Sofía Cervantes
Hace unos días decidí leer un libro que me habían recomendado desde hace tiempo pero sinceramente se había quedado plasmado en la lista infinita de «libros por leer» que tengo.
No exagero cuando digo que estoy tan maravillada con la forma de escribir de la autora, con el paso del tiempo me he dado cuenta de que puedo agrupar en dos secciones los libros por el efecto que causan en mí: están aquellos que me hacen pensar sobre la forma en la que vivo y como podría vivir, y los que me absorben embriagándome en sentimientos al grado de hacerme sentir feliz o triste. Me parece que esto se debe a la forma en que el autor plasma su esencia en la obra, creo firmemente en que no existe libro que no proyecte un poco sobre la vida de su autor y en la medida en que esto sucede causa más o menos sentimientos y reacciones en el lector.
El libro que leí le he puesto en el segundo grupo, es una obra en donde su escritora se desnuda ante el lector mediante la exposición de todo su sentir. Al menos, yo le he percibido así, he percibido partes de ella dispersas como piezas de un rompecabezas entre los personajes del libro, piezas que al juntarse forman la grandeza de una personalidad sumamente compleja.
Debo decir que leer este libro fue complicado, la narración me resulto muy extraña y las primeras páginas tuve que leerlas dos veces antes de tomarle el gusto, estuve a punto de dejarlo por un momento pero hubo algo que me detuvo y fue la forma tan sublime de describir la naturaleza. El tener siempre el amanecer, el atardecer, el movimiento del agua, el sonido de los pájaros por la mañana y el soplo del viento, cerca de nosotros nos ha hecho no darle importancia, creemos que es estático pero ¿qué pasaría si mañana no pudiésemos ver más el amanecer? ¿Nuestra memoria tendría los suficientes recursos para tener un recuerdo nítido del suceso? ¿O por el contrario, nos arrepentiremos de no haber disfrutado lo suficiente cada segundo, cada movimiento y cada sensación como para que quedasen inmortalizados en nuestra memoria?
En esta obra, al menos para mí no hay personajes favoritos, todos retratan la simpleza humana del actuar y la complejidad en el sentir, cuando uno dice que tiene un personaje favorito es porque éste posee cualidades o habilidades admirables que uno desearía tener; no obstante, los personajes de este libro son tan realistas que los defectos de cada uno son notables y es por eso que todos son tan interesantes pero ninguno refleja un ideal puro de admirar.
Te presentan a los personajes uno a uno y al mismo tiempo sigues sin saber quiénes son, es decir, a pesar de que aquí son descritos los pensamientos y sentimientos aun así sólo conozco mi propia perspectiva de lo que son y no lo que en realidad son. Me ha hecho preguntarme: ¿Qué es la realidad si todos la percibimos de forma distinta?, ¿en algún momento de nuestra vida conoceremos una realidad pura, una que no se vea modificada por nosotros sobre nosotros mismos o sobre otros?
La autora ha retratado sentimientos con precisión pero de forma indirecta, desde una tristeza que hace sentir un vacío en el pecho haciendo eco, inclusive aquel sentimiento de calma y tempestad como una ola arrastrándote de forma sutil hacia las profundidades del mar, hasta la esperanza y el deseo creciendo de forma silenciosa y emanando desde lo más profundo del ser humano.
Palabras finales…
Repleto de percepciones, así es como definiría a secas este libro.
Llegado este punto, se preguntarán porque no he mencionado ni el nombre del libro ni el de su autora, la respuesta podría parecer cliché pero me gustaba la idea de que conforme le daban lectura pensaran en un libro que encajara o al menos incrementara el interés por saber de qué libro se trataba.
Además también hay una última razón y es que hay autores que son amados o son odiados sin más, y este es el caso de Virginia Woolf, si bien hay varias razones del porqué podrían no gustarte las obras de un autor, creo que muchos autores tienen obras buenas que no llegamos a leer por encasillarlos debido a recomendaciones de otras personas o porque tuvimos una mala experiencia con una de sus obras y asumimos que las demás también serán malas, esto también podría suceder por esperar demasiado de un libro y que al final no sea tan bueno.
Es por todo lo anterior que repleto de percepciones es como yo definiría Las olas, puede que no te guste o puede que sí, puede que lo abandones como yo estuve a punto de hacerlo al principio, puede que te parezca aburrido y es precisamente porque cada quién tiene su percepción de las cosas.
¿Lo recomendaría? Definitivamente sí.
¿Te va a gustar? Bueno, esta obra en particular tiene muy buenas reseñas y también muy malas, será una apuesta en una ruleta.
Sofía Cervantes
Redactora
Mi nombre es Sofía. Soy una persona apasionada por los video-juegos, las series y la literatura. En mis tiempos libres disfruto de encontrar joyas ocultas entre los video-juegos indie.