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Imagen: Caro Poe

René Medina

La Divulgación científica como parte de la literatura, ciertamente ha ganado auge en las últimas décadas; labor de muchos divulgadores que han sabido amalgamar los conocimientos científicos con la cultura pop; quitando ese halo de inexpugnabilidad al conocimiento científico, para ponerlo, a merced de nosotros, simples mortales frutos de una educación matemática y de ciencias exactas, que por decir lo menos, es defectuosa y carente, en nuestra hermosa y mítica Latinoamérica.

Algunos de éstos autores han logrado alcanzar inclusive, el codiciado rango capitalista de “Best seller” y se han convertido en fenómenos mediáticos que ya no sólo dan clases o dirigen investigaciones en las universidades, sino que, de igual forma aparecen en televisión, series, caricaturas viajan al espacio y hasta tienen películas autobiográficas. Sin duda nombres como Stephen Hawking, Carl Sagan, Neil deGrasse Tyson, son nombres del dominio no sólo de la selecta comunidad científica, sino, de la general y mucho menos científica, población general.

Dentro de ésta categoría, tenemos otro autor que, si bien no figura entre los primeros nombres antes mencionados, cumple con las características para insertarse en esta “ola científica popular”, y que si bien quizá no es tan conocido, su aportación a la divulgación científica no es menos importante. Hablamos en esta ocasión del doctor Oliver Sacks. Un alegre neurólogo judío, amante de la música, la química, las drogas medicadas, plantas alucinógenas y claro, de la neurociencia y la experimentación. Dotado de un toque narrativo excepcional para, contar sus ya de por sí increíbles casos, logrando en el lector un enganche que nada desmerece de las grandes ficciones y sus arcos narrativos y sus descriptivas del entorno, sus personajes, que el doc más bien llamará pacientes por supuesto, logrando que la lectura de sus libros sea no sólo amena y ligera, sino intrigante y muy entretenida. Prueba de ello, es el título de éste artículo, tomado de, uno de sus libros en el cual narra casos clínicos acaecidos durante su andar en diferentes instituciones como médico neurólogo.

Así por ejemplo, en el libro en cuestión. El doctor Sacks, nos narra 20 casos clínicos de enfermedades neurológicas tan peculiares como el mismo título. Muchas de las cuales derivan de perdidas parciales de la memoria, leves retrasos, accidentes y muchas otras situaciones que nos permiten, darnos cuenta una vez más, de cómo la realidad supera a la ficción; sobre todo en el aún desconocido mundo de la neurología, la percepción, la memoria y todos aquellos componentes cerebrales que, aún no podemos entender como especie, pero que sin duda, quedan de manifiesto en las historias del doctor, cómo partes fundamentales para ensamblar el constructo del individuo que nos permiten ser, no sólo una persona, sino determinada persona, con una historia particular, con unas aficiones determinadas y relaciones humanas bien delimitadas.

Es de resaltar sin embargo, la apasionada humanidad con la cual Sacks aborda cada uno de los casos, así como su magistral capacidad para narrar los mismos en un nivel que no sólo resulte inteligible para cualquier lector, sino que se sienta fresco e interesante, como un diálogo con alguien conocido que nos habla de un evento de lo más casual.

La producción literaria de Sacks contiene en su haber numerosos títulos, muchos de ellos, catalogados como best seller, además del ya mencionado, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, existen algunos otros no menos interesantes como: Un antropólogo en marte, Alucinaciones, La Isla de los Ciegos al color, El tío Tungsteno, Veo una voz, los ojos de la mente y un largo etc. De la misma forma, no podemos dejar de mencionar, quizá su ópera más conocida: Despertares.

Si, probablemente el nombre de ésta última te resulte conocida y venga a tu mente, si gustas del buen cine, la cara de Robin Williams mientras batalla con un joven Robert De Niro en un estado catatónico por más de media película; hasta que el doctor Malcom Sayer (Robin Williams en el papel de Oliver Sacks) logra sacarlo de ahí mediante la administración de la L-Dopa, una droga experimental para el Parkinson que, tras varios intentos, prueba ser efectiva para el tratamiento de la encefalitis letárgica, mal que aqueja a Deniro, logrando su “despertar”. Sin duda, un clásico de Hollywood que, si aún no has visto, no puedes dejar pasar. Pues bien, ésta película, se basa enteramente en el libro del doctor Sacks, siendo él quien, en la vida real, realizó los experimentos y obtuvo los resultados mostrados en la película, sólo que dentro de lo que, en consenso con la mayoría, podemos llamar “el mundo real”.

Así pues, si no conocías la obra de Oliver Sacks, pero tienes un cierto gusto por conocer un poco más del intrincado cerebro humano, y todos aquellos componentes que nos hacen ser lo que somos, a través de casos clínicos por lo demás de peculiares, no dejes pasar la oportunidad de adentrarte en el mundo neurológico que nos presenta la narrativa del doc. Te encontraras, no sólo con casos clínicos interesantes, narrados con un humanismo excepcional además de una pericia literaria difícilmente encontrada en la comunidad científica. Ya que, no sólo fue un científico, sino fue un humanista que siempre buscó hacer de su entorno un lugar un poco mejor, haciendo gala de ello hasta el último de sus trabajos, Gratitud, escrito, ya con el diagnóstico de cáncer terminal sobre su persona, en el año de su fallecimiento, (2015).

Existe además, un libro póstumo El rio de la conciencia. Consta de algunos ensayos de corte personal sobre su visión de la conciencia, y de la vida misma. Donde se adivina un ser humano que vivió plenamente, y que disfrutó éste misterioso y maravilloso recorrido llamado vida. Así que, si aún no sabes que nuevas cosas intentar en tus lecturas de cuarentena, no dudes en darle una oportunidad a Oliver Sacks, un verdadero antropólogo en marte.

Autor

René Medina

René Medina

Redactor

Ilustradora

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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