Ilustrado por: Berenice Tapia
Juan Fernando Mondragón
«Por mí se llega a la ciudad doliente,
por mí se llega al eterno dolor,
por mí se llega a la perdida gente.
Justicia movió a mi alto creador;
dispúsome la potestad sagrada,
la suma sapiencia y el primer amor.
Antes de mí no hubo cosa forjada,
sino las eternas, y eterno he sido.
Entrad con la esperanza olvidada.»
Estas palabras de oscuro sentido
vi escritas en el dintel de una puerta;
y yo: «Maestro, me han puesto afligido».
Y él a mí, como persona despierta:
«Aquí conviene perder el recelo,
y toda endeblez conviene estar muerta.
Hemos venido al lugar sin consuelo,
en donde verás el alma penosa
a cuyo intelecto dase flagelo.»
Y dando a mi mano su mano airosa,
con grato rostro, que puso la calma,
me hizo adentrar en la secreta cosa.
«Per me si va ne la città dolente,
per me si va ne l’etterno dolore,
per me si va tra la perduta gente.
Giustizia mosse il mio alto fattore:
fecemi la divina podestate,
la somma sapienza e ’l primo amore.
Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterno duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate».
Queste parole di colore oscuro
vid’io scritte al sommo d’una porta;
per ch’io: «Maestro, il senso lor m’è duro».
Ed elli a me, come persona accorta:
«Qui si convien lasciare ogne sospetto;
ogne viltà convien che qui sia morta.
Noi siam venuti al loco ov’i’ t’ho detto
che tu vedrai le genti dolorose
c’hanno perduto il ben de l’intelletto».
E poi che la sua mano a la mia puose
con lieto volto, ond’io mi confortai,
mi mise dentro a le segrete cose.
Juan Fernando Mondragón
Autor
(Toluca, 1991)
Maestro en Humanidades. Ha sido becario del Pecda Focaem (2014-2015 y 2017-2018), y autor del libro Máscara vs cabellera (UAEM, 2020).
Sitio web: www.laletraescondida.com
Berenice Tapia
Ilustradora
Demasiado perezosa para pensar en algo decente. Me gusta dormir y mi sueño más grande es poder vivir de hacer monitos. Las dos cosas más importantes que me ha enseñado la vida, son:
1) Estudiar arquitectura no vuelve rica a la gente.
2) El mundo no se detiene nunca, ni aunque estés llorando hecha bolita porque borraste accidentalmente un capítulo de tu tesis.