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Ilustración: Caro Poe

Alejandro Zaga, Eréndira Cuevas, Ixkozauki Hermosillo, Paulo A. Cañón Clavijo y René Medina

Cada año, antes y después de que se anuncie el ganador del Premio Nobel de Literatura, surgen numerosas especulaciones y debates sobre quién pudiera merecerlo y si el trabajo del escritor elegido es merecedor de esta distinción. Sin embargo, dejamos de lado que nadie, salvo la misteriosa élite conocida como La Academia Sueca, conoce los criterios que se consideran para el otorgamiento del premio y mucho menos los nombres reales de quienes han sido considerados para recibirlo. Por eso, no podemos más que suponer a ciegas.

Podemos analizar las decisiones de los últimos años y tratar de encontrar el común denominador en el trabajo de los escritores Nobeles y aún así seguimos haciendo especulaciones a ciegas y, porque no decirlo, permeadas por el afecto personal a la obra de tal o cual personaje que posiblemente ni siquiera sea tomado en cuenta para recibir la famosa distinción.

¿Entonces sirve de algo especular sobre el premio? En términos prácticos la respuesta más probable es que no, pero aún así es posible que gracias a estas discusiones o especulaciones muchos nos aventuremos a conocer obras que otros consideran merecedoras del Nobel y que, hasta entonces, nos habían pasado inadvertidas. Pero no sólo los debates en torno al premio, sino él mismo sirven para hacernos mirar literaturas inexploradas, cuando menos para poder opinar sobre su merecimiento.

En ese sentido, reconocemos que, como la mayoría, hasta esta mañana desconociamos el nombre de Louise Glück por eso no nos atrevemos a decir si está o no la altura de otros Nobeles, si su obra aporta algo nuevo o diferente a la literatura o al mundo, en general. Una delicada y rápida revisión de algunos de sus poemas nos ha permitido contemplar la asombrosa facilidad que tiene para la palabra, construyendo, con palabras sencillas y metáforas luminosas, muchísimos versos que permiten acercarse a ése pequeño pedazo de universo que representa cada individuo.

No la habíamos leído anteriormente, pero hoy, gracias al premio, nos hemos maravillado al no haberlo hecho antes, porque ahora, precisamente ahora, Glück es un mundo entero que se descubre y dice: “Mírame, siempre estuve aquí, brillando en silencio, ahora puedes escucharme también.” A pesar de no conocer la obra de Glück nos parece positivo que el Nobel recaiga en este género, precisamente porque quienes especulamos sobre él pocas veces lo tenemos en cuenta y en cierto sentido, es también poco tomado en cuenta a la hora de hacer una recomendación o elegir en las mesas de novedades.

Es positivo que se plantee la discusión en torno a los poetas Nobeles, en torno a las mujeres Nobeles para que, en el mejor de los casos, nuevos lectores o lectores que veteranos que no acostumbran ciertas páginas acudan a ellas de vez en cuando. Fuera de si la premiada sea o no sea del gusto de la opinión pública, su elección si representa un ligero movimiento hacia afuera en la espiral eurocéntrica que siempre ha sido el premio. Tal vez, un paso en la dirección correcta, porque es la primera poeta que se premia en el siglo en curso y que a su vez lleva consigo el legado maravilloso de voces como Emily Dickinson o Walt Whitman, además de ser una ligera victoria en el extenso acervo de derrotas que ha significado no premiar a grandes poetas estadounidenses como Ezra Pound, Elizabeth Bishop, Robert Frost, Mariane Moore, Wallace Stevens, John Ashbery o William Carlos Williams, por nombrar algunos…

Pero, ahora viene también la queja infaltable, quizá también sería conveniente que se mirara en una dirección diferente en cuanto a latitudes geográficas, pues no sólo Europa y Norte América producen literatura que merece ser destacada y no sólo los hombres y mujeres caucásicos.

Glück hoy se convierte en una puerta más que se abre, en las posibilidades infinitas que no habían sido descubiertas al ojo común. Es, quizá, la imagen de las cientos de miles de personas que ahora la conocen y pueden, por medio de su obra, entender un poco mejor la inexorable belleza que representa vivir en esta noche, en éste mundo. Es una acróbata callejera (o acaso rural) del lenguaje: utiliza objetos comunes (pocos) y los lleva hasta el límite en cuanto a la flexibilidad de sus conceptos. Su versificación puede lucir arbitraria, pero leyendo en voz alta uno puede notar el ritmo que se busca. Esto último hace difícil su traducción, pues las oraciones fragmentadas que terminan en el verso siguiente muchas veces evaden el sentido cuando no están en el idioma original.

