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Imagen: Caro Poe

Eduardo Omar Honey Escandón

Nos gusta conspirar. Te da la sensación de estar haciendo algo importante, algo que te da sentido, por debajo de lo que es la costumbre. O contra lo conservador. Quizás este espíritu puede ser por nuestros padres o por azares del momento.

Pero esto no es lo importante, sino que no estamos solos. Hay muchas personas (adolescentes, adultos, jubilados, sin importar sexo o religión, incluso tenemos invidentes y minusválidos) que nos acompañan. Ese conspirador puede ser tu hermano. O el señor que está en el escritorio frente ti. También puede ser aquel muchacho que está leyendo un libro en el metro. Estamos en todos lados y nos hemos dado a conocer. Sonará extraño, pero somos una conspiración que no vive en la clandestinidad. Publicamos nuestros avisos y convocatorias en periódicos como revistas. Incluso algunos de nosotros hemos hablado sobre la conspiración por internet, radio y televisión.

Esto nos da ventajas. Estamos al lado de quien sea, pero nadie nos ve con certeza. Platicamos con ustedes y muchas veces les enseñamos nuestros manifiestos. En otras ocasiones, puesto que se nos recibe agresivamente, preferimos escondernos un poco y te volvemos objeto de nuestro arte. Así los/te convertimos en parte de nosotros. Y tú no lo sabes.

Pretendemos tomar al mundo con una de las armas más poderosas que ha creado la humanidad. No hablamos ni del amor, ni de la religión. Tampoco son misiles ni aviones; ni somos extraterrestres con grandes poderes mentales. Cualquiera de estos elementos los podemos controlar y manipular a voluntad. Estamos más allá. Nuestra arma la tienes ahora en tu mano: es la palabra escrita. No te puedes salvar de nosotros. Estamos en los periódicos, en las revistas, incluso en las películas subtituladas. Tanto en lo impreso como en lo digital. Querrás argumentar que te puedes defender sin inmutarte o que puedes escapar con facilidad de nosotros. No estés tan seguro.

Te puedes proponer huir leyendo solamente los costados de las cajas de cereal, la nota roja o la sección de deportes. Quizás eres de aquellos que no leen y sólo ves películas en español o pura telenovela. Pero realmente sigues con nosotros. Cada día necesitas la palabra para comprar tu torta, para coquetear con alguien, para despotricar contra el gobierno, o simple y sencillamente, para gritar “¡Gol!”.

Por eso te decimos que estamos cerca de ti. Es más: tú mismo puedes ser sujeto de cualquiera de nuestros textos en cuanto queramos. Si tienes en tu mente la idea incorrecta de que los escritores somos entes solitarios tecleando y tecleando sin parar, apenas tienes una verdad a medias. Así pueden llegar a ser algunos de los grandes maestros. Es cierto que nosotros fuimos como tú, como cualquier persona que te rodea. Alguien llevado por la vida, que cree tener el control. Pero no, algo pasó y eso tú lo sabes. Nosotros descubrimos un día que eso no era suficiente, que queríamos ser diferentes. Que queríamos ser dioses, intérpretes, artistas de la palabra.

No vino un Buda ni un Jesucristo a nosotros. No hubo una Biblia ni un Corán. Empezamos a poner en papel nuestras historias, nuestras ideas, nuestros sentimientos. Algunos optamos por hacer poesía; otros, por la narrativa. A muchos no les importó y sólo escribieron. Casi siempre empezamos con una nota o con un diario. En nuestro interior sabíamos que no estábamos aislados y nos empezamos a buscar. Algunos que habían iniciado antes que nosotros nos convocaron y, donde no había un guía, los que estaban aislados se unieron. Así nacieron los talleres literarios, una de las mayores conspiraciones que hay en el planeta.

