Ilustrado por: Caro Poe
María Alejandra Luna
«El fútbol es popular porque la estupidez es popular» declaraba Jorge Luis Borges, el autor argentino que en sus palabras mostraba desprecio hacia el disfrute colectivo y ajenidad de su propia patria, patria que pariría a Diego Armando Maradona y no podría dejar de consagrarse como el país futbolero por excelencia.
Este 2022 nos tocó ser espectadores de una nueva Copa del Mundo y en Argentina se vivió con muchísima mística: hubo supersticiosas comparaciones con el Mundial de 1986 y se realizaron rituales que, si bien no repercutieron en los desempeños deportivos perjudicando al rival y beneficiando a la selección albiceleste, nutrieron tanto la fe paisana como el hecho poético que es mirar los partidos de dicha competencia en Argentina y/o siendo argentine.
Sobre este tópico quiero explayarme y analizar lo ejemplar que resulta para responder a la pregunta «¿Qué es la poesía?» el relato de Víctor Hugo Morales ante el inmortal gol de Diego Armando Maradona contra la formación inglesa. En lo popular hay elementos poéticos que son inmanentes al acto futbolístico y piezas literarias que se inspiran en él y lo decoran. Estamos rodeades de cuentos que se basan tanto en los acontecimientos dentro de la cancha como en los festejos y las pasiones desatadas. Esos cuentos no son espontáneos y, por ende, es más reconocible o admisible su faceta estética.
El relato susodicho es espontáneo. Un relator narra lo que ve y tiene que improvisar sus comentarios según lo que les jugadores hagan con la pelota. Tal vez, se apoya sobre un par de latiguillos que le permiten una locución más prolija, no lo sé, este no es un artículo acerca de su labor en general. Como humanidad, hemos acumulado muchísima teoría literaria y la eventualidad y la espontaneidad no forman parte de las aproximadas definiciones de la poesía. Esto traza una línea y deja fuera del canon infinidad de piezas que surgen un poco sin intención.
Me explayo: la intencionalidad sirve muchísimo para distinguir una obra de arte de otro tipo de producciones porque hay rasgos que ayudan a llegar a una conclusión, pero que no son tajantes ni distintivos; hacen arte quienes se consideran artistas, ¿no? Existen carreras y universidades de arte y, sin embargo, los títulos no posicionan a alguien como artista, pueden haberlo sido mucho antes de estudiar, pueden no serlo nunca después de estudiar. También es simplista creer que con la intención alcanza, pero es un gran punto de partida.
Ahora bien, ¿puede haber más puntos de partida? ¿El arte es exclusivamente intencionado? ¿Un cielo estrellado, fenómeno para nada artificial, es arte en sí o necesita ser visto y recreado en un cuadro para serlo? Si un accidente o un paisaje natural son pintables, escribibles, fotografiables, ¿qué los aleja del arte? ¿El descubrimiento humano, en cambio, los acerca al arte? Puede ser. El arte y la poesía no son preexistentes a las acciones y la conciencia humanas. No obstante, los ejemplos que mencioné contienen una belleza que delante de los ojos adecuados es descubierta como poesible.
«La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, deja el tendal y va a tocar para Burruchaga… ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… ¡¡GOOOOOOOOL!!! ¡¡¡¡GOOOOOL!!!! ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaazooo! ¡Diegoooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme… Maradona, en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2-Inglaterra 0. Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2-Inglaterra 0».
La narración que cité está del lado de afuera, donde quedan los accidentes. No fue preparada con antelación ni desde una técnica específica ni con intenciones estéticas. Hubo muchos procesos encadenados. La trayectoria del gol resultó poesible y generó, entonces, una serie de comentarios lúcidos, creativos y hermosos. Escucho y leo el relato y, de repente, para mí es poesible lo que se le escapa a la voz de Víctor Hugo Morales. Hay sinonimias, metáforas, excéntricos calambures, epítetos, apelaciones al «lector», personificaciones, raras metonimias… Los recursos paulatina y casualmente están.
Sí, la poesía es un trabajo artesanal y está regida por la causalidad, pero da espacio a las casualidades que delante de un ojo adecuado son descubiertas como poesibles. Además, sabemos que presentar una obra bella no es suficiente, no es el único fin: la búsqueda, quizá más relegada y menos motivada, de la conmoción sigue siendo un factor relevante en el análisis y en la popularidad de una pieza artística. No me gustaría ofender, pero poquísimos versos se clavan tan profunda e insistentemente como la línea «Barrilete cósmico… ¿De qué planeta viniste (…)?». Es más: poquísimos versos exceden ámbitos letrados y, en el mejor de los casos, proponer artículos sobre el relato de Víctor Hugo Morales como poema eventual convocarán a quienes no piensen a diario en la poesía.
María Alejandra Luna
Subdirectora General / Directora de Redes Sociales
Buenos Aires le dio el soplido de vida a mi existencia. De origen hebreo, mi primer nombre. La Antigua Grecia me dio el segundo. La Luna alumbró mi apellido. Escritora de afición, lectora de profesión, promotora de poesía y de los márgenes de la cultura. Dicen que soy quisquillosa con las palabras, que genero discursos precisos y que sobreanalizo los discursos ajenos. Y todo esto se corresponde conmigo. Pueden ser tan expresivos los textos que escribo como los gestos que emito al hablar. Y esos rasgos trato de plasmarlos en los ámbitos donde me desarrollo, como las Redes Sociales.
Caro Poe
Directora de Diseño
Diseñadora gráfica.
Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.