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Ilustración: Caro Poe

Estimadas y estimados:

Esta sección está pensada para resolver las dudas, ansiedades y tristezas de ustedes, lectores. Plagiaremos responderemos a sus cuitas con el mayor cuidado. Si quieren participar de consejos expertos desde lo más espiritual de la espiritualidad literaria, pueden escribirnos a: cartasasorjuana@gmail.com

Atentamente,

La Juanis


Querida Juana:

Estoy sumamente preocupada. Hace algunos días, estando a mi parecer despierta, otros dormida, vengo sintiendo unas compañías inusitadas. La primera noche, por Semana Santa, vi a un muchacho moreno, de brazos fuertes, pelo largo, cara ancha y dientes deformes. Se abalanzó sobre mí oprimiéndome y causándome muchas tentaciones. Hice una fuerza enorme para echarlo de mí, pero sus manos, Juana, sus manos…

En octubre volvió, pero esta vez en forma de un mulato hermoso, ardiente. ¿Qué más podía hacer yo sino morderlo, despedazarlo? ¿Por qué vienen a mí tan grandes tentaciones?

Unas semanas después volvió a ponerse junto a mí una figura pequeña, que me agarraba por las manos. Tenía una lengua muy larga y muy aguda, como de una cuarta de largo, que movía por todas partes. Esta vez no sentí tentaciones luego, mas sí en los días siguientes.

Juana querida, ¿qué hago? Me he abrazado a San Ignacio, le he escrito al Santo Padre, he orado, he dicho todo en el confesionario. Nada me cura.

Con doloroso afecto,

Pachita

(Francisca Josefa del Castillo)


Mi más estimada Pachita:

Entiendo tu preocupación. De alguna manera, comprendo cómo todas esas necedades que nos han dicho pueden recaer sobre nuestra conducta. Pero está en mi deber aclararte dos cuestiones.

En primer lugar, Pachita, me corresponde decir que todas esas tentaciones se originan en la naturaleza humana. Y no se trata de una mera necesidad de aparearse y, con suerte, procrear, como sucede a los animales no racionales. Se trata del deseo de desfogarse carnalmente con otro (u otros). En segundo término, ese deseo también atañe -y tal vez te resulte revelador y osado, pues en estos tiempos que no me ha tocado observar, pero que en existencia andan, también parece ser una novedad- a la anatomía femenina.

No estés angustiada ni preocupada: así lo quiso el Creador y así habrán de perseguirte todas esas tentaciones. Es probable que vayan menguando con el correr de los tiempos, pero no puedo garantizarlo. Te recomiendo que explotes al máximo esas inusitadas compañías.

Con comprensivo afecto y en los brazos de Jesús…

Juanita

[arpw]
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