Ilustrado por: Lizeth Proaño
Eduardo Omar Honey Escandón
Cada mes bajo a la playa donde yace el esqueleto quemado del galeón. Me siento sobre un quebrado mástil y contemplo, a través del forro desgajado que expone las carbonizadas costillas, el ascenso de mi veleidosa amada: Selene.
Fumo mientras me deleito con su ojo. Esta vez es de plata, aunque a veces muestra el rojizo o el de oro según su estado de ánimo. Le sonrío y la saludo con mi pipa.
El oleaje que besa la popa del devastado navío acompaña la canción que le dedico, El último marinero.
Ha perdonado que la escondí tras inmensas telas de negro humo provenientes del ciclópeo buque, y que haya pintado de carmesí las olas que le rinden pleitesía. Cuando acallé las otras voces humanas, ella, el océano y yo pudimos por fin coexistir por el resto de nuestras vidas. Hoy estamos en paz.
Eduardo Omar Honey Escandón
Autor
Lizeth Proaño
Ilustradora