Ilustración: Yessenia Rodríguez
Mario Pantoja
(Monólogo)
Mujer de entre 25 a 35 años, con el cabello teñido de distintos colores. Sentada en una silla con un saxofón. A su lado izquierdo en el piso está el estuche del instrumento; de lado derecho su soporte. Toca una parte de la melodía de Escalera al cielo de Led Zeppelin. Deja de tocar. Ve al público.
Hace poco pensaba: «no me siento parte de nada», y ya no sé si eso sea bueno o malo. Y no es que esté en búsqueda de una identidad. No, eso no. Más bien busco disfrutar del mundo. Pero no siento eso con el periodismo; con la música es lo que me pasa, me siento «una con el mundo» y no «una aparte del mundo». Vuelve a tocar el último compás pero desafinado. Se agacha. Abre el estuche. Saca una caña y la cambia.
Con las letras también, pero me cuesta sentirlo. Quizás sea porque me hace falta prepararme más en filología, pero es una carrera muy exigente. Incluso aprender a ser reportera del noticiero de radio no me fue difícil. Fue digamos, algo diferente. Conté con la asesoría de mis compañeros; les pregunté todas mis dudas. Fue cuestión de prestar atención a los otros medios de trabajo y adaptarlos al mío. Hice un esfuerzo por trabajar más rápido, pero siempre pensé en el público, en darle información de calidad. Toca para probar si está bien colocada la caña de la boquilla.
Al inicio me tardaba hasta dos horas por nota, ahora me tardo (dependiendo del tipo de nota) de diez a quince minutos. Apenas colaboré para la televisión, en dos programas. En uno además de investigación hice corrección de estilo. El programa estaba dirigido a los pubertos. Era sobre ciencia en la época prehispánica. En el otro programa sólo hice investigación de contenidos y también era de divulgación científica. Pero le voy más a la radio, se presta más para crear personajes. Saca un pañuelo de seda y limpia las llaves y el cuerpo del sax.
Hice mi servicio en la radio porque quería hacer radiocuentos o radioteatro. Divulgación cultural. Fue curioso, las noticias no me interesaban. Aunque es importante estar informado, pero me agrada más profundizar en temas científicos o culturales, ponerlos en un lenguaje que todo el público lo entienda. Como en el reportaje por el que me dieron el mentado premio nacional de periodismo. Está basado en la divulgación científica pero yo me basé en la utilidad de la ciencia para la vida cotidiana, y es que los chavos tienen la idea de que la ciencia es para ñoños que se la pasan encerrados y traté de mostrar que no es así. Los sonidos de playa, de animales, de agua, de viento. Esos sonidos con los que ambienté las cápsulas radiofónicas parecen detalles, pero fueron fundamentales para que las charlas amenas que tuve con los especialistas pudieran mostrar a los jóvenes las diversas áreas de estudio y su aplicación en la vida. Coloca el sax en el soporte.
Después de cuatro años como reportera de radio puedo decir que voy entendiendo porqué me introduje en estos dos sectores: el punto central es que me apasionan las letras, aunque la carrera de clásicas está rodeada de gente muy mamoncita, pero también el periodismo, unos de una forma y los otros de otra. Ambos creen que lo saben todo. Toma el sax. Abre el estuche para guardarlo. No lo guarda y toca fragmento de Bésame mucho.
Tengo dos años con mi sax. Cuando lo compré estaba indecisa entre el saxofón o una guitarra para mi ex. Quería darle la guitarra como regalo de despedida, ni siquiera lo quería ver. Pensaba dejarle la guitarra en la puerta de su casa. Encargársela al portero de su edificio. Para que, a pesar de las discusiones que tuvimos, supiera que le deseaba éxito en su meta musical. Pero no me arrepiento de escoger mi sax. Fue como poner el punto final a la relación de diez años que tuvimos. A veces siento que todavía lo amo. Tal vez por eso me la pasé tan mal con el gringo. Eran muy distintos. El gringo es periodista y siente como que viene a salvar a los mexicanos de su propia destrucción. Eso no me importa, pero me hartó. Me hostigaba mucho. Era muy distinto de mi ex, aunque a veces creo que sigo amando a mi ex, sé que eso ya terminó. La relación que tuve con el corrector del instituto de filológicas me demostró eso. Pero aun así. Pausa. Ellos son el ejemplo de la pedantería de los filólogos y los periodistas. Toca una parte de la Pantera rosa.
En especial me gusta la radio como medio, porque despierta la imaginación y estimula el sentido del oído. Por el momento parece que el periodismo en mi vida es un medio para llegar a la filología, pero no, no es así. Es, digamos, un proyecto que tengo a largo plazo. El chiste de estudiar y ejercer una profesión, es disfrutarla. No siempre se disfruta pero hay que hacer lo posible porque así sea. Improvisa algo en el sax.
Ya me puse nerviosa, ya va a empezar el concierto. Sale del escenario con el instrumento.

Mario Pantoja
Director General
Nació en la Ciudad de México cuando se llamaba Distrito Federal. Estudió en la licenciatura de Creación Literaria en la UACM, lugar en el que se preguntó sobre la utilidad de las revistas literarias después de haber cursado la materia de Producción de Revistas Literarias. Hasta ahora no ha encontrado la respuesta, pero descubrió la mejor sensación del mundo al hacer una.
También escribe, se le da más la poesía y el ensayo literario. Cree en la posibilidad de retomar los estudios musicales en algún momento y lo más importante: es el Director General de Katabasis.