Osvaldo Miranda
Para construir una narración el autor echa mano de estructuras bien definidas que se han utilizado desde que la humanidad cuenta historias. Estas estructuras quizás no han sido nombradas, o quizás el autor que las emplea las desconoce de manera formal y únicamente las intuye. La narración, sin embargo, está cimentada sobre ellas y si ponemos atención podemos darnos cuenta de su presencia en las historias que leemos, escuchamos o vemos.
Hay en inglés una palabra específica para designar dichas estructuras: trope. La traducción española literal «tropo» hace referencia a un concepto distinto, por lo que no es adecuado utilizarla en el mismo sentido que la palabra inglesa. No he encontrado en castellano un término que se refiera de manera específica al concepto al que me refiero, por lo que utilizaré la expresión «recurso narrativo».
De los numerosos recursos narrativos que existen, hay uno que me llama especialmente la atención: las armas de Chéjov.
Armas de Chéjov: no pongas en escena rifles…
Un arma de Chéjov es todo aquel componente que se presenta en algún momento dentro de la narración como un dato más bien casual y que, al final de la historia, resulta tener un valor capital para la misma. Sin este elemento la historia no sería la misma. Antón Chéjov, considerado uno de los maestros del relato corto, sostenía que en una historia deben ser eliminados todos los elementos que no aportan directamente a su desarrollo:
“Elimina todo lo que no tenga relevancia en la historia. Si dijiste en el primer acto que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero debe ser descolgado. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí.”
—Antón Chéjov
El arma de Chéjov no tiene que ser necesariamente un arma. El recurso incluye tanto a objetos como personajes e incluso situaciones. Ejemplos de armas de Chéjov abundan en la literatura y en otros ámbitos, como el cine.
En esta ocasión les hablaré de cómo una de mis películas animadas favoritas utiliza con acierto un arma de Chéjov. La película en cuestión es Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018).
Advertencia: a partir de este punto hay spoilers importantes de la película, por lo que asumiré que ya la has visto. Si no es así, primero mírala y después retoma la lectura.
Muy bien, hagamos esto una vez más
Todos conocemos la historia de Spider-Man —al menos una de ellas—, así que nos saltaremos esa parte. En Spider-Man: Into the Spider-Verse nos re-cuentan la historia de origen del hombre-araña, en otro personaje: Miles Morales, quien, tras ser mordido por una araña radioactiva, adquiere la lista de súper-poderes que todos conocemos: sentido arácnido, fuerza y agilidad aumentadas, visión mejorada y la capacidad de trepar por las superficies usando únicamente las manos y los pies.
Miles se encuentra en un momento de su vida en el que se está construyendo como individuo, con todas las dificultades, dudas e inseguridades que eso conlleva. Recientemente cambió de escuela y la relación con sus padres, aunque no es mala, no es precisamente la más cercana. Un adolescente típico, en suma. Su padre, un oficial de policía, no ofrece la figura paterna que tanto anhela Miles, la cual en cambio sí encuentra en su tío, Aaron. Una noche Miles se dirige al apartamento de su tío, para platicar y pasar el rato con él. Durante la conversación Aaron cuestiona a su sobrino sobre las chicas de la nueva escuela y Miles responde con evasivas. Aaron, un hombre con experiencia, de inmediato se da cuenta de la inseguridad de su sobrino respecto al tema y procede a darle un consejo —una técnica— para ligar.
Es aquí donde se establece el arma de Chéjov. Aaron le enseña a su sobrino la «técnica de la mano en el hombro», que consiste en acercarse a la chica, tocarle el hombro con la palma de la mano y decirle, con voz seductora, «hola». Miles, con su voz aguda, apenas es capaz de provocar un efecto cómico, contrario a su tío, quien posee el vozarrón de un hombre maduro.
Para el espectador la escena no pasa de ser emotiva y quizás algo cómica. Alguien avispado podría sospechar que la función de la escena es crear un lazo entre Miles y su tío, antes de la muerte de éste, como en efecto sucede más adelante, pero sin sospechar otra intención detrás del diálogo.
El rifle entra en escena, cargado.
La intención narrativa de la técnica de la mano en el hombro es doble: por un lado, sin duda, su función es crear un vínculo entre ambos personajes, que después servirá para hacernos llorar durante la escena de la muerte de Aaron. Por otro lado, el movimiento de colocar la mano sobre el hombro es, de hecho, el arma cargada.
…que no piensas disparar
Más adelante, hacia el final de la cinta, Miles se enfrenta a Kingpin, el antagonista del filme, quien es el responsable directo de la muerte de Aaron. Aaron trabajaba para Kingpin, pero al descubrir que su sobrino estaba luchando en contra de su jefe, Aaron decide no obedecer más al mafioso, acción que le cuesta la vida.
Kingpin es un millonario corpulento, de fuerza sobrehumana, carga una pistola de gran calibre —con la que ejecuta a Aaron al notar su desobediencia— y es despiadado y calculador. Frente a él Miles se ve diminuto, como una arañita. Se enzarzan en una batalla en la que Kingpin toma la delantera gracias a su superioridad física. Kingpin le espeta a Miles que jamás volverá a ver a su familia, tras lo cual asesta el golpe final —el mismo con el que asesinó a Peter Parker, el predecesor de Miles— y Miles cae al suelo, inconsciente.
Miles, en su atolondramiento, vislumbra a su padre, quien observa la escena de lejos sin poder intervenir. Dicha visión le da nuevas fuerzas a Miles, quien se levanta con un esfuerzo enorme. Kingpin se queda sorprendido de ver que Miles ha sobrevivido al golpe demoledor; Miles se tambalea y le recuerda a Kingpin que siempre tendrá a su familia, para después preguntarle si conoce la técnica de la mano en el hombro. Kingpin se queda confundido por la extrañeza de la pregunta y Miles, aprovechando el momento, se acerca a Kingpin, le toma el hombro con la mano y le susurra «hola». Una descarga eléctrica surge de la mano de Miles e impacta al mafioso, dejándolo fuera de combate.
Redondez de la narración: clave para crear una historia conmovedora
El guión de Spider-Man: Into the Spider-Verse me parece uno muy redondo; es decir, sus componentes tienen una razón de ser más allá de la aparente. En particular encontré la técnica de la mano en el hombro como un elemento muy disfrutable. Las armas de Chéjov me agradan por la manera en que le dan a la historia un matiz de sorpresa y una redondez muy especiales, es por ello que tras ver esta película me quedé con una grata sensación.
¿Conoces otros ejemplos de armas de Chéjov?
Osvaldo Miranda
Redactor
Deivy
Ilustrador
Me llamo Deivy Castellano. Pintor aficionado, intento que mi trabajo hable por mí mismo. Trabajo para ser un polímata, en mi tiempo libre soy un misántropo auto exiliado en Marte.