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Ilustración: Arturo Cervantes

¿Qué es y qué no es la Ciencia Ficción?

Adrián Fuentes

En nuestra entrega anterior y de acuerdo con Tzvetan Todorov y su Introducción a la literatura fantástica, compartimos la clasificación de subgéneros fronterizos a lo maravilloso, que, en su opinión, se trata de Falsos Maravillosos: lo Maravilloso Hiperbólico, lo Maravilloso Exótico, lo Maravilloso Instrumental (cuyas características explicamos en aquella entrega) y lo Maravilloso Científico que, tal como lo mencionamos, corresponde a lo que entendemos como Ciencia Ficción y en el cual profundizaremos mucho más a lo largo de esta nueva publicación.

En palabras del mismo Todorov, «aquí, lo sobrenatural está explicado de manera racional [aunque sea de forma breve], pero a partir de leyes que la ciencia contemporánea no reconoce [o que aún desconoce]». Para lograr discernir en torno a esta definición, es importante desmenuzar cada parte por medio de los siguientes casos.

Suponga, estimado lector, que el día de hoy en el que usted se encuentra leyendo el presente artículo, se publica una obra que trata sobre un avance científico que, a la fecha de hoy, es aún imposible que suceda a causa de nuestras limitaciones tecnológicas actuales; y no sólo eso, sino que la obra intenta explicar (obviamente con términos ficticios, pero que pretenden parecer científicos) la lógica racional de este avance. Esto es la Ciencia Ficción.

Ahora bien, suponga que en los próximos cien años, esa innovación científica lógicamente explicada logra materializarse gracias a los avances tecnológicos alcanzados hasta entonces (e incluso, ¿por qué no?, gracias a la inspiración que esa obra dio a los científicos de esa época futura), sea o no, a partir de los preceptos seudo-científicos (1) que el autor propuso. Aún en este caso, estaríamos ante la Ciencia Ficción. Recordemos que esto ha sucedido con anterioridad de manera muy frecuente (2).

No obstante, al igual que en los casos de los términos «fantástico», «maravilloso» o «extraño», nos enfrentamos a lo que en muchas ocasiones se da por sentado respecto a las definiciones y los géneros; y es que, desde la aparición formal de la Ciencia Ficción durante el siglo XIX (3) y su auge desde la primera mitad del siglo XX y hasta nuestros días (4), se considera, de manera general por la gran mayoría de los medios, Ciencia Ficción a casos de estructuras narrativas que no necesariamente lo son, dado que no cumplen con su condición esencial: la pretensión explicativa racional o seudo-científica.

Es el caso de las obras que tratan los temas de aventuras o viajes espaciales o en el tiempo, especulaciones del futuro o algún avance tecnológico, pero que nunca intentan dar una explicación científica racional a estas innovaciones; en ellas no estamos ante lo Maravilloso Científico como tal, sino ante escenarios pertenecientes a lo Maravilloso Exótico (viajes espaciales y viajes en el tiempo) o a lo Maravilloso Instrumental (aparatos o innovaciones científicas). Por lo anterior, podemos mencionar que obras como De la tierra a la luna, de Julio Verne, corresponden al campo de la Ciencia Ficción dado que, dentro de su propio pacto de lectura, intentan explicar científicamente la posibilidad del viaje en el espacio; a diferencia de Star Wars, que, al no pretender dar una explicación científica a la existencia de estos viajes, se limita a pertenecer únicamente a lo Maravilloso Exótico, por más que ambas obras traten sobre aventuras espaciales. Lo mismo sucede al comparar El extraño caso del dr. Jekyl y mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson, que sí forma parte del campo de la Ciencia Ficción porque hace todo un análisis con terminología científica para explicar la existencia de la fórmula; con La maravillosa medicina de Jorge, de Roal Dahl, que únicamente se trata de un caso de lo Maravilloso Instrumental, puesto que la invención de la medicina se da de forma azarosa y desatenta. A pesar de que en ambos casos existe un invento innovador, no pertenecen a la misma clasificación.