Todos los días de la semana, por la mañana o por la noche, nos reunimos presencialmente o a distancia. A veces vamos a un café, en otras ocasiones en la casa de alguien, los de más allá en un museo o en una casa de la cultura. No nos detienen desastres y tarde o temprano nos convocamos. Traemos nuestros textos por escrito y los repartimos. Quizá los mandamos por correo o los proyectamos en la pantalla. Ocasionalmente leemos en silencio, a veces lee el autor o, mejor, lee otro conspirador. Luego, entre todos, comentamos si nos gustó el texto o no, si está bien escrito o no, si nos hizo sentir esto o aquello, si estamos o no de acuerdo. Y el autor toma nota, se alimenta y crece. Repetimos el proceso con el texto del siguiente compañero. Así lo hemos hecho por años y lo seguiremos haciendo.

Tarde o temprano llega el momento en que alguno decide que un texto está bien y lo envía a publicación. No le importa mucho si lo aceptan o no, ella o él siguen escribiendo. Puede que mejor decidamos hacer una plaquette, una revista o un periódico. Otros prefieren sacar un libro donde: recuerda, muchas instituciones o editoriales nos apoyan. En caso extremo nos podemos hacer ediciones de autor, más en este mundo interconectado. No nos dejamos vencer. El texto siempre acaba por ser parido y abrirse paso por el mundo.

La gran mayoría de nosotros estudia o trabaja en una actividad muy diferente a la literaria. ¿Ya ves cómo también tenemos que ganarnos el pan con el sudor de la frente igual que tú? Estamos los que nunca faltan al taller como aquellos que llamamos “conspiradores cometas” puesto que aparecen un tiempo y desaparecen hasta que la órbita de la vida los vuelve a traer. Pero no dejan de trabajarse como escritores. Aunque no expresemos por escrito nuestras ideas durante meses o años, en el corazón y en el alma lo hacemos siempre. Todos tenemos que trabajar, sostener a una familia, tener amores, buscar divertirnos, pero logramos hacer un hueco en esos múltiples tiempos vacíos que hay en la vida, donde escribimos. A veces es fácil, pero también hay a quienes cada texto les lleva más tiempo que ver crecer un hijo.

Recuerda que te estamos esperando. Día a día te observamos y estudiamos cada aspecto de tu vida y la de los tuyos. Tomamos notas mentales o por escrito. En cuanto podemos te recreamos por completo o en partes en nuestras páginas.

Pero no nos temas. No te haremos daño. Cada uno de nosotros, aunque está conspirando en conjunto, puede buscar diversos objetivos personales. Algunos llegamos a los talleres con la idea de ser ricos, otros llegan con la idea de la fama, uno más viene para ver cómo empezar a vaciar con letras eso que le oprime mente y corazón. También hay algunos que aparecemos y desaparecemos en lo que decidimos arrancar. Pocos son los que llegan y, al no ser humildes, se retiran ya que el mundo no los entiende. Pero aun así los hemos tocado y ya empezaron a conspirar con nosotros. La gran mayoría acudimos porque amamos escribir y expresarnos, porque es una necesidad. Al hacerlo nos transformamos y también cambiamos a los que nos rodean. En especial a nuestro lector. Tal como tú lo eres ahora. Has escuchado nuestro canto y ya estamos en tu mente.

Te podemos asegurar que en pocos años muchos de nosotros estaremos en boca de todos. Quizá no sepas nuestros nombres, pero por ahí, en alguna canción, en una frase que todo mundo repite o en un poema, nos hemos aparecido. El movimiento sucede en todas partes y, en estos aciagos tiempos, se nos están uniendo muchos adolescentes. Ellos serán los escritores de este siglo y de este milenio, cada uno hablará por sí mismo y por nosotros. Los estamos preparando, hemos tendido las redes por todos lados, nos estamos conociendo y estamos conspirando a mayores niveles. No te resistas, ni trates de huir. Mejor únete. Estamos muy cerca de ti. Sólo tienes que buscarnos.

Autor

Eduardo Omar Honey Escandón

Eduardo Omar Honey Escandón

Nacido en México, 1969. Ing. en sistemas. Participante desde los 90 en talleres literarios tanto en México como Venezuela bajo la guía de diversos escritores. Publica ocasionalmente en plaquettes e internet. Coordina talleres de introducción a la escritura.

Ilustradora

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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