Ilustrado por: Berenice Tapia
Ixkozauki Hermosillo
—¿Escuchas audiolibros?
—Sólo a Bob Dylan.
Piolo Juvera
No se puede negar la fuerte influencia de Bob Dylan en la canción norteamericana y, a criterio de la Academía Sueca, su influencia también ha llegado a la literatura. Una queja que siempre se ha tenido con el Nobel de Literatura ha sido la preferencia por autores europeos o anglófonos. Aunque Dylan rompió el canon y trajo tras de sí una oleada de nuevos candidatos, él también tiene un lugar en la crítica, no sólo por los criterios de la academia para darle un premio literario al músico sino también por ser anglófono. Leonard Cohen fue uno de los nombres que resonaron con fuerza para adherirse al nuevo molde que se estaba creando, la queja es la misma: se trata de un cantautor en lengua inglesa. Sin embargo, en Latinoamérica, una región extensísima que solo ha sido premiada seis veces, sacó a relucir que la tradición de la canción tiene una larga historia y una travesía quizá más intrépida que la canción norteamericana.
Silvio Rodríguez es el nombre que más se escucha en reproche al Nobel de Dylan. Y no faltaría más razón, Silvio es la voz de una unidad latinoamericana, es el rostro de la nueva trova cubana y el camino que han atravesado sus composiciones resisten toda adversidad en la Historia. No solo a Silvio le corresponde haber sido considerado, desde hace más tiempo que la nominación de Dylan, sino que es toda una generación la que está presente en la canción protesta latinoamericana, Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente Feliú, tan solo en la isla cubana, por ejemplo. El panorama es inmenso.
La literatura del boom ha tenido influencia directa en el imaginario colectivo latinoamericano y sobre todo en el resto de las artes. Es clara la visión de Silvio respondiendo a los paisajes macondianos de García Márquez o las miradas críticas contra la clase política en línea directa con novelas como El Señor Presidente de Asturias, Yo, el supremo de Augusto Roa Bastos, entre otras.
La tradición literaria no comienza ni termina en Dylan. En Tarántula, un ejercicio prosístico, contiene una alta influencia poética de grandes nombres españoles como Lorca o evocaciones a Cervantes. No es extraño encontrar reminiscencias de momentos poéticos tan relevantes como el siglo de oro español entre las estrofas dylaniana. La primera mitad del siglo XX es un conglomerado de migraciones de personas e ideas por todo el mundo, Lorca, Martí, Owen, poetas hispanohablantes que llegaron a Nueva York, los clásicos norteamericanos que llegaron a París, etc. El ir y venir de ideas es una constante durante un momento tan ajetreado de la historia. No es de extrañar que Dylan haya sembrado ciertas influencias en países que estaban sufriendo una agitación política importante. Tan solo en Estados Unidos la guerra de Vietnam desató todo un movimiento y nuevas expresiones artísticas. Habría que recordar el fenómeno de Woodstock, donde las voces de Joan Baez, Joe Cocker, Richie Havens formaban la canción folk, un eslabón importantísimo en la historia del rock. Las causas siempre fueron las mismas: la protesta, hacer del arte una voz política y de resistencia. Uno de los momentos con mayor auge de posicionamiento político fue cuando Dylan tuvo a bien hacer una introducción enérgica al famoso discurso I have a dream de Martin Luther King en 1963.
En Latinoamérica se pasaba de una dictadura a otra, la narrativa consiguió formar una corriente llamada Novela del dictador con obras como El señor presidente, Yo el Supremo, La fiesta del chivo, El otoño del patriarca, entre muchas otras. En España sucedía algo similar, Joan Manuel Serrat se proclamaba enemigo de la dictadura de Franco y tendría a bien musicalizar poemas de Hernández, Machado y Benedetti. La canción en español vendría a representar una unidad sólida en contra de cualquier dictadura. Desde Chico Buarque o Caetano Veloso en Brasil, Víctor Jara y Violeta Parra en Chile, Facundo Cabral o Alberto Cortés en Argentina, Daniel Viglietti en Uruguay, Silvio y Pablo en Cuba; Serrat y Aute en España. Todos bebieron de la literatura del boom, de una literatura marcada por la crítica y el imaginario social.
Es innegable la influencia de Dylan en todos estos cantautores de la canción latinoamericana, sin embargo, es exagerada la influencia que se considera que tuvo Robert Zimmerman en todo el continente. La relación de Dylan con la literatura no queda solamente en las vastas referencias a la poesía española, sino que la generación beat le debe más de lo que se cree, la deuda está en ambas direcciones. El Nobel a Dylan es una puerta de entrada a recuperar el carácter lírico de la poesía. Podemos estar de acuerdo en que Dylan lo hizo primero, pero sabemos que no es quien logra esa hazaña, sino quien lo hace mejor. Y a opinión personal, la canción en español fue quien mejor lo hizo.
Que el Nobel de Literatura 2016 sea un recordatorio de la gran tradición poética/lírica que tiene nuestro idioma, haber galardonado a un anglosajón era la opción más segura una vez rompiendo el esquema de premiar escritores, quedémonos con la tradición de protesta y poesía en la canción.
Ixkozauki Hermosillo
Director de Edición
(Guadalajara, 1996)
Experto en garabatos, poeta, aventurero, ladrón de momentos, fotógrafo aficionado, músico en paro y cocinero de ocasión. Ganador del concurso Creadores literarios FIL Joven 2012 y coautor de la antología La voz de los pasos (Mano Armada, 2018).
Berenice Tapia
Ilustradora
Demasiado perezosa para pensar en algo decente. Me gusta dormir y mi sueño más grande es poder vivir de hacer monitos. Las dos cosas más importantes que me ha enseñado la vida, son:
1) Estudiar arquitectura no vuelve rica a la gente.
2) El mundo no se detiene nunca, ni aunque estés llorando hecha bolita porque borraste accidentalmente un capítulo de tu tesis.