequeñas
Mientras el grupo asombrado le da su mejor cara, el hombre abre diciendo lo siguiente:
Lleve la nueva solución para la tristeza y el mal de amores. Si su vida no tiene sentido o siente que quiere morir, lleve esta pastilla que le asegura la felicidad por un módico precio. ¡Tal como lo oye mi señora, mi señor! Esta pastillita que tengo aquí tiene el poder de la felicidad. Energía y sonrisas ilimitadas por un precio justo. La píldora que lo cambia todo, la que le va a permitir mostrarse al mundo como siempre lo ha querido.
Si siente que no sirve para nada, que es descartable o está muy solo. Hombre, ¿a quién le importa? Viva que para eso respira. Una dosis y le aseguro que se va a ver con más energía; va a descrestar con una actitud renovada. Estará vacío por dentro, pero qué más da, podrá lucir como una persona magnífica. El orgullo de su familia, la envidia de sus amigos, el ejemplo a seguir. Si la lleva ya, le añado una gotica de positivismo inducido en cada pastilla, como para que lo lleve mi don, mi doña.
¿Qué cuánto cuesta? Es barata, solo renuncie a su pasado. ¿Por qué tendría que preocuparse si eso ya pasó mi señor, mi señora? Si la vida le dio a vivir todo eso debe ser por algo, y si no le gusta, ¿qué más puede hacer? Usted y yo sabemos que no hay otra opción. Me tomo una todos los días y mírenme, ando regio, tengo una esposa, mi buen ranchito y plata en el bolsillo. Sí, la vida es linda mi doctor, mi doctora. Si no le gusta le falta amor propio y yo se lo traigo en forma de pastillas.
Mire le aseguro que se toma esto y usted estará renovado, una persona distinta, la digna envidia. ¿Pa’ que se va a matar? Si a usted le falta mucho por vivir, más bien tómese otra muestra gratis, sonría y mire para adelante. ¿Otra vez se siente solo? No pasa nada, consígase una pareja, porque seguramente a usted le han de llover las oportunidades. Mi don con ese porte distinguido y fresco, todo un galán, y mi doña con ese estilo de alta clase pero con la pinta de artista, un partidazo en toda regla.
De eso tan bueno no dan tanto, ¿cierto? Pero son pequeñitos precios por ser feliz, diminutos, diría yo. Porque todos venimos a ser felices, acá no hay feos ni tristes. ¿Qué es un dolorcito de cabeza o unas ganitas de morirse? Nada vale tanto como su tranquilidad mi señor, mi señora. Mire, si usted no está completamente feliz con su compra, le mandamos otra cosita más fuerte para que se anime. Pero nada de esas matas y químicos que se meten los cínicos, eso le daña el organismo, más bien tómese otra pastillita y sonría que la vida es linda.
Aprovecho y los invito al show de los siempre sonrientes. Testimonios vivos de nuestras pastillas milagrosas: no saben para donde van pero están felices. Con una sonrisa de oreja a oreja, no vaya a creer que sienten tristeza. Por el contrario, mis señores, viven en el momento. Para qué quiere lo que ya pasó, para qué quiere lo que no ha pasado. Viva el momento y así no se preocupa por esas pendejadas como el sentido de la vida o el amor. Estas personas son completamente felices y su show es espectacular. Con luces, pastillas y cámaras le montan la película de su vida.
Lleve la medicina barata para todos y todas, el precio justo para bolsillos pequeños. Abra la mente y dese una oportunidad. Mire que si ya está acá es por algo. Eso sí les advierto, que si no mejora no es nuestro problema, usted ponga su energía. Nosotros no sabemos manejar esa situación, así que no nos joda; pero esté tranquilo, que eso seguro le funciona. Porque si usted vive yo gano, pero si se muere gana usted y nadie le puede permitir eso, mi señor, mi señora. No crea que nos importa, pero por favor, no se mate. No se preocupe y sea feliz que todos tienen que vivir, ¿no ve que la vida se le va entre las manos?
Si siente que cada día es eterno, pues se equivoca porque son muy cortos. No le sirve de nada marcar los días como preso en su pared, más bien anímese, distraiga la mente, tómese otra y siga. Si no sabe qué hacer o a dónde ir, tranquilo que eso tampoco nos interesa. Usted respire y levántese que no pasa nada, aún le falta mucho por vivir.
Piense en su familia y sus amigos. Hágalo por ellos. Lleve la píldora que le alegra los días, la que lo pone contento así usted no quiera. Llévela con amor propio, llévela con optimismo barato, haga lo que quiera, pero llévela.
El grupo atónito recibe la pastilla del peculiar hombre y su compañía. Todos la pasan con el agua de las tazas metálicas que cuelgan de sus maletas. Uno a uno, ven cómo el estupor, el cansancio y la tristeza van desapareciendo y, en su lugar, adquieren una sonrisa muy parecida al de los artistas que estaban actuando para el resto del campamento.
Cuando todos la tomaron, ya no querían estar allí. Volvieron a ponerse sus pesadas botas, se ajustaron los cascos, alzaron su rifle y fueron a marchar al campo de guerra del acababan de venir. Con una sonrisa marcharon a la muerte, que por fin les permitió descansar después de tantos años, pero que no pudo arrancarles la perturbadora sonrisa que se posaba debajo de las ojeras y de la expresión triste y traumatizada de sus ojos.
Nicolás Gómez
Position
Periodista, cinéfilo, geek e intento de escritor. Me desahogo frente a un computador sin ninguna pretensión más allá de describir la vida misma.
Caro Poe
Directora de Diseño
Diseñadora gráfica.
Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.