Ilustración: Mario Pantoja
Le Almanaco, textofilia comprobada, es un espacio literario. Se define como libre y, por ende, intenta mantenerse al margen de todas las pretensiones académicas o elitistas que colocan a la literatura en un pedestal inaccesible o que la alejan del disfrute de las mayorías. Es decir, fomentan la textofilia. Y tal instancia debe ser desprejuiciada, debe apuntar mucho más lejos que antologías o volúmenes llenos de solemnidad.
Desde Katabasis, creemos que es importante gestionar propuestas de este tipo. Si bien sabemos que el acceso a Internet también está profundamente atravesado por la desigualdad y las injusticias, reconocemos que es, de todos modos, la gran herramienta para democratizar la experiencia lectora, el encuentro con las poéticas de otras personas, la oportunidad de opinar, la posibilidad de volverse críticos/as/es durante el ejercicio de la lectura.
En almanaco.net nos topamos con diferentes secciones que son presentadas de forma ingeniosa, dinámica y atractiva. Nos reciben, por ejemplo, la poemina. ¿Y qué es la poemina? Un yacimiento de poemetales raros y quizá pesados. Un lugar subterráneo donde descansan recursos que nos pueden enriquecer una vez descubiertos y desenterrados. Esto, claramente, nos remite a la propia misión de la revista y por ello mismo nos deslumbró.
Bárbara y Nacho Varela nos ofrecen un recorrido divertido, llamativo, elocuente. Cada título es una invitación interesante. Hay paseo por la historia y por la novedad. Coexisten la nada y el fondo y los grandes charcos entre los cuales les habitantes continentales pueden seguir ignorándose o, en cambio, elegir un barquito literario que les comunique. Hay, evidentemente, una propuesta de valentía donde leer y escribir son grandes hazañas.
Y viaje. Sobre todo, al entrar en Le Almanaco, nos convertimos en viajeres. Nos dan la bienvenida como viajeres. La marea, el cielo abierto y las rutas terrestres duran tanto como cinco estrofas o tres párrafos. No hace falta otro GPS que no sea la sensibilidad artística y las ganas de decodificar versos y narraciones de otres. No hace falta meterle a la mochila nada más que el tiempo que nos sobra entre vida cotidiana y sueño rutinario.
¡Agradecemos enormemente que exista Le Almanaco y que hayamos aterrizado en la misma época! ¡Largo viaje a Le Almanaco!
Mario Pantoja
Director General
Nació en la Ciudad de México cuando se llamaba Distrito Federal. Estudió en la licenciatura de Creación Literaria en la UACM, lugar en el que se preguntó sobre la utilidad de las revistas literarias después de haber cursado la materia de Producción de Revistas Literarias. Hasta ahora no ha encontrado la respuesta, pero descubrió la mejor sensación del mundo al hacer una.
También escribe, se le da más la poesía y el ensayo literario. Cree en la posibilidad de retomar los estudios musicales en algún momento y lo más importante: es el Director General de Katabasis.