Debemos mencionar nuevamente su economía en términos en cada poema puesto que es sorprendente cuánto puede utilizar algunas palabras sin cansarlas, sin lucir precisamente reiterativa. Es como si eligiera el material de trabajo antes de comenzar, se decidiera a usar sólo unas cuantas imágenes y exprimirlas, como si no existieran más que para expresar lo que desea (y tal vez sea así). La manera en que aborda los temas (casi siempre íntimos o aledaños a la intimidad, digamos, no muy lejos de casa o de la habitación) tiene un dejo de lejanía, con carácter de espectador impotente. No importa que la hayamos descubierto (como todos ustedes, claramente) hoy, tras su galardón, vale la pena en su potente austeridad.

Al revisar la obra de Louise, se puede encontrar una voz poética con presencia, que se basa en lo autobiográfico, pero qué, cómo comentó la Academia en su otorgamiento: «Reviste de universalidad a la individualidad». De un tono austero y con elementos cotidianos, su obra refleja un universo desde la visión de lo femenino. Sin duda, como cada año, la decisión de la academia no está exenta de cierta controversia; sin embargo ¿cuándo no se ha acusado a un premio de utilizarse como bastión o afirmación de una ideología o tendencia específica?

Ninguno de nuestros candidatos fue galardonado, pareciera que nuestro esfuerzo por reconocer a ciertos autores que creemos merecedores de ser premiados por la Academia fue en vano, pero ahora no solo podemos sumergirnos en la poesía de Glück sino también en las obras de Atwood, Thiong’O, DeLillo, McCarthey o Pynchon. Como cada año, nuevos nombres se incluyen en nuestras listas como lectores y es grato recibir con los brazos abiertos a Louise Glück, Premio Nobel de Literatura 2020 en nuestras lecturas.


5 poemas para conocer a Louise Glück

RETRATO

Una niña dibuja el contorno de un cuerpo.
Dibuja lo que puede, pero es todo blanco,
No puede rellenar lo que sabe que está ahí.
Dentro de la línea sin apoyo, ella sabe
que falta la vida; ella ha cortado
un fondo de otro. Como un niño,
se vuelve hacia su madre.

Y dibuja el corazón
contra el vacío que ha creado.

Extraído de: Louise Glück. Descending Figure, 1980. Ecco Press

PIETÁ

Bajo el tejido
tenso de su piel, su corazón
se agitó. Ella escuchó
porque él no tenía un padre.
Así ella que sabía
él quería quedarse
en su cuerpo, alejado
del mundo
con sus gritos,
sus alborotos,
pero ya los hombres
se reúnen para verlo
nacer: ellos se amontonan
o se arrodillan a venerable
distancia, como
figuras en un cuadro
al que la estrella ilumina, titilando
constantemente en su oscuro contexto.

Extraído de: Louise Glück. Descending Figure, 1980. Ecco Press

Traducción de Paulo A. Cañón Clavijo

EL FILO

Una y otra vez, una y otra vez ato
mi corazón a esa cabecera
mientras mi llanto acolchado
se endurece contra su mano. Se aburre─
lo puedo ver. ¿Acaso no lamo sus sobornos y coloco en agua
sus ramos de flores?
Por encima del encaje de mamá lo veo dirigirse hacia el banquete sangriento,
repartir astillas en su misericordia… Puedo sentir sus muslos
contra mí por el bien de los niños. ¿Es una recompensa?
Por las mañanas, estancada con esta casa,
lo veo tostar su pan y probar
su café, ocultándose. Las sobras son mi desayuno.

Extraído de: Louise Glück. Firstborn, Poems. 1968. Ecco Press.

