contacto@katabasisrevista.com

Ilustración: Deivy

Mauricio Rumualdo Ávila

Al escribir sobre John Williams, un asesino serial británico, Thomas De Quincey señaló que el propósito final del asesinato es el mismo que Aristóteles asignó a la tragedia: «Purificar el corazón por medio de la piedad y el terror» (Quincey, 2008, p. 55). Desde Judith decapitando a Holofernes (1599) de Caravaggio a El asesino (1910) de Edvard Munch en la pintura, Perseo matando a Medusa (1876) de Laurent Marqueste en la escultura, M, el vampiro de Düsseldorf (1931) de Fritz Lang en el cine o Too much blood (1983) de The Rolling Stones en la música, muchos artistas se han inspirado en el homicidio para crear obras de arte a lo largo de la historia… y la literatura no es la excepción.

A pesar de que A sangre fría (1966) de Truman Capote se ha popularizado por ser un libro de «no ficción» que narra el asesinato de cuatro integrantes de una familia estadounidense, existen más libros que se han inspirado en homicidios. En esta ocasión, retomaremos tres obras literarias que se inspiraron en tres asesinos de la vida real.

Grace Marks (1828 – 1873)

«¿Cuál ha sido la causa general de sus desgracias y de su crimen?”

“Haber sido contratada, en la misma casa, junto a un criminal»

Del juicio a Grace Marks

En 1996 se publicó Alias Grace, uno de los libros más populares de la famosa escritora canadiense Margaret Atwood. Esta novela fue inspirada por el caso de Grace Marks, una sirvienta irlandesa que llegó a Canadá a sus catorce años y que, dos años después, fue acusada por los asesinatos de Thomas Kinnear y Nancy Montgomery, su patrón y el ama de llaves del hogar en que trabajaba. A pesar de que Grace había sido condenada a la horca junto a su cómplice, James McDermott, obtuvo el perdón y, en cambio, recibió cadena perpetua. No obstante, fue liberada veinte años después, cuando su rastro se perdió al marcharse a Nueva York. Con el tiempo, su caso se convirtió en un mito, ya que nunca se supo con exactitud el grado de intervención que tuvo en el crimen.

Para escribir esta novela, Atwood se valió de los documentos públicos del juicio de Grace, correspondencia y notas de periódicos de la época; de hecho, en 1974 había escrito la historia de Grace Marks en un guion para TV titulado The servant girl. Su libro, que ganó el Giller Prize en Canadá, dio pie a la miniserie Alias Grace que fue lanzada en el año 2017 por Netflix y a la obra de teatro homónima, estrenada en el mismo año.

Lizzie Borden (1860 – 1927)

Lizzie Borden, al padrazo,

Le pegó cuarenta hachazos

Y a su madre, por mirar,

Le pegó cuarenta más.

Canción infantil

Angela Carter, la famosa autora británica del libro de cuentos La cámara sangrienta (1979), dedicó un par de relatos a Lizzie Borden, quien mató a hachazos a su padre y a su madrastra en la ciudad de Fall River, en Massachusetts, el 4 de agosto de 1892. A pesar del gran impacto que tuvo este asesinato en su época, Lizzie fue declarada inocente por ser «una mujer cristiana». Hoy, Lizzie Borden es un ícono de la cultura popular americana.

En La matanza a hachazos en Fall River, último cuento del libro Venus negra (1985), Angela Carter reconstruyó el día del asesinato para retratar las emociones de odio, celos y venganza que llevaron a Lizzie a cometer su crimen a partir del clima caluroso. Por su parte, en El tigre de Lizzie, aparecido en Fantasmas americanos y maravillas del Viejo Mundo (1993), la autora creó una ficción acerca de una pequeña Lizzie de cinco años que va al circo para ver al tigre que aparecía en el póster de la propaganda: «¿Cuál es la naturaleza del vínculo entre el animal y el hombre? Permítanme que se los diga. El miedo» (Carter, 2017, p. 504).

A decir del escritor Salman Rushdie, quien fuera su amigo íntimo, Carter nos hizo quedar con ganas de una novela sobre Lizzie Borden que «nunca tendremos»; aunque, habrá que señalarlo, muchos de los cuentos de esta fantástica autora tenían material para desarrollarse en historias más largas y complejas.

De Lizzie Borden también se han escrito libros como Miss Lizzie (1989) de Walter Satterthwait y Mira lo que he hecho (2017) de Sarah Schmidt, además de que su historia ha inspirado películas, obras de teatro, series de televisión, cantos populares y libros de no ficción.

El «Petiso Orejudo» (1896 – 1944)

Pablito clavó un clavito

¿Qué clavito clavó Pablito?

Un clavito chiquitito.

Trabalenguas

Cayetano Santos Godino fue un asesino serial argentino que fue apodado como el «Petiso Orejudo» por sus enormes orejas. A sus dieciséis años se declaró culpable y fue sentenciado por asesinar a cuatro niños y herir a diez más, a los que golpeaba con piedras y les enterraba clavos. A más de cien años de su detención, su nombre sigue siendo utilizado por algunas familias para aterrar a los niños a la hora de dormir y se ha convertido en la «leyenda negra de la historia criminal de Argentina» (El «Petiso Orejudo», el primer asesino en serie de Argentina, 2012) a decir del periodista Rodolfo Palacios, quien escribió una biografía del asesino. El “Petiso Orejudo” falleció a los cuarenta y ocho años de edad en la cárcel, donde supuestamente fue golpeado por otros reclusos hasta morir.

En Las cosas que perdimos en el fuego (2016), la escritora argentina Mariana Enriquez escribió un relato acerca del que es conocido como «el primer asesino serial» de su país. A diferencia de Carter y Atwood, en el cuento Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo el asesino no es el protagonista de su historia. Este relato se desarrolla en la época actual, donde un guía de turistas obtiene la sección del «tour de crímenes» y rememora los asesinatos de Cayetano Santos Godino al toparse con su fantasma. Se trata de un cuento que sugiere una posible posesión por parte del espíritu maligno del asesino en un hombre que cuida de su esposa y su bebé.

Al tratarse de una de las leyendas urbanas más macabras de Argentina, el «Pituso Orejudo» ha inspirado biografías, películas, obras de teatro y canciones.


Bibliografía:

Mauricio Rumualdo

Mauricio Rumualdo

Autor

(Acapulco, 1996) Estudió Historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y se tituló con una biografía intelectual acerca del escritor mexicano Francisco Tario. Ha escrito en revistas digitales como Temporales, Sincronía, Argos, Ouroboros, Página Salmón, Campos de Plumas y Metáforas al Aire. Actualmente labora como corrector de estilo para el proyecto Autores Implacables.
Deivy

Deivy

Ilustrador

Me llamo Deivy Castellano. Pintor aficionado, intento que mi trabajo hable por mí mismo. Trabajo para ser un polímata, en mi tiempo libre soy un misántropo auto exiliado en Marte.

Total Page Visits: 1621 - Today Page Visits: 2
Share This