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Ilustración: Arturo Cervantes

Extraño y maravilloso y variaciones de lo maravilloso

Adrián Fuentes

A Yaisnely

En la primera parte de nuestra serie, pudimos asimilar el origen del pensamiento mágico a partir de la incertidumbre hacia lo desconocido y lo difícilmente explicable y cómo dicha concepción mágica, a la llegada y predominio del pensamiento científico racional, quedó relegado, ya a una tradición folclórica o bien, al universo de la narrativa literaria, donde la incertidumbre da vida al género fantástico. Observamos también cómo la permanencia o el alejamiento de esta incertidumbre, delimitará si el texto se mantiene en el género fantástico de principio a fin o si en el transcurso de su culminación, formará parte de otro género.

¿Pero cuáles son los géneros a los que podría tender una obra fantástica, al conducirse hacia alguna de esas opciones? Tsvetan Todorov plantea, en su Introducción a la literatura fantástica, una gradación de alternativas a las que cada obra puede inclinarse, posibilidades que obedecen a la primera condicionante de la existencia de la literatura fantástica: el pacto de lectura entre el lector, el texto y los personajes.

Imagine, estimado lector, la literatura narrativa, sea o no acorde con el género fantástico, como un juego de roles (donde es importante mencionar, el autor no participa más que como lo hace el inventor del juego). En este escenario, el texto representa al espacio en el que el juego se va a desarrollar: el tablero del juego. El o los protagonistas y el lector, representan a los jugadores que se enfrentarán al juego, ya sea como aliados o como rivales (recordemos que, de acuerdo con la segunda condicionante del género fantástico propuesta por Todorov, el lector no necesariamente está obligado a ceñirse a la postura del protagonista). El narrador en su labor será quien defina las reglas del juego, aun si se trata del mismo protagonista, es decir, es quien establecerá el pacto de lectura y el tipo de ficción al que el texto se ceñirá, ya sea de corte realista, fantástico o irreal.

No obstante, tal como lo contemplamos en nuestro texto anterior, el juego planteado por lo fantástico y sus géneros fronterizos exige que los roles que juegan lector, protagonistas y narrador sean mucho más estrechos en el pacto de lectura, pues de ello depende el género al que nuestro texto pertenecerá realmente.

Recordemos que, para que el texto narrativo permanezca en el dominio de lo fantástico, la consecución de los acontecimientos a cargo del narrador no deben dar espacio a clarificar la incertidumbre ante el suceso fantástico, ni hacia una explicación racional ni hacia una respuesta que confirme un motivo sobrenatural. Tal escenario de permanente incertidumbre puede apreciarse como un elemento esencial en la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James, entre otras. Esto es, lo Fantástico Puro.

Si el pacto de lectura establecido por el narrador tendiese hacia una conclusión que explicara el suceso fantástico de forma lógica de acuerdo con las leyes naturales conocidas durante el momento histórico en el que el texto fue escrito, como lo expone El sabueso de los Baskerville de Arthur Conan Doyle, estaríamos ante un texto que pertenece al tipo Fantástico Extraño.

Si, por el contrario, nuestro narrador terminara por aceptar una explicación mágica o sobrenatural al hecho que pareciera desafiar las leyes naturales admitidas a la fecha de publicación del texto, tal como lo hace el piloto de Antoine de Saint-Exuperry en El Principito al asumir como posible el origen extraordinario de su pequeño compañero, nos encontraremos ante lo Fantástico Maravilloso.

Aún existen tipologías que se apartan de manera más pronunciada del género fantástico, sin ser ajenas del todo a una clasificación familiar a esta gama. Si, por un lado, la narración del texto nunca tiende hacia la incertidumbre y todo el tiempo se mantiene firme en una explicación racional al hecho inusual y culmina por confirmar dicha postura, como suele suceder en muchas obras detectivescas, thrillers, de suspenso o incluso en algunos textos de terror (géneros altamente hermanados, tanto por sus autores, sus tópicos y sus lectores); nos encontraremos ante obras propias de lo Extraño Puro.

