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Imagen: Sofía Olago

Paulo A. Cañón Clavijo

People need trouble – a little frustration to sharpen the spirit on, toughen it

William Faulkner

La frustración bien podría ser uno de los estados cardinales de la vida moderna. Basta caminar, convencidos de nuestros sueños, para hallarla aunque sea por un instante. Mírenla ahí, en la beca que no fue concedida, en el manuscrito que el editor no leyó, en el cuarto lugar de un podio con solo tres espacios. Muchas veces toma formas extrañas, discretas; bien podría ser un trabajo durante décadas, la sensación de estar atrapado en una rutina distante de nuestras ilusiones. ¿Quién no la ha sentido?

Otras veces tiene formas lentas, mucho más disimuladas que la mera derrota. Se va metiendo en lo cotidiano y nos engaña, se apodera del ritmo de la vida lenta y hace creer que todo, inevitablemente, debe ser de la manera en la que es. Le gusta ir enredándonos las aspiraciones hasta asfixiarlas bien despacio.

Tal vez en eso pensaba John Fogerty cuando compuso Lodi. Su banda, Creedence Clearwater Revival, no tuvo un comienzo fácil. A pesar de ser uno de los grupos musicales más representativos de la década de los 60, en Estados Unidos, el conjunto formado por John, su hermano Tom, y sus amigos Doug Clifford y Stu Cook, sufrió los embates constantes de la vida antes de alcanzar el sabor propio del éxito.

La canción, un sencillo discreto en el lado B de Green River, uno de sus álbumes más exitosos, se ha convertido en una piedra de toque para mi vida. Son poco más de tres minutos en los que la voz atronadora de Fogerty cuenta la historia de un músico promisorio que se siente atrapado, disminuido por la rutina de permanecer en un lugar donde no quiere estar, donde no se siente apreciado.

The man from the magazine

Said I was on my way

Somewhere I lost connection

Ran out of songs to play

I came into town on a one-night stand

Looks like my plans fell through

Oh, Lord, stuck in Lodi again

El hombre del magazine

dijo que yo estaba encaminado

en algún lugar perdí la conexión

me quedé sin canciones para tocar

Vine a la ciudad por una aventura de una noche

Parece que mis planes se derrumbaron

Oh, Dios, estoy atrapado en Lodi de nuevo

Lodi, una pequeña población de California que la banda nunca visitó, es una referencia a todos aquellos lugares solitarios y de mala muerte donde los músicos que están comenzando sus carreras se ven obligados a presentarse, muchas veces para ser abucheados o, simplemente, para adornar bares donde a los clientes les importa más el licor que la música.

Pero no es sólo eso; Lodi es un estado de la mente, un momento en el que, sin importar el lugar o la persona, es posible sentir que todo cuanto nos rodea no se encuentra en armonía con nuestros sueños y ambiciones.

If I only had a dollar

For every song I´ve sung

And every time I had to play

While people sat there drunk

You know, I´d catch the next train

Back to where I live

Oh Lord, stuck in Lodi again

Si tan sólo tuviera un dólar

por cada canción que he cantado

y cada vez que he tenido que tocar

mientras la gente se sentaba borracha

Sabes, tomaría el siguiente tren

de vuelta a donde vivo

Oh, Dios, estoy atrapado en Lodi de nuevo

Desde que conozco esta canción, mi aprendizaje con ella ha sido valiosísimo. Constantemente me detengo a ver todo lo que me rodea: mi familia, las personas, mi entorno, y las condiciones que hacen que mi vida sea vida. La pregunta que me hago, una y otra vez, es la misma: ¿estoy en medio de un camino, o he vuelto a Lodi?

Sin importar cuál sea la respuesta, continúo andando. Tal vez porque más allá de la frustración y el estancamiento de los que habla Fogerty, la lección también está en las demás canciones de su repertorio, en la cantidad de conciertos que llenaron y los miles de discos que vendieron. Sí, es cierto que en algún punto de su carrera los miembros de Creedence Clearwater Revival se sintieron profundamente derrotados, y muy posiblemente fue en sus inicios, cuando se subían al escenario con el terrible nombre de The Golliwogs y habían firmado con un sello discográfico que sólo prometía que jamás iban a hacerse famosos. Pero claro, el mundo no recuerda eso.

En nuestra memoria colectiva continúan sonando canciones como Have you ever seen the rain —que hasta tiene un cover de Juan Gabriel—, Proud Mary, Born on the Bayou o Fortunate son. Tenemos el recuerdo de la poderosa voz de Fogerty, la maestría con el bajo de Stu Cook o el legendario bigote de Doug Clifford. Incluso están los continuos homenajes hechos por artistas como Tesla, The Killers o Foo Fighters.

Si algo hay que aprendí de Lodi, es que lo importante, no está en darme cuenta de que estoy estancado o de sentirme vencido por aquello que no tuvo éxito; más bien creo que es necesario continuar, ir cazando los sueños uno a uno, por muy difíciles que se antojen. Entender que todos aquellos pueblos pequeñitos sólo están en el camino por ser la antesala de las grandes ciudades.

Tal vez, y sólo tal vez, el gran mensaje de Lodi no está en redundar en la miseria, por el contrario, está en buscar la terquedad y la ambición que nos llevaron a ella. A la larga, si alguien se cayó fue por el simple hecho de que en algún momento estuvo caminando. En eso pienso cuando llego a estas líneas, no en la imagen del músico que le canta a un puñado de borrachos malhumorados, sino en aquel que compuso una canción sobre ése momento, y que después la tocó en vivo, frente a miles de personas que se sentían absolutamente afortunadas por oírlo cantar de sus frustraciones. Tal vez yo no escucho la canción para darme cuenta de que estoy en Lodi, sino para recordar que tal como llegué ahí también es posible que pueda irme.

Autor

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Redactor

Colombiano, periodista y lector de tiempo completo. Escribo para encontrarme. Apasionado del fútbol, la música, los elefantes, las mandarinas y los asados.

Ilustradora

Sofía Olago

Sofía Olago

Ilustradora

Mi nombre es Diana Sofía Olago Vera, para abreviar prefiero ser llamada Sofía Olago. Tengo 19 años y nací en Lebrija, un pequeño municipio del autoproclamado país del Sagrado Corazón de Jesús: Colombia. Sin embargo, desde pequeña he vivido dentro del área metropolitana de Bucaramanga, capital del departamento de las hormigas culonas.

Soy una aficionada del diseño que nutre su estilo y conocimientos a base de tutoriales y cacharrear softwares de edición. Actualmente, soy estudiante de Comunicación Organizacional, carrera que me dio la mano para mejorar mi autoconfianza y mis habilidades comunicativas.

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