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Paulo Augusto Cañón Clavijo

2019 es un año especial para el Premio Nobel de Literatura. Luego de una terrible crisis mediática, propiciada por las acusaciones de violación contra Jean-Claude Arnault, uno de los intelectuales más cercanos a la academia sueca, la entrega del galardón del año pasado no se realizó, algo que no ocurría hace más de 70 años. Como consecuencia de esto, se decidió que para éste año la academia entregue dos premios, el de 2018 y el de 2019, en una misma edición.

A pesar de que la entrega del “doble-Nobel”, como lo llaman algunos, pueda solucionar parcialmente las problemáticas de imagen pública del premio, para muchos esto no resultará suficiente, y el nombre de la academia, junto al de todos sus miembros, continúa quedando en entredicho.

Es por eso que, en medio del panorama poco favorable para el premio y quienes lo otorgan, la figura de la escritora canadiense Margaret Atwood (Ottawa, 1939) podría erguirse como una opción viable – y al mismo tiempo rentable- para contrarrestar la crisis de imagen del galardón.

¿Quién es Margaret Atwood?

La autora de libros como El cuento de la criada, Oryx y Crake o La mujer comestible, es una de las piezas más importantes de la literatura canadiense junto con escritores como Leonard Cohen, Alice Munro o Robertson Davies. Sus trabajos abarcan desde la poesía hasta la crítica literaria, consolidándose principalmente en la novela.  Fuera de su rol de escritora, Atwood dedica su tiempo a la enseñanza de literatura y al activismo político, donde su participación en movimientos por la reivindicación de los derechos humanos la han convertido en una representante de las luchas sociales en el norte del continente americano.

Sus letras están dotadas de una alta carga emocional, relativa a temáticas como el rol de la mujer en la sociedad, las luchas de poder, la naturaleza y la identidad. Su prosa aborda continuamente momentos de introspección e intimidad, y en ella hacen eco las voces de escritores como Charles Dickens, William Shakespeare, Jane Austen o Marian Engel.

Sin embargo, lo impresionante de su oficio escritural radica en el género literario que ella denomina como “Ficción especulativa”,  donde lo que se busca es construir pronósticos de los rumbos de la sociedad a partir de distintos puntos de vista, propios de sistemas políticos autoritarios. De este modo, Atwood toma influencias de los futuros distópicos propuestos por George Orwell, Ayn Rand, Ray Bradbury o Aldous Huxley, y las apropia, dándoles una mayor validez en el contexto de la actualidad. 

Ha sido ganadora de diferentes premios literarios como el el Premio Booker por The Blind Assassin (2000), el Princesa de Asturias de las Letras (2008), el Nelly Sachs ( 2010) y el Premio Franz Kafka (2017).

Los motivos para el premio

1. Actualidad:

El cuento de la criada (1985) podría considerarse la obra cumbre dentro del oficio escritural de Atwood, tal vez no en calidad, pero sí en éxito comercial. El libro, donde Atwood desarrolla completamente su idea de “Ficción especulativa”, aborda una sociedad distópica donde las mujeres son divididas socialmente según un grupo de roles, despojándolas de sus derechos fundamentales y convirtiendo su existencia en mero utilitarismo para procrear o criar.

En 2017 la novela fue adaptada a la televisión por la plataforma Hulu, y la serie, que se ha convertido en todo un éxito audiovisual, le ha concedido una revalidación bastante fuerte al libro. Después de tres temporadas, la historia de Atwood ha repercutido en distintos aspectos de la actualidad, pasando por el lenguaje, la moda y la política. 

Por lo anterior, el nombre de Margaret Atwood se ha consolidado como uno de los que más eco hace en la actualidad, no únicamente literaria, sino del entretenimiento en general. Esto ayudaría a que el premio, cuya relación con las generaciones recientes se ha deteriorado por múltiples razones, se acerque a nuevas audiencias y fortalezca la validez y la popularidad un tanto perdidas.