Empero, es importante aclarar dos cosas: la primera es que, si una obra perteneciente a lo Maravilloso Exótico o lo Maravilloso Instrumental sí incluyera en su narrativa una explicación seudo-científica, también se incluiría en la categoría de lo Maravilloso Científico o Ciencia Ficción. Estas clasificaciones no son excluyentes y es posible que una obra pertenezca a más de una, siempre y cuando comparta sus respectivas características específicas (5). La segunda aclaración de importancia a mencionar es que el hecho de que una obra solamente pertenezca a lo Maravilloso Exótico o Maravilloso Instrumental no significa que demerite o decaiga en calidad en comparación con las que sí pertenecen a la Ciencia Ficción. Las clasificaciones nos sirven para tener plena conciencia de los géneros y sus especificaciones y así evitar caer en errores comunes y no para valorar la calidad de cada obra individual.

Antes de dar por concluida nuestra tercera entrega y, para acercarnos al final de nuestro recorrido evolutivo, quisiera proponerle un nuevo juego de imaginación: suponga usted, mi muy estimado lector, que el día de hoy en el que usted se encuentra leyendo el presente artículo se publica una obra que trata sobre un avance científico que no es inexistente en la actualidad a la que usted pertenece, pero que propone su aparición en una época pasada en donde sería completamente fantástico que hubiese existido (6). Comienza a abrirse paso el campo del Steampunk y su gran gama de variantes.


Notas:

(1) Para funciones del presente artículo, entiéndase seudo-científico, no como para las ciencias especulativas sin sustento completamente comprobado, que también portan este término; sino como la serie de explicaciones ficticias que el autor literario pretende hacer parecer científicas y verosímiles para las funciones estéticas específicas de su obra.

(2) Como ejemplos, tenemos los casos en que el Frankenstein de Mary Shelley (considerada la primera obra de Ciencia Ficción en forma de la historia) motivó la medicina electrostática y electromagnética y los trasplantes de órganos o en que las obras de Julio Verne o Isaac Asimov lograron alimentar el sueño de los viajes espaciales y la robótica, respectivamente.

(3) Inspirada en el ambiente optimista hacia el futuro que ofrecían la Ilustración y la Revolución Industrial.

(4) Etapa de incesante cuestionamiento, respecto a los alcances y riesgos que puede representar la interminable e incansable búsqueda humana del conocimiento.

(5) Justo esta es la base de la Ciencia Ficción: que las obras que la componen, también forman parte de alguna o todas las otras tres categorías de los Falsos Maravillosos (Hiperbólico, Exótico o Instrumental), aunque esto no se da a la inversa, pues la pertenencia a lo Maravilloso Científico sí exige las condiciones arriba explicadas.

(6) Por ejemplo, un televisor en la época de las cavernas, al puro estilo de Los Picapiedra.

Adrián Fuentes

Adrián Fuentes

Redactor

Iztapalapa 1991. Lic. Creación Literaria UACM.
Poeta, promotor de la literatura y coordinador de talleres literarios. Ha formado parte de diversos proyectos relacionados con la literatura y ha sido publicado en antologías poéticas y sitios web dedicados a las artes literarias. Actualmente coordina un taller de creación literaria con estudiantes de bachillerato y realiza diferentes actividades entorno a la promoción de la literatura; al tiempo que escribe ensayos y artículos relacionados con la lectura, la escritura y la labor literaria.

Arturo Cervantes

Arturo Cervantes

Ilustrador

Una oscura noche de verano, el abismo abrió su boca infernal, dejando escapar un ser etéreo y terrible, que devoraría todo a su paso con su furia. Eternamente manchado de acuarelas y las almas de los incautos que obtienen lo que desean, se mueve por el mundo deslizándose por entre las cerraduras. También me gustan los gatitos y el té.

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