Traducción de Ixkozauki Hermosillo

LA HERIDA

El aire endurece hasta costrar
Desde la cama observo
Coágulos de moscas, grillos
Husmear y reír. Ahora
El clima es sólo grasa
Todo el día huelo los guisados
Como presencias. Tú
Te arraigas dentro de tus libros.
Haces tus cosas
Aquí, dentro de las paredes de mi habitación
Están estampados, como una impresión
De embriones. Aquí yazco,
Esperando su patada.
Mi amor. Mi inquilino.
Mientras los arbustos crecen
Suave, flor y semilla.
Los follajes crecen velludos
Y semilla y luz de luna
Burbujas a través de la venda.
Cortinas pegajosas. Fingiendo desorden
Con la pareja vecina
Te miré aferrarte a tu propio vacío.
Ambos consumieron Nembutal
La píldora asesina
Y yo estoy preparada. Te fuiste cuidadosamente
Implorando el gesto
Flotas lealmente sobre mi cabeza. Cierro
Mis ojos. Y ahora
La prisión se acomoda:
Lo ya maduro se balancea en la luz,
Partes de plantas, hojas
Fragmentos…
Estás cubriendo la cuna
Con hojas. No siento
Final. No hay final. Se detiene
En mí. Sigue vivo.

Extraído de: Louise Glück. Firstborn, Poems. 1968. Ecco Press.

ANTES DE LA TORMENTA

Lloverá mañana, pero esta noche el cielo es claro, las estrellas brillan
Aun así vendrá la lluvia,
tal vez tanta que ahogue las semillas.
Hay un viento desde el mar que empuja las nubes,
antes de que las veas, sientes el viento.
Mejor aprecia los campos ahora,
mira cómo lucen antes de que se inunden.
Luna llena. Ayer una oveja escapó hacia el bosque
y no cualquier oveja—el carnero, que es todo el futuro.
Si lo volvemos a ver serán sus huesos
El césped vibra un poco, tal vez el viento lo atraviesa
Y las nuevas hojas de los olivos vibran del mismo modo.
Ratones en los campos. Donde el zorro caza,
mañana habrá sangre en el césped.
Pero la tormenta —la tormenta la lavaré.
En una ventana hay un niño sentado.
Fue enviado a la cama —muy temprano
en su opinión. Así que se sienta en la ventana —
Todo está preparado
Donde estás es en donde dormirás, donde despertarás mañana
La montaña se yergue como un faro, para recordarle a la noche que la tierra
existe,
eso no debe ser olvidado.
Sobre el mar, las nubes se forman mientras el aire arrecia
dispersándolas, dándoles una sensación de propósito.
Mañana el alba no vendrá.
El cielo no volverá a ser un cielo de día, seguirá como la noche,
excepto que las estrellas se desvanecerán cuando la tormenta llegue
y durará tal vez diez horas en total.
Pero el mundo como era no volverá.
Una a una, las luces en las casas de la villa atenuarán.
y la montaña brillará en la oscuridad con luz reflejada.
Sin sonido. Sólo gatos arañando en los porches
Ellos huelen el viento: tiempo de hacer más gatos.
Después merodean en las calles, pero el aroma del viento los acosa.
Lo mismo es en los campos, confundidos por el aroma de la sangre
aunque por ahora sólo se levanta el viento, las estrellas platean el campo.
Tan lejos del mar y aún así conocemos las señales
La noche es un libro abierto
Pero el mundo tras la noche continúa siendo un misterio.

Extraído de: Louise Glück. A village life.2009. Farrar, Straus and Giroux

Traducción de Alejandro Zaga

Alejandro Zaga

Alejandro Zaga

Director Jurídico

Nacido en 1995 en Distrito Federal (hoy CDMX). Estudió teatro y la licenciatura de Estudios Latinoamericanos, en la UNAM. Ambas truncas. Permanente estudiante/escrutiñador de la comedia, pues la risa es la prioridad. La ironía lo llevó a inscribirse en Derecho, también en la UNAM.

Eréndira Cuevas

Eréndira Cuevas

Directora de Investigación Cultural

Originaria de la tierra madre del caos y la inseguridad, mejor conocida como Ciudad de México. Cursó la carrera de Comunicación y Periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la UNAM. Es periodista por vocación, y también por necedad, y está convencida de que el arte es una herramienta poderosa contra muchos de los males del hombre.

Ixkozauki Hermosillo

Ixkozauki Hermosillo

Director de Edición

(Guadalajara, 1996)
Experto en garabatos, poeta, aventurero, ladrón de momentos, fotógrafo aficionado, músico en paro y cocinero de ocasión. Ganador del concurso Creadores literarios FIL Joven 2012 y coautor de la antología La voz de los pasos (Mano Armada, 2018).

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Redactor

Colombiano, periodista y lector de tiempo completo. Escribo para encontrarme. Apasionado del fútbol, la música, los elefantes, las mandarinas y los asados.

René Medina

René Medina

Redactor

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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