Luis Enrique Sánchez Amaya
Separar la obra de un autor de su vida privada, es ciertamente una tarea difícil y polémica. Más aún cuando existen acusaciones graves de violación -y aún más con la agravante de ser una menor de edad- de por medio. No pretendo hacer una apología o desacreditar la denuncia anónima en esta humilde recomendación, por lo que procederé precisamente a decir lo que me enganchó de esta obra oscura y visceral del ex bajista y fundador de Botellita de Jeréz, Armando Vega Gil.
Picnic en la fosa común es una novela de terror que mezcla perfectamente la normalización de la violencia que se vive día a día en los resquicios de la Ciudad de México; el horror cósmico en el que está fuertemente inspirado, y un toque de corrupción gubernamental y corporativa que le ponen la cereza a este pastel macabro para tener como resultado una historia que nos dejará con la sangre helada y al filo del asiento hasta su conclusión.
El autor nos pone en los zapatos de un reportero de nota roja, quien intenta con una prosa bastante elegante para su género, acicalar con sus palabras una realidad inescapable para el chilango terrenal: asesinatos a puñaladas, descuartizamientos y hallazgos mórbidos en el desagüe de la planta de tratamiento de aguas residuales que por momentos nos hace pensar -y cómo después confirmaría su autor en una entrevista – que las historias narradas no salieron de otro lugar que no sea la vida real. Pronto nos vemos arrastrados, igual que el protagonista, en una serie de intrigas y descubrimientos cada vez más grandes y macabros que no describiré en detalle para no arruinar el suspenso tan característico al que Armando nos tiene acostumbrados, al igual que en sus demás obras de terror.
Dejando a un lado el elemento sobrenatural y de suspenso de esta novela; Armando nos presenta una Ciudad de México que pocas personas realmente conocen. Una postal que desgarra cualquier comercial de turismo, pero que no deja de ser tan real como su contraste fifí. Nos lleva de la mano a un descenso al vientre de dicha ciudad y nos encara a un microcosmos olvidado por muchos. Nos recuerda además, muy adecuadamente que la capital de México se asienta sobre mantos acuíferos que han sido vaciados sistemáticamente, para cubrir las necesidades de una población que no para de crecer; y de empresas inmobiliarias a las que no les importa la estabilidad del suelo con tal de generar ganancias millonarias con sus complejos habitacionales de varios pisos. Creando una fragilidad que todo mundo prefiere ignorar y las autoridades encubrir a cambio de una fuerte suma de dinero.
Picnic en la fosa común es una novela negra y de suspenso. Es un festín para los amantes del gore. Es también horror cósmico y un recordatorio de que, en palabras del autor: La ciudad de México está amenazada de que se la lleve la chingada de un momento a otro
Luis Enrique Sánchez Amaya
Desarrollador Web
Es un ingeniero en computación, desarrollador de software y escritor amateur. Apasionado de los cactus y de arrancarle inspiración a la nostalgia, ahora hace sus pininos en Katabasis. Descendamos a la literatura, pues.