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Ilustración: Caro Poe

María Alejandra Luna

Se viene una fecha que para mí pasa completamente desapercibida, pero que en los ámbitos donde me muevo sigue siendo un poco importante. ¿Por qué? Porque las ceremonias de premiación generan, por un lado, adrenalina y, por el otro, felicitaciones y validación. ¿Validación de qué? De los propios gustos, de que los gustos que tenemos son aprobados por otres. Es más, son aprobados por un grupo de gente relevante.

No pretendo en estos párrafos erigirme como una antisistema. Lo soy, afirmo que lo soy. Sin embargo, también soy consciente de que estoy inserta dentro de una sociedad que tiene ciertas reglas y que, aunque no cumpla con todas, no puedo escindirme completamente. La cuestión es que no veo posible la abolición de entrega de premios como el Nobel. Al menos, no todavía. Me gustaría y de eso quiero hablarte ahora.

¿Me gustaría que no existieran los Nobel? Es raro estar diciéndolo cuando la revista va a dedicarle una semana entera a la publicación de artículos donde les redactores eligen a sus favoritos. Pero entiendo que lo hacen desde un interés por promocionar las literaturas que disfrutan, a pesar de que no sean exactamente obras «hegemónicas», nombradas y renombradas en todas partes o de distribución masiva.

Hay una correlación entre esa actitud de mis compañeres y mi postura. En mi caso, repito, a mí me gustaría que no existieran los Nobel y por eso no selecciono a candidates. Mi problema es que, más que dar visibilidad a novedades, esas ceremonias juegan a una lógica con la que no concuerdo: tomar a autores y sus textos y «canonizarles». Es decir, la academia no busca ampliar la experiencia lectora, sino configurar el canon.

A ver, sí, el efecto colateral es que les lectores ampliemos nuestra experiencia lectora por curiosidad. No obstante, reitero que no es la búsqueda académica. Quienes premian son unas pocas personas que ejercen una forma de poder y lo confirman anualmente a través de estas dinámicas. Brindan al público una opinión bastante subjetiva, más allá de su dimensión comunitaria, como si fuese la única fundamentada y, por ende, válida.

Entonces, ¿hacer nuestras propias nominaciones implica poner en jaque ese poder? Para nada, sería muy iluso pensarlo en esa magnitud. De todos modos, invita a otres lectores a que hagan lecturas críticas de sus libros favoritos y hablen de ellos en estas fechas para que más amigues, conocides y desconocides los tengan en cuenta a la hora de comprar o de acceder a una obra porque simplemente no habían escuchado de ella.

Particularmente yo creo que hago nominaciones todos los días. Siempre te cuento por Instagram qué estoy leyendo y no por ansias de presumirlo. No le encuentro el sentido a la presunción de actividades que, si quisieran, podrían realizar y disfrutar todes. Pero vine a este plano, a esta línea temporal a compartir. Las contadas cosas que aprendo y que me apasionan quiero convidarlas a diario.

Y no quiero conformar un canon o un anticanon o un contracanon. Pienso que no es una modalidad con la cual yo concuerde porque singularizo cada sensación, cada instancia, cada novedad literaria. Formular rasgos comunes y masticar una selección para presentártela o presentársela a quienes pregunten son pasos que no me atraen. Parten de la comparación. Prefiero decir individualidades, unicidades de los libros que se encuentran conmigo.

María Alejandra Luna

María Alejandra Luna

Subdirectora General / Directora de Redes Sociales

Buenos Aires le dio el soplido de vida a mi existencia. De origen hebreo, mi primer nombre. La Antigua Grecia me dio el segundo. La Luna alumbró mi apellido. Escritora de afición, lectora de profesión, promotora de poesía y de los márgenes de la cultura. Dicen que soy quisquillosa con las palabras, que genero discursos precisos y que sobreanalizo los discursos ajenos. Y todo esto se corresponde conmigo. Pueden ser tan expresivos los textos que escribo como los gestos que emito al hablar. Y esos rasgos trato de plasmarlos en los ámbitos donde me desarrollo, como las Redes Sociales.

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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