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Ilustración: Caro Poe

Paulo Cañón

El tiempo es un animal esquivo: a veces parece que va corriendo en una dirección, luego salta, se queda quieto y jadea, y, cuando nos descuidamos, se muerde la cola. Sin embargo, si existe un escritor vivo que sepa domesticarlo a su gusto, definitivamente es Javier Marías.

Javier Marías es un escritor particular: clásico vivo, con más influencias anglosajonas que hispanoamericanas, su estilo literario se caracteriza por un lenguaje elegante, de frases largas, bien construidas y, sobre todo, palpitantes, cargadas de vida. Sus obras tienen un carácter de intriga y erudición que hacen que él, español de la escuela de Juan Benet, parezca el fruto de una mezcla entre la novela de espías, los flujos de conciencia y las reflexiones vitales, en donde cada una de las piezas de su máquina literaria está aceitada y funcionando a toda velocidad.

Cada uno de sus textos (bien sea ensayos, cuentos o novelas) respira el aire de la Europa moderna, cosmopolita, nutrida de idiomas y lugares, en donde el tiempo puede abrirse, encogerse o anularse, y un segundo puede ser el lapso entre decenas de páginas sobre reflexiones.

Saca los títulos de sus libros de citas de las obras de teatro de Shakespeare y ha sido traductor de autores como Thomas Hardy, Lawrence Sterne, Joseph Conrad y R.L. Stevenson.

A todas luces, por la calidad y variedad de su obra, si hay un nombre en las letras españolas que debería ser tomado en cuenta para el Premio Nobel de Literatura de este año, definitivamente es el de Javier Marías.

Nació en Madrid en 1951, además de sus labores como escritor y traductor, Marías ocupa el sillón “R” de la Real Academia de la Lengua Española, de la que es miembro desde 2008. Ha sido ganador de premios como el Herralde (1986, El hombre sentimental), el Rómulo Gallegos (1994, Mañana en la batalla piensa en mí), el Premio Nacional de Narrativa (que decidió rechazar) y el Formentor de las letras (2013).

Algunas obras:

Todas las almas (1989)

Corazón tan blanco ( 1992)

Mañana en la batalla piensa en mí (1994)

Negra espalda del tiempo (1998)

Los enamoramientos (2011)

Berta Isla (2017)

Tomás Nevinson (2021)

Javier Marías en sus propias palabras:

  • «…y lo que me hace levantarme por las mañanas sigue siendo la espera de lo que está por llegar y no se anuncia, es la espera de lo inesperado, y no ceso de fantasear con lo que ha de venir”. “…y lo que me hace levantarme por las mañanas sigue siendo la espera de lo que está por llegar y no se anuncia, es la espera de lo inesperado, y no ceso de fantasear con lo que ha de venir».
  • «Nadie acepta ya que las cosas pasan a veces sin que haya un culpable, o que existe la mala suerte, o que las personas se tuercen y se echan a perder y se buscan ellas solas la desdicha o la ruina».
  • «A veces resulta imposible lo más decisivo, lo que más nos ha afectado, y guardar silencio es lo único que nos salva en lo malo, porque las explicaciones suenan casi siempre algo tontas respecto al daño que uno hace o le han hecho».
  • «Todo está ahí a la vista, en realidad todo es visible desde muy pronto en las relaciones como en los relatos honrados, basta con atreverse a mirarlo, un solo instante encierra el germen de muchos años venideros y casi de nuestra historia entera».
  • «Uno ignora lo que el tiempo hará de nosotros con sus capas finas que se superponen indistinguibles, en qué es capaz de convertirnos».
  • «Es extraño cómo un pensamiento nos llega a veces con tanta nitidez y fuerza que ya no puede mediar nada entre él y su cumplimiento».
Paulo Augusto Cañón Clavijo

Paulo Augusto Cañón Clavijo

Redactor

Colombiano, periodista y lector de tiempo completo. Escribo para encontrarme. Apasionado del fútbol, la música, los elefantes, las mandarinas y los asados.

Caro Poe

Caro Poe

Directora de Diseño

Diseñadora gráfica.

Soy encargada del departamento de Diseño e Ilustración de este hermoso proyecto. Estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Como no soy escritora, encuentro de gran complejidad describirme en un simple párrafo, pero si me dieras una hoja, un bolígrafo y 5 minutos, podría garabatearlo.

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