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Imagen: Lizeth Proaño

Alexis Huerta

Los olvidados de Luis Buñuel es la película mexicana dramática por antonomasia, cuyo drama es tan universal como el presentado en el cine de Kurosawa o Fellini. Bien lo dice Cortázar en una carta enviada desde parís a Buñuel: es el gran poeta audiovisual de la pantalla grande. Y solo esta palabra «Poesía» podría definir a un clásico de esta envergadura, pues se trata de una puesta poética en escena. En este sentido la obra Buñueliana está revestida de una gran apuesta estética. Actores de la talla de Miguel Inclán o Stella Inda (papel que le valdrá su primer Ariel) representan las pasiones más profundas del alma humana. Ira, venganza y envidia son las pasiones que actúan como el hilo conductor en el cual se mueve el mundo de Jaibo y Pedro, los dos antagonistas de esta película.

«Señor Luis Buñuel, Madrid.

Querido Buñuel: Sí, querido Buñuel, querido por todo lo que usted es y por todo lo que ha hecho y está haciendo para arrancar a este mundo estúpido de su cáscara de costumbres cotidianas y podridas. Nunca creí que tendría la suerte de poder escribirle personalmente para decirle, antes de cualquier otra cosa, lo que su cine ha significado para los argentinos de mi generación, que alguna vez se asomaron en su juventud a la maravilla pura de “La edad de oro” y sintieron que no todo estaba perdido mientras hubiera poetas como usted, rebeldes como usted […].»

Julio Cortázar: carta inédita a Luis Buñuel

Los primeros minutos que se nos presentan en el filme moldean el terreno por el cual apunta Buñuel en la trama central de esta obra. Las grandes capitales modernas son contrastadas con la Ciudad de México ante la idea de un progreso social y palpable al desarrollarse la trama. Se nos presenta un México despiadado, olvidado por el resto del mundo, que no brinda la posibilidad de hacerse cargo de una minoría excluida.

Un Leviatán dormido en la capital mexicana

Para Hobbes el estado natural del hombre es la guerra, muchos hemos escuchado la frase célebre de Hobbes “El hombre es el lobo del hombre” escrita en el leviatán, frase que parece encajar completamente con el protagonista Jaibo, un licántropo individualista que busca ir un paso adelante de sus pares en pro de su beneficio, sin importarle a quien tenga que devorar o si deba de sacrificar al resto de la manada.

Hobbes señala que tanto el cuerpo político como las leyes son necesarios para una explicación cabal de la naturaleza humana. Es la ausencia de leyes en esta ciudad del olvido lo que permite que permeen las pasiones más ominosas de nuestros protagonistas: jóvenes que se dedican a robar y golpear individuos más débiles solo para satisfacer sus fines recreativos. En este aspecto Buñuel introduce un elemento antagónico a Jaibo, el cual fungirá como la razón e inocencia: Pedro un joven de menor edad que el resto que quiere salirse de esa vida mundana, y para ello comienza a trabajar por cuenta propia. A partir de este punto Jaibo, el lobo del hombre que encarna las pasiones en una constante lucha de opuestos por adquirir un beneficio particular, tratará de obstaculizar su camino incriminándolo y siendo Pedro a la postre llevado a una correccional.

La naturaleza primitiva innata hobbesiana se manifiesta cuando Jaibo, en un arrebato de ira asesina a su amigo Julián con una roca, remontándonos incluso al primer asesinato pasional de la historia del hombre en la religión católica, la muerte de Abel en manos del infame Caín (no es de sorprendernos que Buñuel introduzca referencias de este tipo si se piensa en sus trabajos posteriores Nazarín, Viridiana y en Simón del desierto). Es a raíz de este asesinato, y por miedo a las represalias que conlleva este acto (represalias que debe necesariamente garantizar el estado), más no por la culpa, que Jaibo incrimina a su mejor amigo Pedro, por un fin, su propia salvaguardia. Solo hasta el final de la cinta cuando Jaibo termina asesinando a Pedro, podemos ver cómo cierra la misma con la muerte de Jaibo en manos de la policía local. De esta manera, es como en la ciudad del olvido, hace aparición el aparato estatal, este gigante Leviatán que fue legitimado por todos nosotros (en palabras hobbesianas) para garantizar nuestra seguridad.



Bibliografía

Dancigers, O. (Productor) Buñuel, L. (Director). (1950). Los Olvidados. México.: Ultramar Films

Julio Cortázar: carta inédita a Luis Buñuel, 30 de noviembre de 1962 – Cortázar, Julio, 1914-1984   

Bobbio Norberto, 1991. Thomas Hobbes. Barcelona, España: Plaza & Janes Editores

Cisneros Araujo, María Eugenia. (2011). La naturaleza humana en Hobbes: antropología, epistemología e individuo. Andamios8(16), 211-240.
Sierra Salas, H. (2012). La condición humana y el Estado en Hobbes. Cuestiones De Filosofía, (13). https://doi.org/10.19053/01235095.v0.n13.2011.675
Carrillo, N. (2016). El nacimiento del estado en Hobbes. Ignis1(1), 84-90.

Recuperado a partir de https://revistas.uniminuto.edu/index.php/RevFilo/article/view/1192


Anexo:

Alexis Huerta

Alexis Huerta

Autor

Nacido en Venezuela en el año 1995. En el 2013 inicia sus estudios de Psicología en la Universidad Católica Andrés Bello lo cual lo pone en contacto con las Humanidades y Ciencias Sociales, es allí donde conoce la filosofía; esta misma inquietud filosófica es lo que lo lleva a abandonar sus estudios de Psicología para cursar Filosofía en la Universidad Central de Venezuela en el año 2015. Por problemas de salud tiene que abandonar sus estudios en el año 2016, decide mudarse a Bogotá Colombia ese mismo año, lugar en donde reside y estudia actualmente. Recientemente la editorial Ita ha publicado su relato corto La Vasija
Lizeth Proaño

Lizeth Proaño

Ilustradora

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