Ilustración: Caro Poe
Daniela Morales Soler
Lo que yo más destacaría de la autora japonesa, Hiromi Kawakami, es su prosa. No muy ambiciosa, ni recurrente en figuras retóricas, pero sin duda tocada por una sensibilidad y sutileza que hacen trascendentales los actos más pequeños.
A mí llegó accidentalmente, por cuenta de una biblioteca ajena. Y sobre esto quiero recalcar un primer punto: Kawakami sabe titular sus obras. Particularmente hablo de las traducciones (mérito a quién concierna), pero en el original también tienden a lo poético. Es una fuerza mayor que atrapa, por su misticismo y aura, si valen los términos. Así, casi sin darme cuenta, terminé leyendo libro tras libro de la autora japonesa.
Dentro de los detalles que me gustaría resaltar de su obra están los personajes. Sin duda, estamos hablando de seres complejos, ambiguos, con personalidades fuertes. Midori Edo, protagonista de Algo que brilla como el mar me resultaba, como menos, apático, para citar un ejemplo. Su relación con el mundo parecía desencantada y todo en la narración hacía que su mundo fuera así. Eso hace que la misma prosa sea una descripción de cómo es el personaje y su entorno. Cuando trato de pensar en cómo describirlo, uso la expresión prosa haiku, por su forma de manejar el lenguaje que me parece tan sutil y tan intrínsecamente simbólica. Con esto construye un paisaje propio de las palabras y que representa la realidad.
A esto se suma que Kawakami recurre en sus obras a las relaciones humanas como punto central. No son obras particularmente marcadas por las acciones, sino por las relaciones y percepciones. Eso la lleva a hacer personajes secundarios igualmente ricos y atrapantes. La trama transcurre entre diálogos que pueden ser increíblemente tiernos o cortantes e incómodos, un aspecto que requiere maestría.
Me gustaría añadir que tiene una habilidad para ambientar más el espacio que el tiempo y que es bien particular. Con esto quiero decir que es más probable que sepamos que ha pasado tiempo entre hechos por el cambio en la apariencia de la ciudad al cambio de estación o la fase de la luna que por algún apunte específico sobre el tiempo.
Kawakami nació en Tokyo, en abril de 1958 y para 1994 apareció en el mundo de la literatura con su novela Kamisama. La autora ha recorrido desde entonces un camino de múltiples obras con las que ha obtenido reconocimientos como los premios Akutagawa, Ito Sei, Tanizaki, Izumi Kyōka, entre otros.
Algunas obras:
El cielo es azul, la tierra blanca: Una historia de amor
Algo que brilla como el mar
Abandonarse a la pasión: Ocho relatos de amor y desamor
Vidas frágiles noches oscuras
Kawakami en sus palabras:
«Me impactó recordar que yo tenía un nombre».
«En noches como esta, abro el maletín del maestro. En su interior no hay nada, sólo un vacío que se extiende. Un enorme espacio vacío que crece sin parar».
«Aun así, nunca había considerado a los demás personas de carne y hueso. No había caído en la cuenta de que cada uno de ellos tenía su propia vida, llena de altibajos como la mía».
«Al oír aquella voz, me fijé en el hombre del que procedía».
«Pronto no fueron sólo los cuerpos, nuestros espíritus también se quedaron pegados. Hasta que, al final, no nos quedó otra salida que suicidarnos juntos».
Fuentes:
Algo que brilla como el mar (Acantilado)
El cielo es azul, la tierra blanca (Alfagurara)
Los amores de Nishino (Alfaguara)
Daniela Morales Soler
Directora de Redacción
Nací en Bogotá, Colombia, en día que muy posiblemente fue caluroso, pues desde el inicio de mis días he añorado el calor. Me crié entre montañas y el trinar de los pájaros hasta que la ciudad me reclamó de vuelta. Periodista apasionada por la música, la literatura y el arte. El primer libro que leí lo he odiado desde entonces.
Caro Poe
Directora de Diseño
Diseñadora gráfica.
Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.
