Guillermo Ortiz

I HUSOS DE CLAVELES

En una nube de humo y cenizas encontré el amor que dura para siempre. Vagaba perdido entre aguas malditas y aires impredecibles; entre palmeras sollozantes y ventanas que reclamaban piedad; entre maderas puntiagudas que pinchan el alma, las entrañas, los deseos y hasta la vida misma.

II ROJO INDOMABLE

Me encanta el color rojo de las paredes del olvido y el color negro de los labios indeseables, las roturas de un sillón indomable donde las rejas de sales con sabor a nada se ocultan en un vacío perpetuo. Disfruto de los suelos rasgados que yacen en un corazón que palpita dolores, que emana sangre cortejada por un hombre cubierto de plumas de cuervo; de los botones descosidos cuando penden de cabellos rizados.

III PÉTALOS DE AMORES

Muchos preguntan que a dónde voy, les respondo “llevo una rosa”; no saben que es para ti. Me equivocaré mil veces, pero no contigo. Nadie sabe lo que oculto ni lo que deseo. El diablo jamás engaña; jamás abandona y, por desgracia, jamás olvida. Mil amores he perdido en el intento de encontrarte.

—¡Maldita sea! — Me dije a mí mismo cuando encontré mi corazón en un sillón repleto de flores.