Si, por último y de manera opuesta, nuestro narrador jamás planteó una posibilidad de explicación científica racional acorde a las leyes naturales establecidas y jamás reflejó extrañamiento ni duda ante los acontecimientos mágicos o sobrenaturales, es decir, si el universo planteado se acepta de inicio como extraordinario obediente a sus propias reglas mágicas, sobrenaturales, increíbles o irracionales (es decir, lo que mucha gente confunde con lo fantástico); tal como puede apreciarse en la gran mayoría de los cuentos de hadas, los libros infantiles o las modernas sagas juveniles, nos enfrentaremos a un texto propio de lo Maravilloso Puro.

Dichas definiciones sirven al lector y los autores como una brújula que los oriente respecto al tipo de texto con el que se va a tratar; sin embargo, en plena conciencia y dominio de ellas, ninguna excluye la decisión creativa de llevar las obras propias hacia diversos caminos que combinen o innoven estas formas. Un ejemplo canónico de ello, es el Boom de la literatura latinoamericana y su estandarte, el Realismo Mágico, que establece un pacto de lectura peculiar, donde, habiendo planteado un universo realista (un tablero de juego acorde a la realidad), presenta uno o más hechos ajenos a las leyes naturales (pacto de lectura con un acontecimiento fantástico), pero al cual los protagonistas y el narrador no parecieran manifestar extrañamiento ante el evento, y por ende, el lector admitirá el hecho mágico, a pesar de desafiar el universo real planteado desde el origen del texto; en este sentido, nos encontramos ante una variante de lo Maravilloso Puro, por la actitud de los jugadores implicados, pero establecido en un universo realista.

Para culminar por ahora, y con respecto a lo mencionado anteriormente, cabe resaltar la existencia de variaciones de lo Maravilloso, figuras que Todorov considera Falsos Maravillosos, que en muchos casos juegan un papel importantísimo en cualquiera de los tipos pertenecientes a nuestra gama, y se trata de los siguientes:

1. Lo Maravilloso Hiperbólico. Plantea, como su nombre lo indica, un elemento de exageración tan grande, que podría explicarse por una razón maravillosa, pero no obligatoriamente. Recordemos, como ejemplo, el cuento La princesa y el guisante, de Hans Christian Andersen, donde la sensibilidad de la princesa resulta irrealmente hiperbólica.

2. Lo Maravilloso Exótico. Supone la existencia de situaciones y realidades que, si bien se consideran imposibles, al plantearlas como algo desconocido hasta el momento, pero ciertamente no improbable, el pacto de lectura lo vuelve tangible o, al menos, verosímil. Los relatos de viajes fantásticos terrestres o espaciales[1] son el ejemplo claro de ello.

3. Lo Maravilloso Instrumental. En este género, en palabras de Todorov, «Aparecen aquí pequeños gadgets, adelantos técnicos irrealizables en la época descrita, pero después de todo, perfectamente posibles.» La literatura espacial y de inventos fabulosos se insertan en este género[2].

4. Lo Maravilloso Científico. O, en otras palabras, lo que el estudio literario define como Ciencia Ficción, de la que hablaremos con mucha mayor profundidad en nuestra próxima entrega.


  1. En nuestra próxima entrega hablaremos con más detalle sobre las confusiones que surgen, de manera similar a lo que sucede con lo Fantástico y lo Maravilloso Puro, cuando se intenta asimilar la narrativa espacial, futurista, de viajes en el tiempo y lo Maravilloso Instrumental, con la Ciencia Ficción. 
  2. Idem 
Adrián Fuentes

Adrián Fuentes

Redactor

Iztapalapa 1991. Lic. Creación Literaria UACM.
Poeta, promotor de la literatura y coordinador de talleres literarios. Ha formado parte de diversos proyectos relacionados con la literatura y ha sido publicado en antologías poéticas y sitios web dedicados a las artes literarias. Actualmente coordina un taller de creación literaria con estudiantes de bachillerato y realiza diferentes actividades entorno a la promoción de la literatura; al tiempo que escribe ensayos y artículos relacionados con la lectura, la escritura y la labor literaria.

Arturo Cervantes

Arturo Cervantes

Ilustrador

Una oscura noche de verano, el abismo abrió su boca infernal, dejando escapar un ser etéreo y terrible, que devoraría todo a su paso con su furia. Eternamente manchado de acuarelas y las almas de los incautos que obtienen lo que desean, se mueve por el mundo deslizándose por entre las cerraduras. También me gustan los gatitos y el té.

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