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Imagen: Deivy

Francisco J. Barata Bausach

Estaba sólo. Hasta mi soledad, de tanto espanto me abandonó. Todo a mí alrededor era tierra quemada, tierra sin vida, tierra sin nada que le diera sentido. Ni árboles, ni plantas, ni pájaros, todo era nada. Donde hubo edificios, ahora eran cráteres, ruinas y ese olor… un olor nauseabundo, a carne quemada, revoltijo purulento con olor a muerte en descomposición. Miré mi cuerpo en busca de alguna herida: nada; sólo unos harapos cubrían mi piel matizada con un extraño tono rojizo; pero hacía frío, un frío despiadado, un frio espeluznante, porque antes del frio recuerdo un verano que ya se fue. Estaba sumergido en una oscuridad gris, que solo permitía una visión inquietante, sombría, vaticinio de dolor; la causaba un extraño Sol, casi sin brillo. Mirándolo comprendí que algo terrible había sucedido.

Recuerdo estar en casa, sentado en un banco de madera, jugando con las niñas que traían piedrecitas para tirárselas a mamá. Disfrutaba con mi familia y ahora lo que veía… el banco calcinado, entre rescoldos un osito ennegrecido, carbonizado, era de mi pequeña. Y entre los escombros de lo que fue mi hogar, un montón de restos humanos calcinados. Salí corriendo, no quería pensar de quienes eran esos restos, no quería saberlo.

Llegué muy cansado a una loma, quizás fuera un antiguo rascacielos convertido en montonera de destrucción y miré alrededor, sólo había tierra gris, amalgama de cenizas y seres carbonizados. Hasta donde llegaba la vista, todo era desesperación, la civilización había sido borrada por una fuerza que debió ser increíble, y yo, sin saber por qué, estaba vivo, pero estaba solo, rodeado de una sensación de soledad desconocida, escalofriante, terrorífica.

No sabía si había otros como yo, también vivos, pero daba igual; no sé cómo podría vivir entre aquella nada, no sé cómo podría vivir sin mi vieja soledad.

Me senté en un rincón, entre escombros, y pensé: «Hijos de puta, lo han conseguido, han arrasado la Tierra; ¿y ahora qué?, han eliminado la vida, la esperanza, el futuro. ¿Pero queda alguno de ellos para disfrutar su triunfo?»

Francisco J. Barata Bausach

Francisco J. Barata Bausach

Autor

Me llamo Francisco J. Barata Bausach, no soy escritor, solo estoy aprendiendo a escribir. Soy un tipo ya mayor, con 68 años, que nunca antes había hecho literatura. Bueno, como está feo mentir, os diré que por mi "curro" de Economista, ahora jubilado, estaba acostumbrado a escribir sobre temas profesionales y reconozco que no me costaba nada hacerlo. Resulta que en Mayo del 2014, me da por empezar a escribir, bueno a intentar hacer literatura. Escribo porque me gusta, lo he descubierto tarde. Pero ahora me apasiona. En esas estoy desde entonces, escribiendo relatos de momento, venero las novelas, pero aún me vienen grandes. Hasta la fecha, y con lo que os mando, he escrito muchos relatos, y concursado en más certámenes. Me parece una buena forma de practicar y aprender. Lo conseguido hasta la fecha, es con mayor o menor importancia lo siguiente: desde Mayo de 2014 a fecha de hoy, 85 Primeros Premios (Tres en EEUU, otro en Ecuador, dos en Venezuela, otro en Alemania, dos en Brasil, veintidós en México, diez en Colombia, tres en Bolivia, catorce en Argentina, uno en Perú), 14 Segundos premios (Uno en Uruguay, dos en Argentina y uno en México), 12 Terceros Premios (Uno en USA, uno en Argentina), 23 Cuartos Premios (Dos en USA, uno en Chile, uno en México, uno en Uruguay), 308 Finalista (Cuatro en México, nueve en Argentina, uno en Colombia, otro en Ecuador y otro en Costa Rica), 189 Seleccionados para diversas Antologías. (Siete en Uruguay, dos en Argentina, otro en Costa Rica, otro en Israel y uno en Chile).

Deivy

Deivy

Ilustrador

Me llamo Deivy Castellano. Pintor aficionado, intento que mi trabajo hable por mí mismo. Trabajo para ser un polímata, en mi tiempo libre soy un misántropo auto exiliado en Marte.

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