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Ilustración: Lizeth Proaño

María Pía Ferrero

“Haga levantar una hoguera, abra la estrecha tumba donde me ahogo, y dé reposo a los amantes entregándolos al fuego”

Goethe, La novia de Corinto

La mujer latinoamericana suele escribir sobre lo corporal: como niña, como mujer, como madre, en ocasiones como cuerpo vilipendiado o incluso como cadáver. Incluso no hace tanto que se anima a escribir sobre su sexualidad, sobre todo desde su aspecto positivo.

Me convoca la temática de lo somático y elegí hablar de este tema por entregas. Las referentes serán mujeres actuales de la literatura argentina y recuperaré fragmentos de textos para observar cómo escriben sobre el cuerpo. Si regresara un poco en el tiempo, podría incluir autoras de la talla de Silvina Ocampo, Alfonsina Storni o Alejandra Pizarnik. Quizás lo haga más adelante. Pero muchas mujeres de ahora tienen esa literatura que te desarma, que es cruda, de imágenes incómodas y eso es lo que busco presentar. También hay literaturas más amables como las novelas románticas históricas que, con su mérito propio, buscan otras finalidades. En líneas generales presentan situaciones atravesadas por prejuicios epocales, clasistas y de género. Y muchas veces nos siguen presentando finales felices. Las palabras que nos azoran, las de la “otra” literatura femenina, son duras, tristes, muy gráficas. Son de palabra osada, a veces lastimada, ácida, amorosa, aguijoneante, inteligente, contestataria. De a ratos, y a propósito, buscan horrorizarnos, escandalizarnos, despabilarnos. Un orgullo para lectores y lectoras, un placer para disfrutar en cuentos, novelas e incluso piezas teatrales.

Comenzaré con un cuento de Mariana Enríquez llamado Las cosas que perdimos en el fuego”, de la colección de cuentos homónima que la autora publicó en 2016. Argumentalmente, este relato de ciencia ficción se centra en una realidad en la que las mujeres decidieron auto quemarse en hogueras para mostrar las cicatrices de la violencia tan cotidiana del incendio femenino, para que la sociedad se acostumbrara a la nueva belleza, aquella de las Mujeres Ardientes. Las mujeres que se quemaban no estaban solas y la idea no era morir, sino sobrevivir y llevar las marcas como estandarte. De más está decir que apenas comenzamos a leerlo, nos traslada a la realidad, a los innumerables casos que conocemos por los diversos medios de comunicación. El cuerpo femenino quemado es el motor de la idea de estas hogueras reivindicantes: “Con alcohol la mayoría de las veces, (…), pero también con ácido, y en un caso particularmente horrible la mujer había sido arrojada sobre neumáticos que ardían en medio de una ruta por alguna protesta de trabajadores.” Esta suerte de piras terribles creadoras de flores de fuego son producto de la aniquilación que vivencian las mujeres de este cuento, con un personaje que introduce la problemática y esboza el rechazo de la gente por los estragos de la quemadura: “Tenía la cara y los brazos completamente desfigurados por una quemadura extensa, completa y profunda (…)”. Dice Enríquez, magistralmente, que esta mujer lacerada, que pedía dinero en el subte tenía un extra particular: “Que su cuerpo fuera sensual resultaba inexplicablemente ofensivo.”

El manejo del lenguaje en Mariana Enríquez implica un efecto certero, da pocas vueltas para contarnos de qué va la cosa. Nos presenta un tema espeso, denso, difícil de digerir y parece decirnos que si queremos aventurarnos en la oscuridad del ser humano, el precio va a ser leer historias sobre cuerpos fagocitados, cuerpos ritualizados, cuerpos mutilados, cuerpos desaparecidos. No dejen de leer cuentos como “La casa de Adela”, “Carne” o “El desentierro de la angelita”. Cuerpos y horror para rato.

La próxima voy a introducir el tema desde otra escritora. Es que las argentinas, nuestras argentinas de ahora pisan fuerte. Vale muchísimo la pena leerlas. Y es claro que el tema de lo corpóreo nos atraviesa de tal forma y por tantos motivos que siempre se asoma o avasalla, golpea, interpela y no cuerpea.

María Pía Ferrero

María Pía Ferrero

Autora

Docente (en Nivel Medio) y amante de la literatura. Fan del género fantástico, del terror y de la etapa decimonónica. Argentina.
Lizeth Proaño

Lizeth Proaño

Ilustradora

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