2. Lucha por los derechos de las mujeres:

Si bien a Atwood el adjetivo de “feminista” le incomoda un poco, su obra está estrechamente relacionada con la defensa constante de los derechos de las mujeres y la construcción de sus roles en la sociedad. Esto resalta en libros como El cuento de la criada o La mujer comestible.

Gracias a la popularidad que ha adquirido por la serie de Hulu y por su trabajo como escritora,  no es gratuito, que Atwood comience a ser una de las caras más visibles en la literatura de la defensa de la mujer. Esto se demuestra, por ejemplo, en protestas feministas en diferentes países como Estados Unidos, España, Argentina o Croacia, donde las manifestantes usan indumentarias propias de la serie de televisión inspirada en El cuento de la criada.

Frente a un escándalo como el de Arnault, donde las acusaciones de abuso sexual han logrado empañar la imagen del premio, ¿no sería probable que la academia intentara compensarlo premiando a una autora cuyas temáticas giran en torno a la defensa de las mujeres? No suena descabellado, ¿verdad?

Faltaría ver si el premio, en manos de la canadiense, logra que la opinión pública merme sus críticas contra la academia y enfoque su atención en las narrativas de ficción especulativa que han hecho que Atwood sea tan popular.

3. El reconocimiento a una trayectoria y a la calidad:

Por encima de las ideas anteriores, una de las razones más fuertes para creer en el Nobel de Atwood está en que sería un reconocimiento a una trayectoria, a su obra llena de polifonías donde demuestra una fuerte conexión con la naturaleza y con la condición humana, donde la mujer, como centro de sus temáticas, reflexiona sobre sí misma, desde su interior hasta sus acciones cotidianas.

Para ser justos, a Atwood se le adeuda la popularización del término “sororidad” – hermandad, solidaridad entre las mujeres -, y su voz resulta en una advertencia constante que, a partir de mirar atrás, a nuestra historia, nos permite entender cómo podría ser el futuro si no entendemos nuestros errores. En sus letras no se construye únicamente a la mujer, sino al humano mismo, al vulnerable y fuerte, al resiliente y terrible, al que oprimió y es oprimido.

Es fácil enumerar algunos de sus libros más representativos – tal como se hizo al inicio del artículo-, sin embargo, lo importante no radica en sus individualidades, sino en el mosaico conjunto que construyen; en la imagen preciosa, terrible y frágil de la humanidad vista desde los ojos de una mujer canadiense, armada con un bolígrafo, una hoja en blanco y un computador para luchar contra un mundo amnésico e indolente. 

Faltan algunos meses para conocer a los dos ganadores del Premio Nobel de Literatura de éste año, y es posible que Margaret Atwood pueda unir su nombre al de escritores como Ernest Hemingway, William Faulkner, o su compatriota, Alice Munro. Y, aunque no sea de las más populares en las casas de apuestas -aún la superan escritores como el japonés Haruki Murakami o el keniata Ngugi Wa Thiong’o-, en el aire ronda la verdadera pregunta: ¿Podría Atwood ser la cura para la enfermedad de prestigio que posee el Nobel?  La respuesta está soplando en el viento.

Fuentes:

https://www.jornada.com.mx/2005/12/31/sem-dada.html

https://smoda.elpais.com/moda/actualidad/el-cuento-de-la-criada-serie-influyente-hbo/

http://margaretatwood.ca/biography/

https://www.bustle.com/p/betting-for-the-nobel-prize-in-literature-2017-show-that-ngugi-wa-thiongo-is-most-favored-to-win-2465427

https://www.eldiario.es/cultura/libros/Margaret-Atwood-Nobel-Literatura_0_693281400.html

https://elpais.com/cultura/2018/01/16/actualidad/1516091421_335382.html

http://www.redmas.com.co/entretenimiento/2019-tendra-dos-nobel-literatura/

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