Ilustrado por: Deivy
Jair Abisaid
En todo caso la mitad de la sal
no debe brotar en la alfombra de los ojos
sino en cerrados triunfos y decepciones,
de cariños llamados olvido,
de granos en la punta de la lengua
o nudos en el sexo que son lo mismo.
Para llorar no bastan ganas de morirse
es algo más complicado
brillar sin el peso de ser uno mismo,
quienes saben llorar
han reventado el debeismo
como un ejercicio de amor propio.
Quienes lloran con alcohol no se encuentran
se pierden en una ola de taurina y meritocracia,
en el éxito ajeno y la luz que se aleja de sus puños.
Quienes lloran diario han abusado de la gracia,
de quien un día, pacheco, nos brindó lagrimales
y cómo todo ser divino, nos olvidó en el monte.
Pero quienes lloran de a poco y mucho
cuando es necesario, arrastran grilletes de sal
y con ellos podrán escribir el mañana
en el libro de la mente colectiva,
flotantes amaneceres sin sol, nubes, lluvia y sin noche.
De sus mejillas surgirán nuevos algo,
que no son hombres
pues reirán cuando nazcan o mueran
y lloraran sin nudos o reproches
por el derecho a sentirse vivos.
Jair Abisaid
Autor
Deivy
Ilustrador
Me llamo Deivy Castellano. Pintor aficionado, intento que mi trabajo hable por mí mismo. Trabajo para ser un polímata, en mi tiempo libre soy un misántropo auto exiliado en Marte.