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Ilustrado por: Ixkozauki Hermosillo

Paulo Cañón e Ixkozauki Hermosillo

Octubre ha llegado y la Academia Sueca finalmente ha anunciado quién recibe el Premio Nobel de Literatura 2024. Como todos los años, desde la Revista Katabasis, compartimos nuestras impresiones con relación al premio.

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Han Kang es una escritora que, aunque escapaba de las apuestas principales para el Nobel, no era ajena a ellas. Su nombre aparecía en las listas de candidaturas de páginas de internet, prensa y algunos sitios especializados, pero nadie —o casi nadie— habría defendido con firmeza su elegibilidad para esta edición del premio.
Dada su edad (53 años), muchas personas la veían como una futura candidata. Se hablaba de ella como una de las voces jóvenes que podrían aspirar al galardón en las próximas dos décadas, comparándola con nombres como Rachel Cusk, Serhiy Zhadán, Sofi Oksanen, Mathias Enard o Zadie Smith, ninguno mayor de 60 años. Por esta misma razón, no se la asociaba con los habituales del premio: Don DeLillo, Can Xue, Joyce Carol Oates, Salman Rushdie o Gerald Murnane, quienes ya superan las siete décadas.

Tuve la oportunidad de leer su novela más conocida, La vegetariana (2007), que le valió el International Booker Prize en 2016. Este libro, probablemente, fue el que la lanzó a la fama mundial. En esta obra, pequeña y sutil, pero a la vez cargada de brutalidad y fuerza poética, se revela una voz narrativa capaz de retratar con precisión emociones complejas, ambiguas y crudas. Su prosa asimila estados como la opresión, el desarraigo y la despersonalización, mientras critica directamente a la sociedad surcoreana, el patriarcado y el consumo de animales.

No considero que sea un Nobel inmerecido, sino más bien optimista. Se premia a una autora con una voz consolidada, pero que aún tiene el potencial para seguir elaborando obras de gran calidad. No es un premio que marca el cierre de una carrera, como ocurrió con Thomas Tranströmer o Doris Lessing, sino que la respalda y estimula. Además, este Nobel reconoce a un país que hasta ahora no estaba representado y, con él, a un idioma y una cultura que pueden aportar perspectivas frescas al panorama literario global.
Un ejemplo pequeño, pero significativo, son los comentarios en redes sociales tras el anuncio, donde muchos de los usuarios de Corea del Sur expresaron su alegría por poder leer, por primera vez en la historia, a la ganadora del premio en su lengua nativa, sin tener que esperar meses por una traducción.

Es común que las reacciones al Nobel sean dispares. Siempre hay quienes preferirían ver a sus autores favoritos galardonados (Murakami, Cărtărescu, Pynchon, etc.) en lugar de a Han Kang (o a cualquier galardonado de turno). Sin embargo, esto sólo reafirma que este reconocimiento siempre quedará en deuda por sus omisiones, y que nunca será posible premiar a todas las obras maravillosas escritas por autores únicos en todo el mundo. Siempre habrá candidatos eternos y ausencias históricas que parecen imperdonables.

En mi opinión, en esta ocasión el Nobel acierta en su función de abrir debates sobre la literatura. Al menos, durante un año entero, tendremos los ojos puestos en los libros de Han Kang, pero no solo en ella, sino también en la narrativa y la poesía de su país. Escritores como Hwang Sok-Yong, Kim Hyesoon o Yi Mun-Yol pueden ofrecer al mundo nuevas maneras de entender al ser humano y los conflictos que siempre lo rodean.

El premio de este año se le concede a una escritora que tiene una forma única y poderosa de retratar a su país, cubriendo las pequeñas tragedias personales, pero también, y tal como se afirma en la cita que genera la academia junto a su premio, las grandes heridas de la historia. 

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La primera vez que oí hablar de Han Kang fue en la FIL de Guadalajara en 2017. Entre mis compras, encontré unos marcapáginas que alguien había dejado sin que yo me diera cuenta. En ellos se anunciaba la edición en español de “La Vegetariana”, traducida por Sunme Yoon y publicada por la editorial Rata.

Fue hasta dos años después que me reencontré con aquellos marcapáginas y comprendí la enorme promoción que estaba recibiendo Kang en ese momento: en 2016 ganó el Man Booker International con esa novela. Entonces el interés fue genuino. Hasta ese momento la literatura surcoreana se centraba un puñado de poetas contados con la mano. Sin embargo, por esa época también se publicaba en América latina “Cadáver exquisito” de Agustina Bazterrica y “Mandíbula” de Mónica Ojeda, donde la deshumanización, la violencia y el trauma eran los temas que circundaban una prosa provocadora. 

No fue muy difícil dejar a Kang fuera de las quinelas para el Nobel, una autora de un país sin ningún reconocimiento por parte de la Academia sueca, joven y con una obra internacionalmente conocida muy reciente, a pesar de que su trabajo se remonta a los noventa. El camino se abrió puesto que el gran candidato surcoreano resultó ser culpable de algunas acusaciones por parte del movimiento #MeToo, dejando campo para autores como Suah Bae o Hwang Sok-yong (quien resultó finalista del Booker International 2024).

Hwang Sok-yong era una apuesta segura, fue una de nuestras lecturas favoritas del 2023 en el Círculo de Lectura de Katabasis. La brujula estaba clara, pero por cuestiones de suerte, Han Kang no llegó la lista por un prejuicio de estadística: 53 años de edad. Fue la primera sugerencia para iniciar con el proyecto de club de lectura, mas su juventud fue la causa de que no llegara a figurar entre nuestras apuestas.

Lo que demuestra esta decisión es que la obra de Kang tiene una fuerza implacable en el estilo narrativo, una prosa poética evocadora, llena de imágenes profundas que embellecen la crudeza de sus tramas. Basta citar la razón por la que la academia le otorga el mayor premio literario: “por su intensa prosa poética, que se enfrenta a traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”.

En lo personal estoy encantado con la decisión, Han Kang fue una lectura increíble y habrá que abrirse a toda su obra que no se limita a “La vegetariana”, sino descubrir “Las clases de griego”, “Blanco” y “Actos humanos”, su obra traducida al español, por ahora.

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Redactor

Colombiano, periodista y lector de tiempo completo. Escribo para encontrarme. Apasionado del fútbol, la música, los elefantes, las mandarinas y los asados.

Ixkozauki Hermosillo

Ixkozauki Hermosillo

Director de Edición

(Guadalajara, 1996)
Experto en garabatos, poeta, aventurero, ladrón de momentos, fotógrafo aficionado, músico en paro y cocinero de ocasión. Ganador del concurso Creadores literarios FIL Joven 2012 y coautor de la antología La voz de los pasos (Mano Armada, 2018).

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